Capítulo Veintidós: Lo Siento

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KHALESSI

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KHALESSI

Abro los ojos gracias a los sonidos que produce el monitor de mi pequeña bebé, los cuales son pequeños chillidos de incomodidad. Giro mi rostro con la esperanza de encontrar al padre de mi bebé a mi lado, pero me llevo con la sorpresa de que no está. Suelto un suspiro pensando en que de seguro se encuentra en la cocina como siempre, preparando el desayuno.

Me levanto de la cama y camino hacia mi armario, tomando algo de ropa para ponerme. Una vez que mi cuerpo se encuentra cubierto, salgo de mi habitación y me adentro hacia la de mi pequeña bebé para revisar que todo esté bien con ella. Una sonrisa se posa en mis labios al pensar que todo ahora se encuentra más que bien.

Ayer fue una de las mejores noches de mi vida, cada detalle que él tuvo conmigo fue una manera de demostrarte la razón por la cual me enamoré de él en primer lugar. No solo me enamoré de él por su apariencia física y por conocerlo durante toda mi vida, al contrario, me enamoré de su forma de ser, y de lo amoroso que puede llegar a ser cuando se lo propone. Es una de las personas en las cuales confío ciegamente a pesar de todos nuestros obstáculos.

—Mamá promete solucionar todo con papá —le susurro, ella volviendo a quedarse dormida.

Salgo de la habitación con una sonrisa enamorada en mis labios, bajando lo más rápido que puedo las escaleras para encontrarme con él y decirle lo mucho que lo amo. Recorro la sala con la mirada, no hallando rastro de él, por lo cual mis pies me llevan hacia la cocina, pero me llevo con la sorpresa de que tampoco se encuentra allí. Suelto un pequeño grito ahogado cuando no lo encuentro por ningún lugar.

Entro a mi oficina cuando es el último lugar que queda, encontrándolo sin ningún rastro de él. Estoy por salir cuando me percato de varios papeles esparcidos por el escritorio, lo cual me hace acercarme con miedo a él. El pulso comienza a acelerárseme cuando me encuentro delante de ellos.

Mis manos tiemblan al ver su firma en cada uno de los espacios, renunciando por completo a cada uno de los derechos que solía tener sobre mi pequeña bebé. No, de nuestra bebé. Porque ella es mía tanto como suya. Mi cuerpo ha comenzado a temblar de la rabia que corre por mis venas al pensar en que en realidad los firmó sin ni siquiera darme tiempo para impedirlo.

Aferro ambas manos al escritorio, dejando mis lágrimas correr sabiendo que he perdido mi última esperanza de volver a sentirme completa a su lado. Pensar que he perdido una vez más el poder estar con él para siempre, hasta el último de mis días.

Me volvió a dejar, aquello se repite en mi mente una y otra vez mientras el recordatorio de que probablemente ya se encuentre lejos me carcome cada centímetro de mi piel. Cierro los ojos encontrando los suyos, aquellos de un bello azul marino, los cuales cada vez que los miro me hacen recordar al océano.

Océano el cual acaba de volver a irse de mi lado.

Giro el rostro encontrándome con un sobre de papel, el cual tiene mi nombre escrito por su puño y letra. Tomo aquello entre mis manos, las cuales aún se encuentran temblando gracias al miedo que ha invadido todo mi organismo. Abro lentamente el envoltorio, sacando varios papeles los cuales se encuentran doblados en un pequeño cuadrado.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora