Secuestro: el grito de guerra

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Will armaba el altar, estaba tan bellamente decorado, era una cama de rosas negras muy bien apiladas, el sitio donde se llevaría a cabo la ceremonia era una pradera amplia, en donde cada 100 años los seres nocturnos salian de sus prisiones y se dirigían allí a celebrar su despertar.

Todo estaba ya casi listo...Pronto aquella gris tarde de otoño acabaría, el ultimo día estaba a tan sólo horas.

Al fin su deseo de estar eternamente con su hermano se cumpliría.

Elevó la vista hacia el cielo gris, ya era hora...dejando el altar allí, en donde nadie se atrevería a siquiera acercarse.

Caminó lenta y elegantemente como cualquier sangrepura. Su destino era el último requisito que se necesitaba para comenzar con la ceremonia, iría en busca del sacrificio.

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Zero se encontraba con Kiku-chan en brazos, acariciando sus grisaseos pelos, escucho el quejido se los vampiros que Kaname había dejado allí para que lo cuidaran,  seguido de el aroma a sangre, sintió  una presencia extraña  pero conocida, estaba justo en aquella sala, el pequeño perrito siberiano ladraba y gruñia  al desconocido, eso hizo que Zero se pusiera en guardia, parándose de aquel sillón, escuchó los pasos acercarse hacia él. El peli plata solo retrocedía hacia atrás a medida que aquel ser se acercaba.

-¿qué ocurre, Zero?, ¿a caso no te lo dije?, solo tu posees la misma pureza que mi hermano, y ahora llegó tu momento...-fue lo último que escuchó, cayó inconsciente en los brazos ajenos.

El pelirrojo sonrió satisfecho, ahora solo faltaba esperar, todo estaba listo, como un ladrón se escabulló por la ventana y corrió a toda velocidad con Zero en brazos dejando caer el listón que amarraba sus cabellos algo cortos en una pequeña coleta baja...pero esta vez se olvidó de un pequeño detalle, Kiku-chan como fiel mascota que era recogió aquel listón y corrió hasta el salón donde estaban reunidos todos preparándose para la guerra, pronto emprenderían el viaje hasta el lugar. En donde según su información  era en donde se reunirian los seres nocturnos al despertar.

Corrió con todo lo que sus pequeñas patitas daban hasta la entrada de aquel amplio salón, allí divisó a su otro amo, Kaname se encontraba vestido de negro, con una camisa desabotonada los primeros dos botones, un pantalón ceñido, unas botas hasta por debajo de las rodillas y una gabardina de cuero muy similar a la de los cazadores.

Kiku-chan ladró captando la atención de todos los presentes y se acercó hacia el de cabellos castaños ondulados, y dejando aquel listón en el suelo hizo entender lo que trataba de alertarle, la furia de Kaname se descontroló haciendo que los vidrios de la ventanas se rompieran y parte de la pared se agrietaran, los que estaban reunidos sintieron el miedo que les causó el Kuran, la mirada borgoña de Kaname se tornó fría mientras tomaba el listón.

Apretó fuertemente el listón de su esposo entre sus manos, sabía el por qué se lo habían llevado, después de todo, su amado peliplata era el sacrificio. Y según Shin, el más importante.

-¡¡TOMAD LAS ARMAS!!...NOS PONDREMOS EN MARCHA!!-gritó con voz firme el castaño haciendo helar los huesos de los demás, su enojo se podía sentir fácilmente.

Todos los aliados tomaron las armas rápidamente, el pequeño siberiano al igual que todos los demás que combatirían lo siguió.

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El gemelo mayor preparaba al Kiryuu, cuidadosamente fijándose en cada mínimo detalle, el peliplata vestía una camisa de mangas largas algo suelta de color blanco con toques lavandas y unos pantalones lilas ceñidos a su cuerpo, en sus tobillos llevaba un adorno, una pulseras de plata  y sus cabellos semi largo era adornado por una corona de rosas violetas, las cuales estaban colocada delicadamente sobre su cabeza,   la muñeca que lo representaba lucia las mismas ropas.

Will miró el durmiente rostro de su hermano, el cual vestía un hermoso Kimono de color rojo pasión con bodes negros y un bordado hecho con hilos de oro de un dragón. Su cabellos bien peinados, llevaba una delicada corona de rosas negras. Y sus labio inferior pintado de un rosa pálido.

Y por último a la mujer sangrepura que igual que los otros dos chicos se hallaba inconsciente, vestía un vestido negro muy elegante de falda acampanada y tirantes, tenía un hermoso liston que se amarraba en un moño en su pequeña cintura, aquel vestido tenía dibujada unas rosas rojas en el lado izquierdo de la parte superior de su vestido, en sus pies llevaba unas botas negras hasta media pantorrilla de cordones rojos, su cabello era decorada con una corona de flores rojas.

El sol poco a poco se ocultaba por el horizonte dando a entender que la noche caería sobre el paisaje.

Acarició el rostro de su hermano, las manchas negras que se expandían por su rostro opacaban su belleza.

-Sé que te prometí no dañar a nadie y mucho menos a Zero...pero esto lo hago por ti... trata de entenderme, por favor-susurró saliendo de aquel lugar.

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Caminó por aquellos pasillos notando como todo se oscurecía, la noche ya había caído sobre el lugar, el cielo nocturno ahora abrazaba aquellas ruinas.

En tan solo unas horas comenzaría el momento que tanto había esperado. Si no fuera por su velocidad que superaba a todos los sangrepuras normales ni siquiera hubiera llegado a tiempo a hacer los preparativos.

CONTINUARÁ...

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