Yoonmin ||

011

YoonGi, como hace mucho tiempo no hacía, disfrutaba de una tibia ducha, debía admitir que sentir el agua contra sus orejas o entrando por las mismas era incómodo, o así fue en sus últimos departamentos, mas en la regadera de Jimin se podía cambiar el modo en que caía el agua, lo dejó tenue como una lluvia, una lluvia tibia que caía por todo su cuerpo a suaves toques, mejor no se podía encontrar y por lo mismo ronroneos no planeados escapaban de el mientras se enjuagaba el shampoo del cabello, el cual para su suerte era aroma a avellana, uno de sus preferidos, no podía pedir más.

Mientras tanto en la cocina Jimin se mantenía ocupado, tarareaba el ritmo de una de sus últimas canciones preferidas, sin mucha letra a decir verdad; prefirió preparar dos tazas de té, el café podría ser muy pesado para la noche, además se mezclaría con el alcohol, algo no muy bueno. Dos tostadas con salmón y queso fueron al horno, preparó la mesa americana de su cocina con un pequeño mantel largo que usaba para decorar, dos platillos que serían para el pan aún en el horno, dos tazas, y el trozo de tarta de fresas en medio, todo estaba prácticamente listo, pero como siempre, su acompañante no estaba.

Sin sigilo alguno, un poco tosco a decir verdad, Jimin fue a su habitación y abrió la puerta sin tomar en cuenta que YoonGi podría estar cambiándose, para su beneficio el muchacho aún estaba en la ducha, algo impresionante, ¡Ya había pasado casi una hora! O cuarenta minutos, era igual.

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El tiempo se perdió entre sus manos, se sentía tan bien, tan exquisitamente bien. Su diestra sin poder controlarlo bajó hacia su virilidad erguida, el celo había aparecido ante tal situación y sin piedad alguna, sentía dolor, pero mezclado con un inmenso placer que se extendía desde su abdomen hacia cada fibra de su cuerpo, era una sensación que hace mucho no podía disfrutar, el tenue sadismo del momento bloqueó los pensamientos de tal minino y sus embestidas comenzaron a efectuarse sin necesidad se consentimiento, recordaba a Jimin, su aroma, los graves quejidos que le regaló en aquel bar ahora llenaban la cabeza de YoonGi, quería más, muchísimo más, y su imaginación volaba rápidamente, amaba poder verle en la puerta de aquel cuarto espiándole, aumentaba el morbo aunque no fuera real, él se sentía deseado, más aún cuando notaba que su ajeno se encontraba casi tan excitado como él. Sin poder pensar sus actos inclinó su cabeza hacia atrás y aumentó la rapidez de su mano, iba firme, imaginaba que esa pequeña mano de su acompañante era la que hacía el trabajo, gemía y sus colmillos se habían alargado tenuemente al tener esas inmensas ganas de marcar a quien era suyo, quería morder a Jimin, hasta quería tener el típico collar negro con un colgante que dijera 'Propiedad de Jimin, llame a tal número si se extravía', quería ser suyo, por primera vez en la vida YoonGi quería un dueño, sólo esa idea en su cabeza le hizo colapsar y manchar los azulejos del baño mientras un grave gemido raspaba su garganta.

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En cuánto vio el acto final huyó, no sabía cuánto tiempo se había quedado mirando, no podía dejar de hacerlo, lo intentó, contó hasta tres para irse, pero su cuerpo no reaccionaba, simplemente no pensaba, sólo quería fundirse con el minino excitado en su ducha.

Habiendo camuflado el problema en su entrepierna volvió a la sala, sacó las tostadas del horno y rellenó las tazas con el agua hirviendo, debía distraerse mientras YoonGi llegaba, por lo mismo sacó su móvil y así comenzó a responder mensajes pendientes, llegando a reír un par de veces hasta que llegó frente a él el susodicho chico, su cabello mojado y una toalla pequeña colgada al cuello le hacía ver sexy, pero el hecho de que traía la misma sudadera que hace días le había robado y al parecer debajo no había más que un short corto, era contradictorio, Jimin no sabía qué quería, ¿Ser dominado por el minino o domimarle? Debía decir que ambas ofertas eran buenas, sobre todo tomando en cuenta de que en cualquiera le escucharía gemir tal cual había hecho en su baño hace un momento.