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Ya iban dos días y no conseguía armarse del valor suficiente para siquiera mirarle a la cara, no podía crear frase coherente en su presencia, ni siquiera se atrevía a acercarse por error,  sólo bastaba la mirada de Jimin para entender que no le querían cerca en lo absoluto.

Creando el orden cronológico en su cabeza por quinceava vez en el dia, no entendía cómo habían llegado a ese punto, sencillamente no lo comprendía, nunca vió esa bola de nieve crecer tan rápido, sólo la sintió estrellarse directamente contra su ser.

Aún así YoonGi se levantó de la cama con una vibra deprimente rodeando cada parte de su cuerpo y se preparó para ir trabajar, pasaría toda la tarde metido en esa cafetería, por suerte le tocaba compartir turno con Hope y distraído en ese pensamiento al llegar a la cocina se topó con su comida lista, aunque Jimin estuviera molesto le seguía dejando un platillo preparado dentro del microondas y esa ínfima acción le dió un poco de valor a Yoon para tomar una decisión; esa misma noche llegaría a aclarar las cosas con Jimin, ya había sido suficiente.

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— Le importa una mierda, ni si quiera me ha hablado, chicos, a mi igual me debería importar una mierda, ya pasó.— Murmuró el rubio en la cafetería de su querido amigo, aunque esta vez también se encontraba Mingyu presente.

— No lo creo... No parece un infiel, al contrario, siento que le importaría tan poco que ni siquiera lo ocultaría, sino que te diría directamente cómo si no fuera nada de otro mundo, al menos esa es mi opinión.— Murmuró el alto muchacho mientras mecía su cola con total calma, al tiempo que bebía su café.

— No sé si sería tan así... Pero definitivamente no te mentiría, bebé, ¿No que se había enojado cuando no te pareció todo eso del supuesto "Lazo"? ¿O cuando saliste con el chico  de campo que te andaba ligando?— Comentó el dueño del café, excusándose de la compañía cuando aparecieron nuevos clientes.

— ¿Y? Se pudo enojar porque es un egocentrico de mierda.—

— Ya, por favor, no seas infantil y gruñón, Jimin, ¿Andas en tus días? No entiendo tu drama, si no están en algo claro no es su culpa, ¿Has establecido que quieres algo monógamo?—

— No... Pero él dijo que yo era sólo suyo.—

— ¿Y? Andaba idiota por su celo, Jimin, habla con él cómo el adulto que eres, y luego me cuentas el chisme, ya basta de este drama infantil, ¿Quedó claro?— 

— Bueno, mamá... Y luego dicen que eres cariñoso, no los entiendo.—

— ¿Ah no? ¿Y quién te ha invitado a su casa en más de una ocasión para llorar y ver películas acurrucado en el sofá mientras te preparan tu comida favorita? ¿Mh? Porque Tae no fué.—

— Yahh, sí, eres un amor, pero también puedes ser muy pesado, Min, no puedes decir que no.—

×××

El único sonido en ese pequeño departamento era la voz de Mario presentado la siguiente partida de carreras, Yoon había tenido el valor de invitar a Jimin a una competencia de Mario kart y éste sorprendentemente para el minino aceptó a la primera y sin rechistar, dándole otro aliento de esperanza.

La ronda a elección había sido "La copa estrella", el segmento de mapas más complicados en el juego y al cual Jimin siempre le hacía el quite, muy pocas veces había podido si quiera finalizar la senda arcoiris en el tiempo adecuado, pero Yoon había ganado en piedra, papel o tijeras, y tenía el derecho de elección.

— Apostemos algo. —

— Nunca te pensé tan infantil, Yoon, ¿Qué quieres apostar? —

Esa simple pregunta llevó al minino a ponerle pause al juego antes de siquiera comenzar, era su oportunidad de conseguir solucionar ese incómodo momento que habían pasado, aunque no sabía exactamente cómo.

— El que gana puede mandar al otro por veinticuatro horas, ¿Te parece justo?—

Era totalmente injusto, claro, Yoon no tenía ni idea de lo pésimo que era en esa copa, pero él sí, y tendría que ser demasiado estúpido para aceptar.

— A menos que te de vergüenza perder contra mi, no lo sé, este mapa es bastante difícil, y no podemos decir que eres el mejor jugador. — Murmuró el muchacho con orejas felpudas entre su cabello, intentando tentar a Jimin, o al menos a su lado competitivo, ya había visto durante otras partidas del mismo juego que Jimin odiaba quedar cómo un perdedor.

— Cállate, Yoon, acepto, comencemos.— Y oficialmente se ponía el título de estúpido honorario.

Quince minutos más tarde ambos muchachos estaban compitiendo en la última pista, y cabe destacar, la más complicada, Yoon había ganado la primera, pero Jimin había conseguido la tercera, y claro, la segunda la ganó un personaje que ninguno había elegido, por lo mismo ésta era la decisiva.

— Ah, maldición. — Murmuró Jimin mientras su personaje elegido caía al vacío por décima vez, con suerte había pasado a segunda vuelta, pero YoonGi ya iba en la tercera, se sentía aún más enojado sólo por la idea de perder, y con eso en mente tuvo que poner manos a la obra.

Al estar ambos sentados en el suelo, con la espalda contra el sofá, Jimin ni tonto ni perezoso con total sigilo se fue acercando más a su compañero de departamento, hasta el punto de quedar pegado a él, ¿Qué estaba haciendo? Ejerciendo presión, y por el movimiento errático que hacía la cola del minino podía notar que funcionaba.

— Jimin, ¿Qué crees que haces? — Y ahí se iba su prominente victoria, el sentir el exquisito aroma del muchacho a su lado le hacía perder la concentración y por lo mismo olvidó los controles un momento y su querido Luigi había caído al vacío.

— Juega, Yoon. — Y sólo con esa frase Jimin pudo apoyar su cabeza contra el hombro ajeno, acurrucandose a él mientras su personaje rebasaba más y más a los contrincantes en la pista, ya había entrado a la tercera vuelta y fue inevitable reír al notar que Yoon no hacía nada, Luigi se había quedado estático a mitad de camino.

— ¡Mierda! ¡Estás haciendo trampa!— Exclamó el felino al salir por fin de su trance, pero claro, era difícil concentrarse cuando tenía a Jimin haciéndole cariño con tanto descaro, aún más cuando había estado en total sequía de amor durante más tiempo del adecuado.

Un momento después Jimin con una sonrisa oficialmente había conseguido rebasar al minino y sin perder tiempo procuró no caer otra vez, ocupó unas cuántas cajas especiales para retrasar a los posibles competidores por el primer lugar y sin poder creerlo pasó la meta de los primeros, oficialmente había ganado la partida, y de paso, la apuesta.

— ¡Victoria! ¡Te gané, imbécil! ¿Y creías que iba a perder? Já.— Exclamó feliz cómo un niño pequeño al alzar sus brazos en son de alegría mientras poseía una sonrisa imborrable, tan preciosa que Yoon no pudo aguantar las ganas de robarle un beso ahí mismo, dejándole con los brazos en alto y el pulso tan acelerado que sentía su corazón estallar.

— Acepto mi derrota, por veinticuatro horas tú mandas, Jiminnie, oficialmente eres mi dueño.— Murmuró satisfecho el muchacho de ojos felinos mientras tomaba distancia de esa exquisita boca, soltando un suspiro y escondiendo su sonrisa mientras le rogaba a toda deidad que Jimin no lo llegara a moler a golpes con esas pequeñas manos que poseía.

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Hey 💛 Cómo igual llegan rápido a las vistas que pongo para actualizar cambiaré el método de actualización por estrellas.
¡Nos vemos en treinta estrellas! Besitos.

Yoonmin ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora