Cuatro jóvenes... un hospital... Y una psiquiatra enferma.
Éstos son los ingredientes que devoran (o por los que son devorados) los autores Víctor, Vanessa, Laura y Aida para dar vida, respectivamente, a Joel, Paula, Irene y Aida.
Los caminos tortuo...
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6:00 de la mañana, ella andaba por aquella calle solitaria, pensando en la de veces que había salido de fiesta en el mismo lugar y a la misma hora, pero ya no se dirigía a casa con resaca.
A base de pensamientos cada vez más negativos, llegó a la conclusión de que quizás su decisión no había sido la menos acertada, la confusión (como siempre) reinaba en su mente y la frustración debida al miedo al fracaso todavía más.
En la entrevista que siempre les hacen a los pacientes antes de entrar allí no se comportó como una estúpida como solía hacer cada vez que tenía una primera cita con un experto en la mente o algo parecido, fue algo más sano, algo más en un paisaje del estilo "quiero salir de esta puta mierda", algo olía bien en ese lugar tan parecido a una cárcel desde fuera, ella ya tenía claro que no era así de cancerígeno.
En sus tiempos más oscuros... espera, no os la he presentado; Aida, tiene 18 años, joven ¿verdad?, pues no diríais lo mismo si conocierais todo lo que ha vivido, la edad no es un número dicen, pues ella opina que son experiencias y a ella no es que le sobren... pero tampoco le faltan.
Sigamos, en aquél lugar tan parecido por fuera a una cárcel en el que bla entrevi...bla...psiquiatr...bla bla bla... su primer día fue algo extraño para los demás porque llegó allí de la forma más extraña que se podría llegar: feliz, eufórica, contenta... ¡con ganas! ¿Qué? Es sencillo, tenía miedo, mucho.
