Me enfermas (Aomine x lectora) (Completa)

Nosotros. (Final)

Les doy la bienvenida al último capítulo de mi historia. Es largo, pero espero haberlo hecho bien para ustedes. 

¿Por qué todo era tan oscuro?...

Como en tu sueño... solo que esta vez, no estabas cayendo. 

Te encontrabas de pie, pero no veías nada. 

Negro... era lo único que distinguías a tu alrededor. 

Curiosa, caminaste a pasos lentos. Mirabas a todos lados.

-... ¿Dónde estoy?... ¿Cómo llegué aquí?... Estoy segura de que papá dijo que iríamos a touou, para hablar con Daiki... pero aquí no hay nada...- 

Entonces, empezaste a oír un sonido a lo lejos. Curiosa, trataste de seguirlo. Era cada vez más claro. 

De pronto, un repentino rayo de luz te nubló la vista. Cubriste tus ojos poniendo el antebrazo sobre ellos. Cuando lo quitaste, te encontraste en un parque. 

-¿Eh?... ¿Pero qué ha pasado?...- 

El sonido se seguía oyendo. Tan solo tuviste que mover un poco tu rostro para darte cuenta de que frente a ti, había una cancha de basketball. De ahí provenía... 

Era un balón siendo botado una y otra vez por un niño que te daba la espalda. 

Sonreíste, y corriste hacia él. 

-¿Estás jugando solo?- Preguntaste, amable. 

Se volteó... y tu te hiciste hacia atrás, asustada.

-Si quieres puedes jugar conmigo, mamá...- Dijo, alegre.- ¡Pero llama a papá también, será más divertido!- 

Abriste boca y ojos exageradamente.  

Ese chiquillo era... idéntico a Aomine... 

Caíste sentada al suelo de concreto. Él soltó el balón, preocupado.

-¡Oye mamá, ¿Estás bien?!- Sujetó tu mano.- Cielos, ¿Qué te pasa?...-

Su sonrisa era preciosa. 

Te acercaste y lo abrazaste con fuerza. 

Pareció confundido. 

-¿Estás triste?...- 

-N-no sé... solo tengo que abrazarte... siento que nunca más podré hacerlo, no entiendo por qué...- 

-¿Qué dices?... papá y yo siempre estaremos contigo... incluso si no me ves, siempre estoy contigo, mamá.- 

Miraste tus dedos... tenían sangre. 

-Te maté... ¿Te maté, verdad?- Preguntaste, comenzando a llorar. 

-Mamá, tu nunca harías algo tan terrible... solo tenías miedo... pero ahora tienes que dejar de huir... - Acarició tu cabello.- De lo contrario, siempre estarás llorando... yo no quiero verte así...- 

Sus palabras se clavaron en tu pecho.

-Pero... ¿No te das cuenta de lo que he hecho?... ¡Te negué la oportunidad de vivir!... ¡¿Por qué estás feliz?!- 

-Como te dije... yo siempre estaré cerca de ti... ¡Nunca voy a irme!... si tengo que sufrir un poco porque tu abras los ojos, no me importa...- 

No podías dejar de llorar. El pequeño tenía tanta alegría en esa expresión traviesa de su rostro... ¿Cómo habías sido capaz?... 

Oíste unos pasos.