•ADONAI•
- Adonai, hijo, hazme el favor y peina a tu hermana, no quiero que lleguéis tarde.
- Vale, mamá. Ven aquí, pequeñaja -le dije a mi hermana riendo mientras cogía el peine.
La senté en el taburete y comencé a pasar el peine por su larga melena castaña.
- ¿Por qué tienes tanto pelo, Diana?
- Para poder parecer una leona por las mañanas y rugir -respondió antes de soltar un rugido adorable.
- ¿Una leona sin dientes?
La miré en el espejo, le faltaban los dos incisivos superiores debido a una caída y uno de sus dientes definitivos comenzaba a asomar en la encía. Ella rió y pasó la lengua por el agujero de dentadura.
- Pronto tendré dientes otra vez.
- Ya hemos terminado -la informé bajándola del taburete. -Ahora al cole.
Ayudé a Diana a ponerse su mochila y yo cogí la mía. Antes de salir de casa me despedí de mi madre y cogí la mano de mi hermana para caminar juntos por la calle. Otro día de asquerosa niebla contaminante. Saqué mi mascarilla y me la puse, después obligué a Diana a hacer lo mismo.
- Cielo, ponte esto, no quiero que te pongas malita.
Escuchaba nuestros pasos vacíos sobre la acera mientras observaba las partículas oscuras que levitaban a nuestro alrededor. Ojalá todo aquello acabase algún día.
Cogí una bocanada de aire desesperadamente, pero este parecía abrasarme la garganta a su paso. Tosí debido al polvo e intenté incorporarme, pero un dolor terrible en la pierna me lo impidió. El ala derecha me dolía muchísimo, seguramente estuviera rota. Me giré un poco para mirar mi pierna izquierda y descubrí que tenía una barra de metal atravesándola completamente, y no solo eso, al parecer la barra estaba doblada y enterrada por los escombros que tenía yo debajo. Rompí un trozo de la manga de mi uniforme y lo metí en mi boca para morderlo y contener los aullidos de dolor que golpeaban mi pecho. Noté algo caliente fluyendo por mi cabeza. Llevé la mano a mi sien y noté una brecha. Tampoco era demasiado grande como para alarmarse.
Me dolía todo el cuerpo y una fuerte angustia crecía en mi interior. Todo estaba completamente destruido y oscuro. Tan solo podía ver debido a las chispas que soltaba un cable roto que colgaba de lo poco que quedaba de techo y los haces de luz que se colaban entre algunos escombros.
Tenía que liberar mi pierna e ir a buscar a Diana de inmediato, así que arranqué la manga entera de mi uniforme, ya que sabía que la iba a necesitar, y la dejé a un lado. Tomé aire y conté hasta tres. En cuanto empecé a deslizar mi pierna hacia arriba y sentí mi hueso rozando con la barra de metal apreté tanto la mandíbula que pensé que me la rompería. Me detuve unos segundos para coger aire mientras las lágrimas de dolor escapaban de mis ojos sin poder evitarlo. Hice un último esfuerzo y saqué mi pierna. El agujero de unos dos centímetros de diámetro empezó a escupir sangre como si no hubiera un mañana. Y es que quizá no lo habría. Agarré la manga y la até tan fuerte como pude rodeando la herida, aplicando mucha presión quizá pudiera aguantar hasta que... No sé...
Intenté ponerme en pie pero el dolor de la pierna era demasiado fuerte, así que decidí ir a gatas. Tenía que encontrarla. Y a Alan también. ¿Y los del resto de compañías estarían bien? De pronto me vino a la cabeza la imagen de Amber, aquella niña tan dulce no podía haber muerto, ojalá que no... Me arrastré por los escombros y descubrí un cuerpo tendido en el suelo, tan cubierto de polvo que costaba distinguirlo. Una viga estaba aplastándolo y había un charco de sangre rodeándolo.
— Oh, no... Alan... —sollocé.
Puse mis dedos en su cuello para comprobar si tenía pulso y entonces su mano agarró mi muñeca, provocándome un sobresalto.
— Sal de aquí.
— No puedo dejarte aquí, tenemos que encontrar a Diana e irnos, voy a intentar quitarte esto de encima.
— No puedes hacer nada —dijo con voz ronca mientras giraba el rostro para mirarme con sus profundos ojos claros. —Voy a morir hoy.
— ¡No digas eso!
— Lo he visto, Adonai. Y lo que veo siempre se cumple —su voz se vio interrumpida por una horrible tos sangrienta.
— Dios, Alan... ¡Lo siento mucho! —lloré. —Si no os hubiera encerrado no estarías...
— Moriría de todas formas. Lo soñé esta noche, no hay nada que hacer. No pierdas el tiempo conmigo y ve a buscar a Diana.
— No voy a dejarte.
— Seré yo quien se vaya antes —sonrió antes de que sus pupilas se dilataran casi hasta ocupar su iris completo.
— No... —dije con un hilo de voz.
Bajé sus párpados y limpié mis ojos de lágrimas para poder ver el camino a seguir. Bajo una montaña de trozos de hormigón asomaba una delicada mano que hizo que me diera un vuelco al corazón.
— Por favor...
Me acerqué y comencé a apartar escombros desesperadamente.
— ¡Diana, ya estoy aquí!
Conseguí descubrir su torso, así que tiré de ella para sacarla de aquella prisión y la puse en mi regazo. Estaba destrozada, el polvo gris que la cubría se mezclaba con la sangre que emanaba de sus heridas formando una mezcla oscura.
— ¡Diana, mi amor, despierta! ¡Ya estoy aquí!
Noté que su pecho no se hinchaba ni se movía en absoluto.
— ¡Diana, mírame, estoy aquí! ¡He venido a por ti! —sollocé.
La tumbé en el suelo y alcé su barbilla para hacerle el boca-boca. Después empujé sobre su esternón repetidas veces con afán de volver a sentir el latir de su pequeño corazón. Repetí el ciclo unas quince veces, hasta que el agotamiento me impidió continuar. Vi que el vendaje de mi pierna estaba empapado de sangre, pero me daba igual. Coloqué a Diana de nuevo en mi regazo y limpié sus mejillas con mis lágrimas para volver a ver sus maravillosas pecas.
— Diana, no me hagas esto... —lloré. —¡NO ME HAGAS ESTO, MALDITA SEA! ¡DIANA! ¡ESTOY CONTIGO! ¡JODER!
Grité de rabia y de dolor mientras las lágrimas inundaban mi cara y mi alma, sin dejar de estrechar ni un segundo a mi querida Diana entre mis brazos.
No puedo describir lo que sentí en aquel momento, pero sí os puedo asegurar que fue mucho peor que la vez que la vi caer del puente.
Solo hay una cosa peor que ver morir a la persona que amas.
Ver morir a la persona que amas dos veces.
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Dime Quién Eres [2a parte]
Ciencia Ficción[SEGUNDA PARTE DE DIME QUIÉN SOY] Las cenizas del pasado volverán a arder más que nunca. Desentierra el pasado para que pueda haber un futuro. POSICIONES #44 en Ciencia Ficción [01/06/2016] #26 en Ciencia Ficción [03/06/2016] #19 en Ciencia Ficción...