[I]

965 65 10
                                    

A/N: ¡Hola a todos! No sabéis las ganas que tenía de estrenar esta historia. Llevo trabajando en ella desde mediados de octubre y, por fin, puedo publicarla. Quizas algunos me conoceréis de otros fanfics (?) y, si no, ¡pues bienvenidos! Este es mi primer fanfic Jearmin y me inspiró una película francesa sobre la invasión nazi de Francia durante 1940. Toda esta historia sucede en ese periodo convulso para Europa, así que, como podéis imaginar, habrá mucho drama.
Por otra parte, la historia ya está terminada. Son un total de 23 capítulos. Subo hoy el primer capítulo porque soy una impaciente y no puedo esperar al domingo xD El domingo tendréis otro capítulo, pero, a partir de entonces, subiré cada dos domingos (domingo sí, domingo no, domingo sí, domingo no. Y así sucesivamente).

---------------------------------------------------------------------

Vor der Kaserne
Vor dem großen Tor
Stand eine Laterne
Und steht sie noch davor
So woll'n wir uns wieder seh'n
Bei der Laterne woll'n wir steh'n
Wie einst Lili Marleen.

La música sonaba a través del gramófono, cruzando por el pasillo desde el salón hasta la cocina. Él observó, con sus ojos todavía entrecerrados por el sueño, el rojo intenso que destilaban las bayas que había al fondo de su cuenco de cerámica blanca. Levantó la cuchara, analizando con detenimiento el fruto, brillante al verse reflejados en su fina piel los primeros rayos de la mañana. Su estómago rugió, pidiéndole con presteza que le diera algo de alimento y, con entusiasmo, se llevó la cuchara a la boca, sintiendo inmediatamente la explosión de zumo y sabor invadiéndola.

Unsere beide Schatten
Sah'n wie einer aus
Daß wir so lieb uns hatten
Das sah man gleich daraus
Und alle Leute soll'n seh'n
Wenn wir bei der Laterne steh'n
Wie einst Lili Marleen.

Sus ojos se desviaron levemente hacia el joven que fregaba los platos con ahínco, en silencio, posiblemente absorto en sus pensamientos tras todo lo que habían acontecido, juntos. Porque, quizás, sus padres ya no estuvieran allí, pero seguía teniéndole a él. Y él también era su familia. Eso era lo que su padre siempre decía.

Schon rief der Posten,
Sie blasen Zapfenstreich
Das kann drei Tage kosten
Kam'rad, ich komm sogleich
Da sagten wir auf Wiedersehen
Wie gerne wollt ich mit dir geh'n
Mit dir Lili Marleen

Una sonrisa infantil se dibujó en su rostro mientras masticaba y tragaba el último contenido de la baya.

—Son buenas, ¿eh? —le preguntó, intentando iniciar una conversación, meciendo sus pies al ritmo de la música que se reproducía a través del gramófono..

Él giró ligeramente la cabeza para mirar por encima de su hombro y se limitó a asentir, volviendo de nuevo a los platos. Sus pequeños y finos labios se juntaron, formando una fina línea, frustrado porque el mundo de los adultos debía ser de lo más complicado. Él también estaba triste porque sus padres ya no estaban, pero esperaba que él volviera a ser el mismo de siempre, ese de risa socarrona y contestaciones ingeniosas y descaradas. Él soñaba con ser algún día como él. Soñaba con ser algún día como Jean Kirschtein.

Y, entonces, recordó lo mucho que le picaba aquel chaleco de lana. Apretó los dientes con fuerza y se rascó el cuello, deseoso de poder arrancarse la prenda del cuerpo. Pero eso no estaba bien porque era el chaleco que su madre le había cosido antes de que se la llevaran. Centró, entonces, de nuevo sus ojos sobre el cuenco y, cogiendo otra baya con la cuchara, se la llevó a la boca, zanjando por completo cualquier intento de diálogo.

—Son las mejores en mucho tiempo.

Los ojos del pequeño se abrieron de par en par. Aunque Jean seguía dándole la espalda, acababa de dirigirle la palabra.

Respiraciones [Jearmin. 1940 AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora