Me enfermas (Aomine x lectora) (Completa)

No más.

¿¡Qué estaba pasando contigo?!

Satsuki llegó hasta ti y te estrujó en sus brazos como hacía siempre. Tu te encontrabas observando la expresión facial del peli azul. 

Su rostro se había iluminado. 

-¡(T/N)-chan!, ¿¡Por qué has faltado hoy a la escuela!?- Preguntó la muchacha, con expresión enfurruñada.- ¡Te extrañé!, ¡además ayer...!- Entonces, ella reparó en el muchacho.

-¿Eh?... ¿Aomine-kun?- Disminuyó un poco la presión de su abrazo.- ¿Qué haces aquí?... ¡Y tu también has faltado a la escuela!, ¡Apuesto a que te quedaste holgazaneando!- Momoi frunció el ceño. 

-¿Ah...?, ¿Qué?... yo...- Tartamudeo el chico. Pare

cía tratar de mantenerse en su modo de siempre, pero simplemente, cualquiera hubiese notado lo nervioso que se sentía.

Miraste con cuidado a los dos jovenes. Fue ahí cuando una idea pasó por tu cabeza. 

Aomine besando a Momoi. 

Abrazándola con cariño. 

Mientras tu estabas allí, sobrando. 

-No te metas en mis asuntos, al fin y al cabo, mi único deber es ganar los partidos, y eso hice anoche, ¿verdad?... gané.- Su tono sonó malicioso. Porque ese había sido su objetivo. 

Diste un respingo al oír su última palabra. 

Esta vez estabas segura de que te había mirado de reojo. Aomine te había mirado por un momento, aun estando junto a Satsuki. 

Sacase esos tontos pensamientos lejos de ti, y te concentraste en lo último. 

Con esa simple palabra, él estaba recordándote su beso de anoche. 

Porque él había "ganado" y tu habías "perdido".

Apretaste los dientes y lo miraste fijamente. La peli rosada se sintió extrañada ante esa reacción tuya, pero no dijo nada. 

-Tu estás cada vez peor.- Comentó Satsuki, severa.- 

-Ah, ya cállate, siempre estás repitiendo lo mismo.- El muchacho rodó los ojos. 

Sentiste envidia, ¿cómo podía ser tan bueno escondiendo sus sentimientos?

-Es porque es la verdad.. tú...- Momoi interrumpió su propia frase y los miró a los dos.- Por cierto, ¿qué están haciendo ustedes juntos?- Preguntó confundida.

Viste como Aomine arqueó una ceja, y pudiste sentir como te ponías roja de inmediato. 

-Bueno, la verdad... ahm...- No podías encontrar las palabras correctas. Lo único que querías era negar cualquier cosa rara que tu amiga se imaginara, pero solo estabas empeorándolo, y eso te ponía más nerviosa. 

-Tsk.- Oíste quejarse a Daiki, y volteaste a mirarlo inconscientemente.- Podrías preguntárselo a ella... no hace más que meterse en mi camino y hacerme pasar malos ratos.- Sentenció, dejándote con la boca abierta. 

Luego, procedió a darles la espalda a las dos, y empezar a caminar en la misma dirección de donde venía. 

-Ya, Satsuki, te veo luego.- Se despidió, seco y desanimado. 

-¡Dai-chan!- Gritó la chica, tapándose la boca en el acto. Tu abriste los ojos, un tanto sorprendida, y él se detuvo un momento. 

-*¿Dai-chan...?*- La miraste con atención. 

La verdad no te sorprendía que lo llamase por su nombre... ¿Pero ponerle un apodo tan cariñoso?

Te encontraste a ti misma sintiéndote... ¿molesta?