Recuerdos dolorosos.

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-¡¿Cómo puedes ser así con alguien que se preocupa tanto por ti?!- 

-(T/A)-san...- Balbuceó Satsuki.

Aomine te mató con la mirada, sus ojos expresaban tanto desprecio que no podías soportarlo.

De pronto, una sonrisa llena de arrogancia se asomó en el rostro del chico. Te sorprendiste.

-Oye, Satsuki, ¿y este esperpento?- Preguntó el peli azul dirigiéndose a Momoi, pero sin quitarte la vista de encima.

Sus palabras te dolieron.

-¡Aomine-kun!- Lo regañó la chica de cabello rosa.

-...¿Cómo has dicho?...- Preguntaste lentamente, apretando los puños.

-Fuera de mi vista, mamarracho.- 

-Imbécil... ¿Quién te has creído?, tus palabras no me afectan en lo absoluto, no me importa lo que me diga alguien como tu, pero no permitiré que maltrates a Momoi-san.- Parecías fuerte y segura, pero tenías un nudo en la garganta, cosa que tristemente Daiki había notado.

-Vete a llorar a otro lado.- Dijo Aomine burlonamente.- Y no te entrometas en asuntos que no te incumben, esto es entre Satsuki y yo.- Dicho esto, se levantó y se acercó a ti. Te miró con aquellos ojos llenos de desdén otra vez. Sentiste una opresión en el pecho.

-¿No tienes espejos que romper?- Agregó él cruelmente.

Aquello ya había sido suficiente.

Sentiste como tus mejillas se encendían de rabia y tu corazón latía con fuerza. Hace mucho tiempo que no sentías tal nivel de enfado. 

Ni tan siquiera alcanzaron a pasar  5 segundos. Pero se hicieron eternos.

¡Plaf! una cachetada con toda tu fuerza golpeó la mejilla de Aomine. 

Momoi estaba paralizada y no sabía que hacer.

Daiki parecía sorprendido, le habías dado vuelta el rostro.

Tus ojos llorosos lo miraban fijamente, apretabas los dientes y estabas temblando ligeramente.

Lo odiabas.

-¡Muérete!- Le gritaste, para luego salir corriendo de allí a todo lo que daban tus piernas.

-¡(T/A)-san!- Momoi quiso detenerte.-¡Aomine-kun, estúpido!- Salió corriendo tras de ti.

-¡Oye, Satsuki!- El moreno aun parecía atontado. 

Satsuki te persiguió velozmente, te vio doblar hacia los baños de chicas y se dirigió rápido hacia allá. Sintió como de un portazo te encerraste en uno de los cubículos.

-¡(T/A)-san!, ¡(T/A)-san!, ¡Por favor abre la puerta!- Golpeó en repetidas ocasiones.

Te quedaste callada. El nudo en tu garganta y las lágrimas que caían de forma insistente por tus mejillas no te dejaban hablar. Estabas en posición fetal sentada al lado del retrete.

-Aomine-kun es un tonto, en serio... por favor perdónalo...- El tono de voz de Momoi demostraba triteza y preocupación. 

-Por favor... déjame sola.- Contestaste en voz baja y entrecortada.

-¡Pero...!-

Entonces ella pudo escuchar el dolor de tu llanto. Se alejó de la puerta.

-...¿Estarás bien...?- Preguntó.

No hubo respuesta.

-Bueno... Si necesitas algo... solo dime... ¿Vale?- La chica se retiró lentamente sintiéndose un poco culpable.

Te quedaste sola. Todo estaba en silencio.

La razón por la que te afectaron tanto las palabras de Aomine no era porque fueras una egocéntrica, si no porque había abierto una vieja herida.

"Eh, chicos, ahí viene la fea"

"No quiero que esa chica se junte con nosotros... Su apariencia me da escalofríos"

"¡Tiene cara de chimpancé!"

Aquellas palabras, que habías oído repetidas veces durante tu niñez, volvieron a tu mente y oprimían tu corazón. 

La verdad es que creías que ya lo habías superado. Antes tenías un carácter sumiso, eras una chica solitaria y dejabas que todos te molestaran. Sin embargo, habías cambiado, ahora tenías más seguridad y fuerza para enfrentar los problemas. Estabas consciente de que los niños eran crueles y no eran totalmente responsables de sus actos. Además, tu apariencia había cambiado desde ese entonces. Pero nunca pensaste que oír burlas otra vez, de alguien de tu misma edad, te afectaría de tal manera.

No volviste a entrar a clases aquella tarde. Te marchaste a tu casa apenas sonó la campana. 

Al otro día, entraste al salón con rostro serio y una mirada triste. Apenas cruzaste la puerta, notaste que había alguien en la mesa vacía que estaba junto a ti del día anterior.

Ahí estaba el, con su semblante desagradable. No pudiste evitar que se te revolviera el estómago, de tu rostro se apoderó el rechazo.

¿Por qué estaba allí?, no podías entenderlo.

El pareció notar de inmediato que no te agradaba su presencia, te dirigió una mirada de hielo y luego volteó su vista hacia otro lado.

Caminaste hasta tu asiento y te sentaste evitando hacer contacto visual con él. De inmediato miraste a la ventana. 

-*¿Por qué?... ¿Por qué tiene que estar junto a mi?... No lo soporto...*- Pensaste, apoyando el rostro en tu mano.

En ese instante entró el profesor y el ruido que invadía la clase fue disminuyendo poco a poco.

-Buenos días, estudiantes.- Saludó el hombre.

Todos contestaron al unísono.

-Para nuestra clase de historia de hoy, planeé un trabajo en parejas.- Comenzó  escribir en la pizarra.

-¡Fumiko, sé mi pareja!- Escuchaste que decía un chico sentado al frente de la clase.

-No, Tatsumaki-kun.- Lo interrumpió el maestro.-Yo formaré los equipos.- 

Apenas lo oíste, tuviste un mal presentimiento.

Continuará...

Aquí está el segundo cap., espero que les guste :3 



Me enfermas (Aomine x lectora) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora