Despespertar de los seres nocturnos

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Ya era media noche, las criaturas se levantaban de su prisión, 100 años habían pasado en letargo y ahora nuevamente volvían a abrir los ojos.

Aquellos vampiros que no estaban bajo las reglas del consejo, los mismos que se encontraban dormidos se levantaban de sus ataúdes.

La fría noche los envolvía, las tinieblas revestían el paisaje, el cielo estaba completamente despejado, sin estrellas, sin nubes, solo la oscuridad rodeaba a la luna, aquella misma luna que coronaba el firmamento.
Rojo era su color, al igual que la sangre, carmesí, brillaba en lo alto atrayendo a los seres nocturnos.

Aquellos espectros se dirigían al lugar al que eran llamados, lentamente caminaban, la luna era su guía, después de un siglo encadenados al fin podían volver a ver aquel mundo donde tanto desastres les encantaba causar.

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Sobre el altar adornado con rosas negras, aquel gemelo colocó a su hermano que dormía, acomodó sus mano y cuando estuvo listo, Will colocó una camellia roja al costado de su cabeza, las muñecas estaban bien posicionadas a los pies de aquel altar, a la derecha se encontraba la muñeca "resucitada", vestida de rojo que representaba a Shin, a la izquierda la muñeca "plañidera", vestida de negro que tenía la apariencia de Yuuki y al medio la muñeca "Central", el sacrificio, representaba a Zero y vestia de lila y blanco.

Tras de él, a la derecha, inmóvil estaba de pie Yuuki quien tenía los ojos opacos y no parpadeaba, y a la izquierda, encadenado con cadenas negras como el ónix estaba el Kiryuu, tirado en el suelo aun inconsciente.

Solo faltaba esperar solo dos horas más, ése era el día, ya había llegado, la poesía pronto sería recitada y su amado hermano al fin estaría a su lado como él deseaba.

Will apretó sus labios en disgusto y dio un pequeño bufido.

-tks... ya están aquí -murmuró entre dientes.

Tendio su brazo hacia el frente y dijo- cazadores de las sombras... vayan a encuentro de nuestros queridos visitantes -

Sonrió de medio lado al oír aullidos a lo lejos.

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Doce y media de la noche...

Kaname encabezaba aquel ejercito de vampiros y cazadores y a su lado iba Kiku-chan , detrás del castaño estaban Cross, Yagari e Izaya, seguido de ellos Kaito, Hanabusa, Akatsuki, Senri, Rima, Takuma, Ruka Y Seiren, seguido de los cazadores y por último los demás vampiros, no faltaba mucho y según el gemelo menor, la ceremonia sería en la hora muerta.

Si bien los vampiros con su velocidad podían llegar en un instante, los humanos no, el Kuran se sentía impaciente, quería poder estar con Zero, pero tampoco podía dejar atrás a sus aliados y mucho menos a la familia de su esposo.

-Solo aguarda, mi amor-susurró, tenía la mirada fría, atenta, no dejaba pasar nada por alto.

Miró el cielo, pronto sería la hora, pronto una sangrienta guerra se desataría, muchos morirían estaba seguro de eso.

Un aullido se escuchó, ese sonido alertó a todos los que marchaban, ojos cual esmeraldas, un verde brillante, se podían apreciar en las tinieblas de la noche, igual que la luz de las luciérnagas, justo frente de ellos un enorme perro de pelaje azabache, caminaba de manera acechadora hacia ellos, se podía ver como el cuerpo del animal estaba carcomido, se veía sus costillas y sus órganos salir de su interior, aquel canino enseñaba sus amarillentos dientes de manera amenazante.

Kiku-chan comenzó a ladrar poniendose enfrente de Kaname. El can negro dio un ensordecedor aullido, haciendo eco, al poco tiempo fueron rodeados por una manada de aquellos animales putrefactos, cadáveres vivientes.

El que parecía el líder se abalanzó contra ellos, dando señal de ataque, un encuentro se llevó a cabo, la sangre coagulada de aquellos animales al ser rebanados despedía un olor nauseabundo, eran mucho mas que ellos, Kaname usando sus familiares lograba eliminar a la mayoría de ellos, las entrañas eran arrancadas de sus cuerpos, entre ladridos y aullidos, hasta los sonidos de metales y balas se oían en aquel oscuro bosque.

Ruka los controlaba haciendo que entre ellos se despedazaran, Shiki con su latigo de sangre arremetía contra ellos desmembrándolos.

Eran demasiados, no dejaban de aparecer de entre los arbustos, muchos habían perecido, mas cazadores que vampiros, algunos cuerpos eran devorados frente de sus ojos, hasta aquellos vampiros que también luchaban, estaban cayendo de apoco.

De la nada salió de entre las sombras un enorme perro blanco en igual condiciones, tenía una cuenca de su ojo vacía y se notaba como su putrefacto corazón palpitaba, esta se abalanzó contra Kaname, el cual la esquivó fácilmente, Kiku-chan se dirigía hacia aquel ser, el perro putrefacto estaba apunto de asesinar al cachorro siberiano pero Kaito se interpuso cortando ágilmente su pata. Aquel perro blanco dio un alarido estruendoso que hizo que todos taparan sus oídos, eran gritos desgarrantes de mujer, poco a poco el enorme animal fue tomando forma humana, se pudo ver una mujer de cabellos albinos y un ojo verde brillante, el otro estaba vacío, y se podia ver su cavidad,  parte de su mandibula estaba dañada, su abdomen y pecho desgarrados enseñando sus órganos y parte del intestino colgaba, vestía un andrajoso vestido blanco hasta los tobillos, se podía ver fácilmente que estaba descalza.

La mujer arremetió contra ellos...un disparo, solo eso se escuchó, Yagari había perforado el cráneo de aquella bestia con su escopeta, la mujer cayó al suelo inerte , su cadáver se fundió en una masa verde viscosa, similar al color de sus ojos, toda la manada se desintegró al mismo instante.

Todos observaron a los caídos, sus cuerpos a medio comer. Y las cenizas.

-La muerte en la guerra no se pueden evitar...Debemos avanzar-dijo Kaien y siguieron avanzando hacia adelante, estuvieron mas de una hora luchando con aquellas bestias putrefactas que salían de entre las sombras.

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-La luna esta alineandose en el centro, ya solo falta una hora más-dijo el pelirrojo mayor observando el cielo.

CONTINUARÁ...

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