Capítulo 6

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Me volví y lo encontré frente a mí, de pie y mirándome amenazador. Entonces el sonido cesó y caí en su mirada.

Estoy perdido en el bosque. No distingo más que enormes árboles que emergen del suelo nevado. Cada vez me cuesta más caminar, mis pies se hunden en la nieve a cada paso. Un dolor inmenso atraviesa mi tobillo.

- ¡Ah!

Miro hacia abajo y veo la sangre que comienza a empapar mi pantalón y tiñe la nieve de un hermoso color rojo oscuro. Debe de ser una trampa de caza. El pánico me invade. Nunca debí alejarme tanto del campamento, ahora estoy solo, sin mamá para ayudarme.

Las lágrimas resbalan por mi rostro y me siento en la nieve, aguardando un milagro. Pasa el tiempo y nadie aparece por allí para ayudarme. El frío cala mis huesos y cada vez tengo más sueño.

- ¿Hola?

Oigo una voz entre los árboles. Parece tan lejana que puede que sea un sueño.

- ¿Hola?

Entonces la veo, la silueta de una niña. No, espera, de un ángel...

- Tranquilo, te voy a ayudar, ¿vale? No te asustes -dice sacando una navaja.

¿Existe más gente como nosotros? Intento alejarme pero lo único que consigo es que mi tobillo sangre aún más.

- ¡Tranquilo, tranquilo! No te muevas, te voy a soltar.

Su mirada me tranquiliza y dejo de resistirme. Finalmente logra romper el alambre que me apresa y me libera.

- ¿Puedes caminar?

Me incorporo y doy unos pasos. Duele, pero aun así puedo caminar despacio.

- Sí...

- Tú no eres de aquí. ¿Sabes llegar a tu casa?

Asentí con la cabeza aunque no fuese cierto.

- ¡Katherine! -oigo una voz a lo lejos.

- ¡Voy, papá! -grita ella. -Adiós.

Su despedida la oigo como en un susurro mientras la imagen se desvanece y vuelvo a la realidad bruscamente. Ahí está su rostro de nuevo, mirándome confundido. Bajo la mirada hacia su tobillo, que tiene una ancha cicatriz envolviéndolo.

- Tú... -susurró él.

- Eres... -no supe cómo continuar la frase ya que en realidad no conocía su nombre. -Eres real... -conseguí terminar.

- ¿Cómo lo has hecho?

- ¿El qué?

- Introducirte en mi mente. Estás pensando en mis recuerdos. ¿Eres telépata?

- No, leo memorias... al parecer.

Ahora que lo pensaba, aquella era la primera vez que leí la memoria de otra persona.

Él me miró sorprendido y después llevó la mano a su herida, que, a pesar de estar cicatrizando, se había abierto un poco por un extremo y volvía a sangrar.

- ¿Quién eres? -preguntó.

- No tengo por qué decírtelo.

- Si no me lo dices lo averiguaré yo.

- Tú mismo.

- Katherine -dijo.

- Así que lees la mente...

- Así es. Y un consejo, si estás enfrentándote con un telépata, oculta mejor en tu pensamiento la respuesta a su pregunta. Y otro consejo, si no quieres que te capturen, más vale que salgas corriendo de aquí, estás demasiado cerca.

- ¿Cerca?

- Del campamento -dijo él sin mover los labios. -Márchate ahora que estás a tiempo.

- Pero entonces, ¿de verdad nos conocimos de pequeños? -dije en mi cabeza.

- Eso parece. Hay gente acercándose, o te vas ya o te atraparán.

- ¿Por qué me ayudas?

- Tú me ayudaste una vez.

Finalmente obedecí. Cogí mi espada y me puse en pie. Le miré una última vez y corrí para alcanzar al grupo, que me recibió preocupado por mi repentina desaparición.

Dime Quién Eres [2a parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora