Capítulo 2

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En cuanto terminé de cenar la rica comida de Nana, subí a mi cuarto, y busqué algún vestido más o menos decente. No tenía mucho de eso, pues como antes dije, en mi vida no eran habituales las fiestas. Así que cogí una camiseta con la cual se me veía un poco el ombligo, y no porque la compré así si no que encogió al lavar, y mi madre no me dejó llevarla más a pesar de que a mí me gustaba más así. Después, me puse unos vaqueros cortos, pero esta vez cortos en serio. Eran las nueve y media, así que por si acaso me tumbé en mi cama y me tapé para que no se me viera la ropa. En unos minutos vino mi madre, y yo me hice la dormida. Me dio un beso de buenas noches, y se marchó. Genial, había picado el anzuelo.

Cuando no oí ya ningún ruido en el pasillo, más que el interruptor de la luz apagándose, ya eran las diez menos cuarto. Me destapé, y en mi cama puse unos cuantos cojines para hacer el bulto. Cogí mi móvil y lo coloqué en el bolsillo trasero del pantalón.

Salí del cuarto con cautela, y fui silenciosamente por el pasillo. Cuando iba a entrar en el salón, el cual daba la salida a la calle, tuve que esconderme rápidamente. Estaba allí mi padre con una pequeña luz, leyendo un libro. Mierda. Volví a mi habitación, y bajé por la ventana con cuidado, pero al ser una casa de ladrillos podía apoyarme bien, además de estar tan solo en la primera planta.

Cuando llegué al jardín, fui corriendo hacia la playa, ya eran las diez y cuarto. Lauren ya estaba allí esperándome.

-¿Por qué tardaste tanto? -preguntó.

-Lo siento. -Dije un poco fatigada, pero no demasiado. -Es que estaba mi padre en el salón y tuve que venir saliendo por la ventana.

-¿No te dejaban venir? ¿Y eso?

-Mejor dejar las explicaciones, ¿vamos ya?

-Vamos entonces.

No caminamos mucho, pero tampoco demasiado poco, hasta llegar a una casa, no más grande que la mía. Según Lauren, al parecer, era de un chico el cual los padres habían marchado dos días a la capital para visitar a un tío. Claro, el chico no iba a perder la oportunidad de organizar una fiesta. Para Lauren era completamente normal, mientras que para mí esto era como un mundo aparte.

Entramos, y había bastante ambiente, nos colocamos de pie en frente de una mesa de billar, y la verdad es que, no sabía qué hacer. No es que fuera muy divertido, pero bueno, todavía estaba comenzando la noche.

-Mira, ese de ahí que está a punto de dar a la bola de billar, es Steven. -Me dijo Lauren- Y contra el que juega, es Josh. -Yo asentía. -Aquel grupo de allí, son Elizabeth, Louisa, junto a Sam y Jack. Y el que está con un vaso ya borracho perdido, es el que organizó la fiesta.

-¿Y ese? -pregunté al ver un chico que me llamó la atención. Estaba completamente serio, cuando todo el mundo estaba divirtiéndose. Además, estaba solo, algo raro venir solo a una fiesta.

-Ah, ese es Harry. Mejor ni te acerques a él, es algo extraño y cuentan que algo violento.

-¿Y por eso está solo? -pregunté.

-Supongo que por eso y porque es bastante borde con la gente. No tengo ni idea de por qué ha venido.

-¿Vamos a saludarle?

-¿Pero tú me estás escuchando? Es un borde al que todo el mundo odia. No compartiría ni una sola palabra con ese.

-Vale, ¿entonces qué hacemos? No quiero estar toda la noche aquí.

-Ven, vamos a ver a Steven y Josh.

Nos acercamos entonces a ellos, y Lauren nos presentó, parecían ser agradables. Steven me sonaba, seguro que era alguno de los que estaba en la playa. Mientras ellos seguían jugando Lauren hablaba con ellos, y yo me mantenía atenta en la conversación sin decir nada. A veces se reían y no veía la gracia, pero aún así soltaba alguna carcajada.

Llegó el momento en el que me cansé, y decidí salir un poco a que me diera el aire. El ambiente allí dentro estaba demasiado cargado de peste a tabaco y alcohol. Cuando salí, dejando allí a Lauren con algunas cuantas copas de más, decidí sentarme un rato en las escaleras del porche, mientras enredaba un poco con el móvil, sin saber siquiera con qué. No pensé que ir a una fiesta sería aburrido, y supongo que no lo será, pero al venir sin conocer prácticamente a nadie, pues bueno la cosa cambia.

Decidí irme, así que guardé el móvil y caminé un poco por el paseo que conducía a mi casa. Eran las tres de la madrugada, aproximadamente, y estaba todo un tanto oscuro y frío. Todavía no había entrado del todo el verano, y esto provocaba que las noches fueran algo frescas. Caminé un rato, ya no se oía la música de la fiesta. Escuché pasos detrás de mí. Me extrañó, así que miré atrás, pero no había nadie. Seguí adelante, ignorando los sonidos, y estuve un rato sin escucharlos, pero al minuto volvieron. Me giré y seguía sin haber nadie.

-¿Quién está ahí? -grité ya cansada. Nadie respondió, me di media vuelta para seguir mi camino, pero ahora había un muchacho a unos metros míos. Estaba sonriendo.

-Hola. -Dijo éste. -¿Cómo es que una chica tan bonita está en un sitio tan oscuro a estas horas?

-Estoy marchando a casa. Si no te importa, tengo que irme. -Dije haciéndome paso, pero él me cogió del brazo.

-¿Dónde vas tan rápido? ¿No quieres pasar un rato conmigo? -yo me solté de un tirón, y volví a quedar donde estaba sin poder abrirme paso a casa.

-Déjame marcharme por favor.

-Va a ser que no, eres demasiado guapa. -Comenzó a acercarse a mí, mientras yo retrocedía. -No escapes, ¿no quieres pasar un buen rato?

-Déjame en paz. -Él se acercó esta vez serio y con paso mucho más ligero hacia mí, yo retrocedía, hasta que choqué. Miré hacia tras, y vi al chico rizoso de antes, ese tal Harry. ¿Qué hacía ahí?

-Déjala en paz Tom. -Dijo él, mientras con un brazo me puso detrás de él.

-Venga ya Harry, no vengas a aguarme la fiesta.

-Algo tarde, vete a fastidiar a otros o te hago lo de la otra vez. -Se miraron desafiadamente, y ese tal Tom se marchó. Mi respiración que hace un rato se había agitado, ahora estaba normal. Harry se dio media vuelta.- ¿Estás bien?

-Si... Gracias por ayudarme. -Dije algo cortada, e impactada al ver este chico de cerca. ¿Por qué dice la gente que es borde? A mí no me lo parece, es más, me acaba de salvar de ese 'Tom'.

-No es nada, pero no deberías andar por esta zona sola a estas horas de la madrugada. Por aquí siempre suele andar ese tío y compañeros suyos, y no piensan hacer cosas demasiado buenas con las invitadas, por así decirlo...

-Pero no voy a rodear todo el lago para ir a mi casa, ¿por dónde voy si no? -El chico rodeó los ojos.

-Te acompañaré esta vez yo, pero no te acostumbres.

-Gracias... -dije algo tímida.

Estuvimos todo el camino en silencio, eran altas horas de la noche y por ese camino tan solo se oían nuestros pasos. Íbamos a paso normal, pero aún así se me hizo corto el tiempo que estuvimos caminando. De vez en cuando miraba de reojo a Harry, el cual iba siempre con la mirada perdida. A saber en que estaba pensando ese chico, pero era muy misterioso.

Cuando llegamos en frente de mi casa, todavía no habíamos abierto la boca para pronunciar palabra.

-Es aquí. -Le dije rompiendo ese silencio, aunque a decir verdad no era muy incómodo.

-Vale, hasta luego.

-Espera, -le dije antes de que se marchara.- ¿Eres de por aquí? Podríamos vernos mañana, o...

-No, -contestó cortándome. -No vamos a quedar, no te conviene.

Le iba a decir algo, pero ya comenzó a marcharse. Yo quedé como una tonta viéndolo desaparecer por el camino como una tonta. Entré en razón, y fui hasta mi cuarto con cuidado de no hacer ruido, gracias a dios no me pillaron, así que me puse el pijama y escondí a ropa que había usado. Me metí en la cama, y me dormí.



Continuará…

Good Girl «h.s.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora