Muñeca viviente pate 3: Muñeca rota

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Ya había pasado dos día desde que la vampiresa de sangre noble se estaba quedando allí, Zero ni siquiera quería salir y Kiku-chan no dejaba que a ninguno acercarse al peliplata, todos estaban preocupados, pero no podian hacer nada.

Kaname se sentía realmente culpable, y cuando quizo entrar al cuarto del peliplata el perro le habia mordido.

Si...admitia que se lo merecia. ¿por qué siempre tenía que poner su estatus social cuando se trataba de Zero?, aquel chico que vio la otra noche tenia razón, aunque no quiera ver llorar a Zero...lo seguía haciendo.

Desde que lo conoció lo odió, lo repudió y siempre trato de herirle, tanto psicológica como físicamente, incluso lo usó como peón en su juego de ajedrez...Pero ahora mismo le dolía el corazón, sentía culpa, no entendía la razón de por qué aquellas emociones inundaban su cuerpo haciéndole sentir de la peor manera.

Suspiró pesadamente, pasó su mano por sus ondulados cabellos castaños y los peinó hacia atrás, fijó su vista por la ventana...¿qué era lo que sentía por Zero?, desde que estuvo conviviendo con aquel peliplateado su vida a cambiado, sentía la necesidad de protegerlo, velar por su bienestar, cuando Zero acariciaba su rostro para saber que expresión ponía le hacia sentir una calidez que no sabia describir, paz, tranquilidad...

Cuando vió el cuerpo desnudo del ex -cazador sintió una necesidad de tocarlo, pero no se atrevió, un ser hermoso como el no merecía que alguien profanara su cuerpo, que alguien le robara su inocencia por simple arrebato sino que lo hiciera por amor....¿amor?...¿será eso lo que realmente sentía por Zero?...no ,no podía ser, el tenía un compromiso pendiente con su hermana Yuuki, pero al ver a Zero...

Lo cambiaria cambiaría todo?¿sería capaz de hacerlo?, cuanto daría para ver sonreir a Zero, de poder estar a su lado y hacerlo feliz, de arrebatar su dolor y sufrimiento, de brindarle el cariño y el apoyo que merecía.

Pero no era así, frente a él se encontraba el cuarto del peliplata, justo frente de él estaba aquel testarudo chico, allí en su interior, dañado por su culpa una vez mas, escuchaba como le contaba sus penas al pobre cachorro, cada palabra le desgarraba el pecho, la culpa lo carcomía...es cierto, Zero tiene razón, aunque lo haga inconscientemente ,siempre ponía a Zero en último en la lista...tal vez los cazadores tenían razón...Los vampiros son despiadados, llenos de egoísmo, deseos y anhelos impuros, no le importaba nada...así era él...al fín había encontrado alguien especial, único...¿y que hacía?...simple...hacerlo sufrir.

-"felicidades Kaname ..mira lo que logradte"-se dijo mentalmente en tono sarcástico.

Se dio valor y entró, Zero estaba cubierto, bajo aquellas frazadas delgadas, se acercó ,estaba a su lado, sonrió tristemente y acarició sus platinados y largos cabellos, eran suaves y muy brillantes, el Kiryuu se removió un poco, despertando de su siesta.

En cuanto lo hizo sintió el aroma del castaño, la fragancia de rosas y un peculiar toque de sangre entremezcladas .

-¿Ka...name?-susurró suavemente, sus ojos estaban abiertos. El contrario solo se agachó a la altura de su rostro.

-Si...soy yo-dijo quedadamente sintiendo un nudo en su garganta.

-quiero...estar solo...-dijo el otro mientras una traicionera lagrima escapó de sus cristalinos y grisáceos ojos.

-no quiero que llores...soy un estúpido...por favor, perdóname, si quieres golpearme hazlo...pero por favor no llores mas-dijo el castaño en un susurró, su voz sonaba verdaderamente arrepentida. Con mucho cuidado limpió la lágrima con su dedo pulgar.

Hubo un silencio que mataba a Kaname, sentía que no habría solución al daño que él mismo ocacionó.

Hubo silencio, largo...demasiado y cada segundo que pasaba carcomía vivo a Kaname.

SERÉ TUS OJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora