Yoonmin ||

019

¿Cómo una pastilla podía tener tan mal sabor? Ya era el tercer día que se mantenía tomando una antes de dormir, y eran genuinamente repugnantes, pero claro, la otra opción era ser padres, y no, por el momento, no gracias.

Su regreso a la ciudad había sido tranquilo, le quedaba una semana antes de entrar a su segundo semestre anual, se encontraba en el primer año de la carrera de literatura y hasta el momento iba bien, todos sus ramos en orden, ninguno lo había arruinado con malas calificaciones y justo por eso se sentía más relajado con ese regreso, sin evaluaciones pendientes, sin ningún promedio corriendo riesgo, tal él, sería el semestre ideal, hasta su horario había quedado arreglado de manera decente, el único detalle es que tendría clases los sábados por la mañana, pero bueno, era sólo por unas semanas hasta que hubiera más cupo en su sección ideal.

Por otro lado se encontraba Yoon, apenas volver había sido notificado de su despido, ¿Acaso la gente tenía tan poca empatía con su situación? Pero claro, si iba a trabajar caliente por su celo y se le insinuaba a los clientes, lo despiden igual, ante sus ojos era una enorme injusticia. Aún así tan sólo bastó un par de días y ya se encontraba en plena entrevista para una cadena enorme de cafeterías; "Starbucks", todo gracias a Hoseok, siempre sus amigos estaban ahí para salvarle cuando ninguno de los locales a los que postulaba se dignaban a responder.

— ¿En serio no lo golpeaste? Si ése imbécil de Gum se acercara así  a Tae, yo lo mato. —

— Claro, tú y esos 66kg de puro músculo, se queda molido en el piso, eh.—

Sin esperarlo ante aquella broma una segunda risa apareció acompañando la del minino, Kook, uno de los compañeros de turno que tenía Seok se encontraba barriendo junto a ellos, y no pudo evitar soltar un par de carcajadas apenas oír el comentario burlesco, pero claro, Yoon era un completo extraño, y a Seok no lo conocía tanto cómo para reírse así de él, y por lo mismo con una excusa prefirió retirarse para limpiar el mostrador.

— Uh, ¿Lo miré muy mal?— Preguntó Yoon acabando su café gratis luego de la entrevista, ya había quedado contratado, y en un par de días le llamarían para arreglar turnos.

— No, él es así, con el tiempo entrarán en confianza, si primero no lo matas por lo torpe que es, claro.—

Un segundo después Hoseok sintió su móvil vibrar y al alzar la vista  pudo dar con Tae, su amado novio se encontraba de pie en la calle de enfrente, con esa hermosa sonrisa rectangular y su cabello más claro de lo usual, queriendo enseñarle ese nuevo cambio de look de inmediato. 

— Bueno, ya llegó mi remplazo al parecer, así que me retiro.— Llegó a comentar con una suave risa mientras Seok partía al baño para cambiarse, su turno había acabado y era tarde de cine con Tae.

— Hey, hey, ¿Cómo estás? Le mandas mis saludos a Jimin, ¿Si? — Preguntó el muchacho de ahora cabello platinado mientras besaba la mejilla de Yoon cómo saludo, manteniendo su sonrisa, pero más tenue.

— Algo cansado, pero bien, y ok, capitán, Hope se está cambiando, ya debería estar por salir, mientras tanto aprovecha la oferta, hay dos por uno en bebidas frías.— Comentó finalmente palmeando el hombro del muchacho y saliendo con su gorra bien puesta, aunque en esa ocasión su cola se mecía con calma y total libertad.

Con esa nueva propuesta a Tae se le hizo agua la boca y sin desperdiciar ni un segundo buscó entre sus bolsillos la billetera de cuero tan clásica de él, pero distraído cómo siempre y sin notar por dónde iba mientras rebuscaba en su riñonera sintió un cuerpo más cerca de lo esperado y apretando sus puños ante el ruido de una taza quebrar pudo soltar un pequeño grito, joder, ¿Qué había hecho? 

— ¡Lo siento mucho! Ah, te he manchado por completo... De verdad lo lamento, ¿Puedo pagar por la taza? No lo sé, lo lamento mucho.— Murmuró Taehyung apenas ver a un muchacho a escasos centímetros, con una mezcla de caramelo, crema y café por toda su playera goteando con prisa a sus pantalones, justo por eso y en acto reflejo tomó unas cuantas servilletas y comenzó a limpiar su abdomen, al menos deteniendo el goteo del líquido mientras mordía por manía su propio labio inferior, avergonzado por lo torpe de su actuar.