Capítulo 15

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Era el día. Me dirigí a pegarme un baño relajante, lo necesitaría para un día como este. Estuve mucho tiempo en la bañera caliente, que me despejaba para pensar. Después, me puse un poco elegante para la ocasión. Un vestido, medio formal con unas sandalias bajas. No tuve quejas de mi madre, ya que eran las ocho y media de la mañana, y estaba encerrada en su oficina. Mi padre, también. Así que Nana y yo, fuimos a hacer 'la compra'. Pero esta vez, llevaríamos algo a casa, porque ayer se extrañó mi madre al vernos entrar sin ropa, cuando dijimos que habíamos ido de compras. No era lógico.


Fuimos entonces hacia el juicio. Allí, en la entrada del edificio estaba Harry. Vestido de traje gracias a Nana, que ayer le había dejado una bolsa con él dentro. No sabía que era, ahora sí. Nos acercamos mientras él hablaba con el abogado, quien había pasado la noche estudiando el caso para estar preparado hoy. Más valía que lo estuviera. Él notó nuestra presencia, y se giró. Me miró de arriba abajo, y noté que se le arqueó muy levemente la boca esbozando una sonrisa, gracias a que se le formó un hoyuelo. Enseguida la oprimió.

-¿Listo cielo? -le preguntó Nana.- Tú puedes.

-Y si salgo de ésta, ¿no me dejarás? -preguntó.

-Esta vez no cariño. -Le dio un abrazo, y éste se lo devolvió. Se separaron, y Anne sonrió, como siempre hacía. Seguro que la sonrisa de Harry, era herencia de ella. -En cuanto salgas de ahí, seguro que eres libre. Entonces vendrás conmigo, y no volverán a dejarte solo.

-¿Seguro?

-Seguro.

Después, Harry me miró, y yo disimuladamente desvié la mirada a la nada.  Si le ayudaba a salir de esta era por mi Nana. Anne entró junto al abogado al edificio, y Harry se acercó por mis espaldas. Me cogió de la cintura y colocó su mentón en mi hombro. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Sabes que no soy un asesino. -Me susurró, y yo no respondí. -Tan solo no quería que te hicieran daño. Solo era por tu bien, sabía los planes de Tom. Después de abusar de ti, iba a usar esa arma contra ti. -Seguía hablando en tono bajo en mi oído. Giré un poco mi cabeza hacia ese lado, quedando a centímetros suyos. Pero, me aparté de él.

-Suerte. -Dije en tono normal, ya alejada de él.

-¿No irás? -preguntó.

-Prefiero esperar aquí.

Él se dio media vuelta, y entró. Quedé sola allí, así que me senté en unos escalones de piedra. Pasaba la gente por delante mía, realizando su rutina diaria. Pasaban los minutos. Estaba aburrida en aquellas escaleras.

De repente, vi a una niña llorar en la acera de en frente. No tenía a nadie a su alrededor, así que decidí ir allí. Crucé la calle, y me acerqué a ella. Me agaché para quedar a su altura.

-¿Qué te ocurre pequeña? -le pregunté a la criatura que apenas debía alcanzar los cuatro años.

-He perdido a mi hermano. Estaba jugando y ahora no lo veo. -Dijo mientras seguía llorando. Yo saqué un pañuelo de mi bolso, y le sequé las lágrimas.

-No te preocupes, seguro que te estará buscando y enseguida aparece.

-Pero tarda mucho.

-¿Quieres que vayamos a buscarlo? -le pregunté. Ella asintió, y abrió sus brazos. Quería que la llevara en cuello. Bueno, no tenía opción, no la iba a dejar allí. Así que la cogí en brazos, y empecé a dar una vuelta por el parque. Al principio, no lo encontramos. Porque dimos vueltas por allí un buen rato. Bueno, di, mientras ella me lloraba en el oído. Pero bueno, no quería decir nada, a la pobre niña asustada.

-Perdona. -Dijo una voz masculina. Me di media vuelta, y vi a un chico de ojos azules, castaño. -¿Has encontrado a mi hermana? ¡Por fin! ¡La llevo buscando un buen rato! -Estaba alegre, yo sonreí. El chico abrió los brazos y yo le entregué a su hermana. -Muchas gracias. Me llamo Louis. - Con su mano libre, me estrechó la mano.

-No es nada, yo me llamo ________.

-Un gusto. -Me miró de arriba a abajo. -Que elegante, ¿no?

-Ya bueno, es que estoy en.... Un momento, ¿qué hora es? -el chico miró su muñeca, en la que tenía un pequeño reloj de oro.

-Las doce.

-¿Las doce? Llegaré tarde, ¿habrán salido ya? -dije apurada. -Tengo que irme Louis. Ya nos veremos.

-Espera. -Dijo. Yo había hecho el amago de empezar a correr, pero me detuve y le escuché. -Muchas gracias por lo de mi hermana, en serio.

-No es nada. -Le sonreí, y él hizo lo mismo. Que sonrisa más guapa, pensé. Pero sacudí la cabeza, y empecé a correr hacia la entrada. Cuando llegué, ya salía mucha gente de allí. Desgraciadamente, no encontraba ni a Anne, ni a Harry. Seguí buscando, pero nada.

Continuará...

Good Girl «h.s.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora