Capítulo 29: La petición de Blondie Fox

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Antes que nada, quería disculparme por haber tardado tanto en subir el nuevo capítulo. Mi ordenador se ha muerto definitivamente, así que tuve que esperar a que me salvaran el disco duro (donde tenía guardada la historia), y a comprar un nuevo ordenador para poder escribir algo. Entre mañana y pasado terminaré de escribir el capítulo siguiente a este y lo subiré, y no estaré dispoible durante dos semanas, ya que me voy de vacaciones y no voy a llevar el portátil nuevo. Los comentarios que dejéis prometo responderlos a mi vuelta.

Y ahora, sin más, os dejo con el nuevo capítulo, espero que os guste :)

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Al día siguiente, lo único que deseaba hacer en ese momento era morirme, resucitar y volver a morir otra vez. En serio, nunca volvería a beber tanto. Nunca. Lo peor de todo era que no me acordaba de nada de lo que había pasado a partir de que habíamos comprado los vestidos. Y eso era preocupante.

El ambiente que reinaba en esos momentos en la habitación era la imagen de nuestras respectivas resacas. Charlie estaba en la cama con un bote de pastillas al lado, Nat ni siquiera se levantaba y Penny se había encerrado en el baño. 

En definitiva, las cuatro estábamos para el arrastre. Pero lo que provocó un gemido colectivo fue que aporrearan a la puerta en ese momento, y que aparecieran nuestros cuatro novios en la habitación sin pedir permiso para entrar.

-          ¡Buenos días monadas! – gritó Jerry con su típica alegría mañanera.

-          ¡Muérete! – le gritamos Charlie y yo a la vez, sin salir de la cama.

-          ¡Buenos días cariño! – le contestó Nat levantándose de la cama, con un aparente perfecto estado.

-          Nat, ¿por qué tú estás fenomenal y nosotras estamos para el arrastre? – le pregunté al incorporarme, con ayuda de Chris.

-          Además de por el hecho de que soy novia de un irlandés...

-          Eso no cuenta. – cortó Charlie.

-          Pues resulta que ninguna de vosotras tres sabe aguantar el alcohol. – concluyó con una sonrisa triunfal.

Y era cierto. Nat era la que mejor aguantaba de nosotras cuatro.

-          ¿Cómo te encuentras? – me dijo Chris apartándome un mechón de la frente.

-          He estado mejor, créeme. Lo peor de todo es que no me acuerdo de nada. . admití.

-          ¿En serio no recuerdas nada? – me preguntó preocupado.

-          Lo último que recuerdo es que compramos los vestidos. ¿Tú sabes algo? – le pregunté.

-          Lena, fue Chris el que vino  a recogernos. – respondió Nat.

-          ¿En serio? – le pregunté.

-          Lena, prefiero no imaginarme lo que habría pasado si no hubiese llegado a tiempo. – me dijo.

-          Por favor, ahórrame los detalles de anoche. – le pedí, rezando para que no les hubiese contado nada a los chicos.

-          ¿Estás de broma Lena? – preguntó Johnny – Ni siquiera nos los ha contado a nosotros, y queremos saberlos.

-          ¡Detalles, detalles, detalles! – se pusieron a corear Kevin y Jerry.

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