Dolor.

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Fue horrible.

Toda la secuencia de sucesos había sido penosa. 

Cuando sentiste los labios tibios de Wakamatsu sobre los tuyos, las náuseas se apoderaron de inmediato de ti. 

No porque su beso hubiese sido grotesco, o porque él te desagradara en particular, si no porque había sentimientos. 

Él si sentía algo especial por ti. 

Él estaba inmensamente feliz, aunque algo desorientado, porque todo había pasado tan repentinamente...

Tu, por otro lado, estabas mirando a Aomine. 

Lo viste, cuando trastabilló y su mirada se expandió. 

Pudiste notar como sus labios se entreabrieron. 

Y lo peor de todo era... que estabas contenta. 

Una sensación de felicidad y triunfo se apoderó de tu pecho, al ver esa expresión alelada del moreno, en el instante que tomaste al chico rubio por el cuello de su camisa. 

Esta vez, el chico no había sido capaz de fingir. No tuvo tiempo. 

¿A quién podía importarle si Wakamatsu estaba siendo parte de tu plan para hacer sentir mal a Aomine? 

Él solo estaba en la posición equivocada, con la posición equivocada. 

Pero al fin y al cabo, había obtenido algo a cambio: un beso tuyo. 

Más no podías hacer. 

Sentiste asco de ti. Pero... no tenías remordimientos. 

¿Cuándo te habías vuelto así?... 

Tan solo tuviste que desviar dos segundos la vista de Aomine, para que cuando volvieras a mirar, él ya no estuviese allí. 

No querías perderlo de vista. Tenías que ver su reacción completamente.

Pusiste la palma de tu mano sobre el pecho de Wakamatsu, y lo empujaste con suavidad. 

-Dios...- Murmuraste, cubriendo tus labios y adquiriendo una expresión dramática en el rostro. 

Él te observó, preocupado. 

-(T/N)... ¿(T/N)-san?- Te llamó, con una sonrisa, aún sonrojado. 

Abriste los ojos y lo miraste. 

-¡Oh, disculpa Wakamatsu-san, todo ha sido mi culpa, fui demasiado atrevida!- Comentaste con falsa inocencia, intentando deshacerte de él lo más rápido posible. 

Tenías que perseguir a Aomine. Ya pensarías qué hacer con este chico en otro momento. 

-¡N-no... cómo crees... ya te lo he dicho, me gustas!- Repitió, volviendo a poner sus manos en tus hombros, pero ahora, eso solo te estorbaba. Lo apartaste con poca delicadeza.

-Yo... ¡Tengo que pensarlo, por favor no me presiones!- Dijiste, fingiendo verguenza, para luego salir corriendo de allí, sin darle tiempo de agregar otra tontería. 

Corriste lo más rápido que podías, sin darte cuenta de que todos en el lugar se habían quedado mirando al joven basquetbolista, y algunos reían con burla. 

¿Dónde podía haber ido?... 

Ese estúpido no iba a salir de allí sin que tu pudieses disfrutar de su sufrimiento. 

"Tu pierdes" 

¿Eso había dicho, no?

Pues que lástima, pues ahora sería él quien perdiera. 

Me enfermas (Aomine x lectora) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora