Impacto.

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Tu madre se encontraba sacando la ropa que venía en las maletas, cuando un escalofrío le recorrió la espina. Dejó caer la prenda que tenía en las manos y se volteó, asustada. 

Todo era normal. 

Las cosas iban a ir bien. 

Segundos después, recogió lo que se había caído. Se trataba de un vestido tuyo. Al verlo, se le vinieron a la mente algunos recuerdos...

Tu, ayudándola a cargar las bolsas de compra, con una sonrisa, llevando eso puesto.

Tu, platicándole sobre una película que querías ir a ver.

Tu... feliz... viviendo normalmente.

Tu, antes de estar embarazada a los 16 años.

Un dolor de estómago intenso la atacó, y tuvo que sentarse en la cama. 

¿A caso estaba sucediendo algo malo?...

Al mismo tiempo, te encontrabas corriendo despavorida, huyendo de la preparatoria Touou... más concretamente, de Aomine. 

No sabías cuanto tiempo más aguantarían tus piernas, pero tenías que seguir... Las personas que se cruzaban contigo, te quedaban mirando sorprendidos, y te llevabas más de un improperio por haber empujado a alguien en el camino. Poco te importaba, lo único que deseabas era alejarte. 

Doblaste en una esquina, deteniéndote a respirar con agitación, inclinada. 

-¡(T/N)... (T/N)... mierda, vuelve aquí, (T/N)!- Oíste la inconfundible voz de Daiki, acercándose. Abriste los ojos, asustada, y retomaste tu misión. 

Ese chico era muy rápido, te siguió el rastro de la manera más veloz, y eso que te había dado ventaja, pues cuando te vio, se quedó congelado unos momentos. 

Sentías como si estuvieras en una película de terror. En esto se había transformado tu vida, en unos cuantos meses... 

Querías pararte, para tomar un taxi y completar tu plan de irte a otro lado a estar tranquila. Se podría pensar que era una idea estúpida, de hecho, tenías claro que era bastante descabellado, estabas segura de que... cualquier cosa que hicieras, solo retrasaría tu destino, pero no lo cambiaría. Sin embargo, darías todo por unos momentos más de estar alejada de los problemas. Cuando se pusieran en frente tuyo, no podrías arrancar más. 

Miraste hacia atrás. No veías al muchacho. Aprovechaste para meterte al centro comercial que estaba allí, a organizar un poco tu cabeza y ganar un poco de tiempo. Cuando lo miraste más atentamente, te diste cuenta de que era el mismo donde habías besado a Wakamatsu... y luego a Aomine. Te mantenías alerta, con una cara paranoica. 

Por suerte, estaba muy lleno. Las personas parecían extremadamente felices, como si lo hiciesen a propósito. Fuiste hasta los baños de mujeres, y contaste el dinero que traía la billetera de tu papá. 

-*Rayos, esto no es suficiente... me alcanzará para tomar un taxi, ¿pero donde me alojaré?... ¿y si llamo a mi tía?... no, ella le dirá a mis padres... ¿¡Qué hago!?*- Un grupo de chicas te observaron extrañadas. 

-Eh, ¿Te encuentras bien, amiga?- Preguntó una de ellas, con un notorio tono dudoso. 

Tu comenzaste a temblar. Le dirigiste una mirada rápida, y saliste corriendo. Decidiste que simplemente te irías... ya verías qué hacer después, atrasar todo lo que fuera posible una conversación con el oji azul era lo principal.

Te asomaste por una de las tantas salidas del lugar, vigilando que no hubiese nadie conocido, y al comprobar que no era así, caminaste a paso rápido hasta la línea de la acera. Pero entonces...

Me enfermas (Aomine x lectora) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora