Capítulo 28: Vestidos y champagne

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Dos días después de la boda, con mi madre ya convertida en la nueva señora Morrison y con la noticia de que sería madre en aproximadamente seis meses, volvimos al internado para retomar nuestra rutina.

El siguiente mes y medio pasó como un rayo de luz, rápido y luminoso. Tras varios exámenes, llegó un momento en que el curso ya casi se había acabado. Y como cada curso que se acaba, llegan las tradiciones de final de curso, y con ellas, el tradicional baile de graduación.

Y por eso las chicas y yo nos fuimos de compras para encontrar nuestros vestidos perfectos para el baile:

-          No me gusta ninguno – dijo Charlie mirando un perchero lleno de vestidos de graduación.

-          Charlie, ¿qué les pasa a los vestidos esta vez? – preguntó Nat.

Charlie ya había rechazado cuatro percheros llenos de vestidos preciosos, y ya empezaba a exasperarnos.

-          Son demasiado…

-          ¿Rosas? – aventuré yo.

-          Eso mismo. Son demasiado rosas.

-          Charlie, ¿qué tienes en contra del rosa? – le preguntó Penny.

-          No me gusta el rosa. Es demasiado clasista.

-          ¿Clasista? – preguntamos las tres a la vez.

-          El rosa es clasista, sólo se reserva para las chicas.

-          Char, eso tampoco es tan cierto.

-          Lenny, cuando nace un bebé y es una niña, ¿de qué color es la ropa que le regalan?

-          Rosa – admitimos las tres a la vez con un suspiro de resignación.

-          Pues eso, el rosa no me gusta.

-          Charlie, los otros vestidos no eran rosas.

-          Nat, ya sé que los otros vestidos no eran rosas… El problema es que no quiero comprarme un vestido para la graduación.

-          ¿CÓMO QUE NO QUIERES COMPRARTE UN VESTIDO? – gritó Nat, haciendo que las dependientas de la tienda la mandaran callar. – ¡Eh, que me voy a comprar un vestido, si quiero gritar pues grito!

Las dependientas miraron mal a Nat, que les hizo caso omiso y siguió mirando furibunda a Charlie.

-          Nat, se te está pegando lo del mal humor irlandés de Jerry.

-          ¡No estoy de mal humor! Sólo le grito a Charlie.

-          Nat, parece que has salido de un pueblo perdido en el medio de Irlanda en vez de Washington.

Nat nos miró mal a Penny y a mí, que estallamos en risas.

-          Tienes exactamente cinco segundos para explicarme eso. – le dijo Nat a nuestra amiga pelirroja, intentando ponerse seria.

-          Nat, no quiero comprarme un vestido de graduación… – empezó Charlie.

-          Bueno mujer, pues entonces llevas algunos de los que ya tienes…

-          Nat, no quiero graduarme. – terminó Charlie

-          ¡¿CÓMO QUE NO QUIERES GRADUARTE?! – volvió a gritar Nat.

St. Peter CollegeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora