Cuando desperté me encontraba tumbada en una cama desconocida, y no solo eso, tenía las manos y los pies atados a esta, de manera que no podía moverme. También tenía un rollo de tela en la boca que me impedía gritar. Empecé a agobiarme mucho por aquella situación y sin darme cuenta ligeras descargas eléctricas escapaban de mi cuerpo para después recorrer el metal del que estaba hecha la estructura de la cama.
- ¡Ay! -escuché a mi izquierda.
No podía creerlo.
- Así que eres mutante... -murmuró para sí.
Mis mismos ojos azules, mi mismo cabello rubio, aunque un poco más largo y recogido en una trenza, mis mismos lunares... ¿cómo era posible?
- Voy a quitarte esto de la boca, pero como intentes gritar volveré a dormirte, ¿de acuerdo?
Asentí levemente. Ella cumplió su palabra y retiró el rollo de tela de mi boca.
- ¿Quién eres? -preguntó.
- ¿Quién eres tú? ¿Y por qué somos iguales?
- He preguntado yo primero, responde.
- Me llamo Diana, ahora soy aliada del Gobernador. ¿Y tú?
- Me llamo Ione y soy la hija del Gobernador.
Nos miramos confusas por unos segundos.
- Esto no tiene sentido, si tenemos padres distintos, ¿cómo podemos ser iguales? -intervine.
- Las dos fuimos engendradas en laboratorio, pero...
- ¿Tienes algún don?
- Acabo de dormirte con solo cantar una nana, juzga por ti misma.
- Aun siendo iguales por fuera... tenemos dones distintos... Espera un momento, si eres mutante, ¿cómo puedes vivir en la ciudad?
- Mi padre me enseñó a esconder mis poderes desde que descubrí que los tenía. No quería que desapareciera como tantos otros chicos y chicas de la ciudad. Por eso nuestra mansión está rodeada de guardias y bien acorazada.
- ¿Nadie más lo sabe?
- Solo tú, pero no dirás nada.
- ¿Cómo estás tan segura de ello?
- Porque si lo haces, tu alianza con mi padre se romperá, te encerraremos como prisionera y te cortaremos la lengua.
- ¡Vosotros sí que sabéis cómo tratar a un invitado! -dije irónica.
- Al menos no he dicho nada de matarte, deberías estar agradecida. De todos modos, nada de eso tiene por qué suceder si no le cuentas nada a nadie.
- No estoy aquí para tener conflictos contigo, sino para salvar tanto a nuestra especie como a la suya, así que te sugiero que me sueltes y hagamos como si esta visita nunca hubiera tenido lugar.
Tras unos segundos Ione comenzó a desatarme. Cuando quedé libre, me dijo:
- Ahora vete, y recuerda nuestro acuerdo.
- Por supuesto.
Me levanté y me dirigí hacia la puerta mientras me fijaba en un cuadro de la pared que contenía una foto de Ione con unos seis años abrazando a su padre. Ahora que lo pensaba, yo no había podido conservar ninguna fotografía de mi familia, ni cualquier otra cosa suya. Bajé las escaleras y giré el pomo de la puerta de mi habitación, pero esta no se abrió. Volví a intentarlo sin obtener resultado así que llamé a la puerta con los nudillos. Esperé unos segundos y el rostro de un somnoliento Aiden apareció.
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Dime Quién Eres [2a parte]
Science Fiction[SEGUNDA PARTE DE DIME QUIÉN SOY] Las cenizas del pasado volverán a arder más que nunca. Desentierra el pasado para que pueda haber un futuro. POSICIONES #44 en Ciencia Ficción [01/06/2016] #26 en Ciencia Ficción [03/06/2016] #19 en Ciencia Ficción...