Había pasado una semana desde que mi padre se había marchado. Mi madre seguía un tanto delicada, pero manteniendo sus estrictas reglas de vestimenta y comportamiento. Salía habitualmente con Harry a la playa, pero hoy por la tarde no fue así.
Estaba en mi cuarto, hablando con Harry;
-Por cierto, me canso de ir siempre a la playa. ¿No podríamos hacer otra cosa? -Preguntó el rizoso.
-No hay muchos sitios aquí. -Contesté. Él no respondió durante unos minutos.
-Tengo una idea. Ve a cambiarte, no hace falta que te pongas traje de baño, no lo necesitarás. -Él fue corriendo hacia la puerta.
-¡Pero espera! -dije antes de que se fuera, pero no me hizo caso. Al minuto, volvió a entrar.
-¿Podrás usar el coche verdad? -pregunto.
-Pues claro pe... -Volvió a marcharse pero sin dejar terminar la frase. Este chico me iba a volver loca... Pero bueno, me vestí con unos shorts negros de tachuelas doradas, y una básica negra también, con unas letras doradas que ponían 'Be the star'. Bajé las escaleras, y gracias a dios mi madre estaba ocupada en su despacho. Nana estaba hablando con Harry en la entrada y me acerqué a ellos.
-Suerte. -Dijo Nana a Harry. Yo alcé una ceja.
-¿Qué pasa aquí? -pregunté. Anne rió.
-Nada, -contestó alegre- ahora marcharos antes de que venga tu madre. -Dio las llaves del coche a Harry, que al parecer tenía carnet de conducir. No me preguntéis cómo es que lo tiene, porque yo tampoco lo sé.
Bajamos al garaje, y allí él me abrió la puerta del copiloto para que entrara. Eso hice, con una sonrisa. Después él rodeó el coche y se sentó en el asiento de piloto, y arrancó el coche.
-¿Dónde vamos? -pregunté, el esbozó una sonrisa mientras maniobraba para salir del garaje.
-Es una sorpresa.
Salimos, y tiró a mano derecha por la carretera. Había silencio, yo simplemente le observaba como estaba concentrado en conducir, nada más. A veces, fruncía el ceño incluso. Me hacía gracia y de vez en cuando se me escapaba una pequeña risa.
-¿Tengo algo? -preguntó él notando mi mirada.
-No. -Dije avergonzada, no sabía que me estaba viendo. Noté la sangre por mis mejillas, me había enrojecido. Él sonrió ante ese gesto, y yo miré por la ventanilla. Qué vergüenza.
Estuvo más o menos quince o veinte minutos al volante. Luego estacionó el vehículo en un aparcamiento. Yo, seguía sin saber dónde nos encontrábamos. Parecía el medio de la nada. Solo había este pequeño aparcamiento en el que solo estábamos nosotros, hierba y algún que otro árbol a los alrededores, y un banco más allá de piedra.
-¿Dónde estamos? -pregunté cuando él me abrió la puerta y me ayudó a salir del coche.
-En medio de la nada. - Pues no me equivocaba. En la nada nos encontrábamos.
-¿Y qué hacemos aquí? -Harry no respondió. Simplemente se acercó al maletero y sacó una cesta y mantel. ¿Cuándo había puesto eso ahí? Seguro que con ayuda de Nana. Me lo enseñó, y sonrió. Yo curvé una de mis cejas.
-Vamos a merendar aquí. -Negué con la cabeza, y él caminó hacia la hierba baja que había. Hacía mucho sol, así que nos acercamos a uno de los árboles que había, así nos proporcionaría sombra.
Extendió el mantel, y se sentó en él. Con su mano me hizo un gesto de sentarme a su lado, y eso hice. Él sacó de la cesta, palomitas, y un par de latas de cerveza. Después, unos vasos. Abrió las palomitas dejándolas en un bol, y vertió una de las latas en los vasos de plástico. Me ofreció.
-No Harry, yo no bebo. -Dije. Él se rió.
-¿En serio? -preguntó.
-Harry todavía tengo 17, no puedo. -Mi madre nunca me había dejado beber. La verdad es que tenía ganas de hacerlo, cuando oía a compañeras de clase en secundaria y en la universidad; decir que irían a tomar algo o hacer botellón tenía cierta envidia. Mi madre en la vida me dejaría hacer tal cosa hasta los 18.
-Venga ya, ¿nunca bebiste? -dijo riéndose. Yo negué con la cabeza.
-Pues claro que no, ¿quieres que mi madre me mate?
-Venga ya. -Dio un sorbo al vaso, dejando un rastro por encima de sus labios de espuma. Me reí por eso. -¿Ves? No me he muerto. -Dijo él, y yo seguí riendo. Acerqué mi dedo y lo pasé por la zona con espumilla haciéndola desaparecer... Él se rió al ver la espuma en mi dedo. -Venga. -Yo miré el vaso, y luego a él. Bueno, ¿qué perdería? Cogí el vaso, y tomé un trago.
-Ya está.
-Cielo, -¿cielo? Me había dicho, ¿cielo? Dios mío. - así no se bebe. Tienes que tragar más, no un mililitro. -Él se rió y yo hice lo mismo. -Mira, así. -Cogió el vaso, y bebió un buen trago, volviendo a cubrirse de espumilla. Entonces, volví tomar el vaso y le imité, esta vez yo también quedé con espuma. -Así se hace.
Le miré, y me reí de él por la espuma, pero Harry también me miró riéndose, fue cuando me di cuenta que estaba igual que él. Se acercó a mí, y me dio un pequeño beso en los labios. Sonreí tímidamente, y cogí una palomita al igual que él.
Empezamos a hablar mientras comíamos y bebíamos, la verdad es que lo estaba pasando bastante bien.
Pasó la tarde, ambos estábamos tumbados observando el cielo.
-Sigo sin ver la Osa Mayor. -Dijo él.
-Que si, mira allí. -Dije haciendo un intento nulo de que la viera señalando al cielo.
-Yo solo veo puntos blancos, ¿dónde ves tú un oso? -Reí ante el comentario.
-Harry, parece un carro no un oso. Tú qué esperas, ¿ver un oso volando en el cielo? -reímos.
-¿Entonces por qué la llamaron Osa Mayor? ¿No podían haberla llamado Carro Mayor? -Volví a reírme.
-Eres realmente tonto.
Él se giró al igual que yo, mirándonos mutuamente con una sonrisa. Se acercó y me depositó un beso en la nariz. Me sentí tonta en ese momento, ya que había quedado un una sonrisa estúpida, como si estuviera hipnotizada con esos ojos.
-¿Qué hora es? -pregunté levantándome de repente.
-Las diez. -Dijo Harry.
-¡Las diez! -Grité. Era idiota, sabía que siempre mi hora de ir a casa eran las ocho y media, y yo viendo las estrellas. ¿Qué me pasa? -Tenemos que irnos, me madre me mata.
Harry asintió y se levantó. Recogimos todo, y fuimos hacia el coche. En él, miré el teléfono. Lo tenía sin batería. Fijo que mi madre me llamó pero no pude responder. Qué bronca me esperaba en casa.
Continuará...
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Good Girl «h.s.»
Fanfiction''-No te acerques a él, todos dicen que solo trae problémas. -Me da igual lo que digan los demás, quiero conocerle.'' ¿Te atreves a leerla?