Capítulo 3

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Me desperté gracias a Nana, que abrió las cortinas provocando una mueca por mi parte.

-Es hora de despertarse cielo. -Me dijo ella, que siempre me había tratado como una hija, trabajaba para nosotros desde antes de mi nacimiento, y nos teníamos mucho cariño. -¿Y esto?-preguntó mirando la ropa que ayer me había puesto.

-Em, es que me la puse ayer para probar si me seguía quedando bien el pantalón, y la camiseta a lo mejor había estirado.

-Cariño, aprende a mentir, porque si le dices eso a tu madre te quedas una semana sin el móvil. ¿Saliste ayer a la playa así?

-No...

-Puedes decírmelo, sabes que no le digo nada a tu madre.

-Verás Nana -me levanté y fui hasta el cuarto de baño del cuarto, mientras ella hacía la cama. - Es que ayer me invitaron a una fiesta y fui por la noche. Obviamente no dije nada.

-Tienes que andar con más cuidado mi niña, es peligroso.

-No empieces tú también Nana, sabes perfectamente que ya tengo muchos años y se cuidar de mi misma.

-Ya, solo te digo que vayas con cuidado.

-Tranquila, lo tendré.

Me aseé, y después bajé a la cocina, donde Nana me hizo un rico desayuno, y decidí ver un poco la televisión hasta la hora de comer, en la que, obviamente, comí. Después subí a mi habitación y decidí preparar la bolsa de la playa y acercarme hasta allí un rato. Mi madre tenía un buen día y me dejó.

Entonces crucé la calle, esta vez no llevaba tumbona si no una simple toalla para sentarme. La extendí entonces la toalla en la arena y me tumbé un rato, saqué un libro y me puse a leer. Estuve unos minutos así, hasta que me cansó la vista y la alcé al resto de la playa. Me fijé que al final de estas, donde había unas piedras con poca gente, vi a un chico parecido a Harry. No tenía nada que hacer, así que me acerqué allí. Como la casa tan solo estaba al cruzar la calle, dejé la bolsa en el jardín tirando la bolsa por la valla, y solo llevé encima el móvil. Me acerqué un poco, y efectivamente era él. Estaba sentado en una de las rocas, solo mirando al horizonte. Llegué a su posición, y me senté a su lado. Él si quiera movió su mirada.

-Hola. -Le dije yo, y él no respondió. - ¿Harry? -me miró, y alzó una ceja.

-¿Cómo sabes mi nombre? -preguntó extrañado.

-Me lo dijo una amiga. Yo me llamo ________.  -Hubo un leve silencio, yo tragué saliva. -¿Qué haces aquí solo?

-¿Qué es lo que no entendiste ayer de no volver a hablar más? -contestó borde.

-Tú no dijiste eso. -Volvió a mirarme, y me perdí unos instantes en sus ojos claros. -Dijiste que no me convenías, no que no te hablara más.

-Te recomiendo que no lo hagas. Cuanto más te alejes de mí, mejor.

-¿Por qué eres tan grosero? Encima de que intento ser sociable.

-¿Eres nueva verdad?

-Paso aquí el verano.

-Eso lo explica todo. Anda vete, antes de arrepentirte.

Este chico era todo un misterio. ¿Por qué decía que me arrepentiría? ¿Es verdad que todo el mundo quiere estar alejado de él? Si es así, ¿por qué?

-Marcho a dar una vuelta. Hasta luego.

-Espera. -Le dije y me levanté tras él. -¿Puedo ir? -no tenía nada que hacer, y me picaba la curiosidad.

-No, quédate aquí o vete a donde quieras, pero conmigo no. -Comenzó a caminar, y le alcancé.

-No quiero marcharme, ¿tanto te molesto? -él continuó caminando sin responderme. Yo lo adelanté y me puse delante de él de brazos cruzados impidiéndole el paso.- Por favor. -Le supliqué tan solo con la mirada. Él bufó.

-Vale. -Contestó dándose por vencido. Creo que acabó diciendo que si por no soportarme. La verdad es que una de mis cualidades, es ser bastante cabezota. Caminamos entonces dando un paseo, eran como las seis de la tarde, y ambos nos encontrábamos caminando por la playa, pero por una zona que a decir verdad no había mucha gente.

-Gracias por lo de ayer. -Le repetí por sacar algún tema de conversación.

-No es nada. -Contestó él.

-¿Qué hacías allí?

-Sé cómo es esa zona perfectamente, y al verte ir sola hacia allí bueno, me aseguré de que estabas bien. Como pude observar no era así. -Mira por donde, Harry, un completo extraño, se preocupó por mí.

-¿Tan peligrosa es? ¿Por un chico?

-No sabes lo que es eso. Ahí no solo está ese chico, si no toda la mala gente de la zona junta. Ahí se encuentra unas pocas casas escondidas entre vegetación, están unos cuantos chavales solos allí, a saber que hacen.

-¿Cómo lo sabes? Si se supone que están escondidas. -Él negó con la cabeza, al parecer no quería responder... - ¿Habías dicho que se llamaba Tom? ¿Verdad?

-Si, se llama Tom.

-¿Lo conoces entonces?

-Desearía no hacerlo. Es un sucio, rastrero y asqueroso. Se suele aprovechar de las chicas, y siempre anda metido en líos.

-¿Cómo sabes eso? ¿Lo sueles encontrar?

-Cosas. -Otra pregunta que no quería responder...

-¿Vives por aquí?

-Sí. -Dijo seco, sin decir donde ni nada. Todo seco. Ahora entiendo por qué lo llaman borde, pero no porque la gente no está con él.

-¿Dónde?

-En algún lado. -Dios mío Harry... Que antipático. Pero no tenía ninguna otra cosa que hacer.

-¿Qué sueles hacer por aquí?

-Tan solo doy paseos y pienso.

-¿No es aburrido estar todo el día haciendo eso?

-¿A ti no te aburre leer libros? A mi sí. Pues lo mismo es pensando.

-¿Cómo sabes que leo libros? -pregunté dejando de caminar y alzando una deja. Él se puso algo nervioso. Yo sonreí. -¿Me estuviste viendo en la playa verdad?

-Solo te vi de de reojo, nada más.

-Claro... -dije irónicamente, entonces apareció Lauren por la pequeña playa casi vacía.

-¡_______! Ven que te necesito. -Gritó ella a unos cuantos metros nuestros, desde las rocas que comunicaban con la otra playa, más o menos.

-¡Ahora voy! -grité. -Harry, ¿tienes teléfono?

-Sí. -Yo tendí la mano, para que me lo diera. -No pensarás que te daré mi teléfono.

-No tonto, dame tu número. -Él negó con la cabeza. -Por favor.

-Ya te dije mil veces que no te conviene acercarte a mi ______, no. -Me crucé de brazos y fruncí el ceño.

-Por favor. -Le pedí seria, en serio.

-Dame tu móvil anda. -Se lo di,  y él añadió un contacto con su número. Me devolvió el móvil y le sonreí, a diferencia de él, que se mantuvo serio. Me lancé a darle un abrazo.

-Hasta la próxima. -Me despedí.

-No habrá próxima vez, deja los cariños.

-Lo que tú digas. -Dije sonriente, y marché con Lauren.

-¿Qué hacías con ese? ¿No te quedó claro lo que te dije ayer? -yo no contesté, estaba embobada. Miré atrás, y vi a Harry caminando solo. -¿Me escuchas?

-¿Eh? Si, si. ¿Qué hora es?

-Las ocho. ¿Me has escuchado?

-¡Ya son las ocho! Tengo que irme a casa, ya hablamos.

-¡Pero...!  -yo empecé a correr, y no escuché nada más. Se supone que tenía que estar en casa a las ocho.

Llegué entonces a casa a las ocho y cinco, ya que las rocas estaban un poco lejos pero tampoco demasiado. Menuda la bronca que me calló por parte de mi madre. No solo por llegar cinco minutos tarde, si no porque no me veía por la ventana en la playa. Me había ido demasiado lejos, según ella. Pero bueno, no llegó a castigarme.



Continuará...

Good Girl «h.s.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora