Capitulo 16

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-¿Adónde vamos?
-Tenemos una cita cerca de Greenwood.
-Supongo que es demasiado esperar que «con una una cita» te refieras a ir a cenar y bailar.
-Me temo que sí.
-¿Cuánto tiempo estaremos allí?
-Sólo una noche.
-Espero que mañana no tengamos que madrugar tanto.
-Más aún. Tenemos un largo viaje por delante.
-No me digas.
-La vida en los circos es así.
-¿Y dices que tendremos que hacer esto todas las mañanas?
-En algunos lugares nos quedaremos un par de días, pero no más.
-¿Hasta cuándo?
-El circo tiene programadas funciones hasta octubre.
-¡Pero si faltan seis meses! -_________(tn) podía ver cómo el futuro se extendía como un borrón oscuro ante ella. Seis meses. Justo lo que duraría su matrimonio.
-¿Por qué te preocupas? -preguntó él.
-¿De verdad crees que vas a aguantar hasta el final?
-¿Y por qué no?
-Van a ser seis meses -dijo él sin ambages. -Recorreremos montones de kilómetros. Tenemos funciones tan al norte como Jersey y tan al oeste como Indiana.
«En una camioneta sin aire acondicionado.»
-Ésta será la última temporada del circo de los Hermanos Quest -dijo él. -Así que lo haremos lo mejor posible.
-¿A qué te refieres con que será la última temporada?
-El dueño murió en enero.
-¿Owen Quest? ¿El nombre que está escrito en los camiones?
-Sí. Su esposa, Bathsheba, ha heredado el circo y lo ha puesto a la venta.
«¿Había sido su imaginación o Rubén había apretado casi imperceptiblemente los labios?»
-¿Llevas mucho tiempo en el circo? -preguntó ella, decidida a saber más de él.
-Voy y vengo.
-¿Tus padres pertenecían al circo?
-¿Cuáles? ¿Mis padres cosacos o los que me abandonaron en Siberia? -Él ladeó la cabeza y ella vio que le brillaban los ojos.
-¡No te criaron los cosacos!
-¿Pero no lo oíste anoche?
-Eso es como uno de esos cuentos de P. T. Barnum para el circo -dijo refiriéndose al popular artista circense que se inventaba fantásticas historias para hacer más emocionantes los espectáculos. -Sé que alguien tuvo que enseñarte a cabalgar y usar el látigo, pero no creo que fueran los cosacos. -Hizo una pausa. -¿O sí?
Él se rio entre dientes.
-¿Algo más, cara de ángel?
No iba a dejar que se le escapara otra vez.
-¿Cuánto llevas en el circo?
-He viajado con el circo de los Hermanos Quest desde la adolescencia hasta que cumplí los veinte. Desde entonces voy y vengo.
-¿Qué haces el resto del tiempo?
-Ya sabes la respuesta a eso. Estoy en prisión por asesinar a una camarera.
Ella entrecerró los ojos, haciéndole saber que lo tenía bien calado.
-¿No trabajas de gerente en el circo todo el tiempo?
-No.
Puede que si dejaba de presionarlo un rato, le sacase más información personal.
-¿Quiénes eran los Hermanos Quest?
-Sólo era Owen Quest. Se llama así por seguir la tradición de los Hermanos Ringling. La gente del circo considera que es mejor que todos crean que el circo es de una familia aunque no sea así. Owen fue el propietario del circo durante veinticinco años y, un poco antes de morir, me pidió que terminara la temporada por él.
-Menudo sacrificio para ti. -Ella lo miró expectante y, en vista de que él no respondía, lo aguijoneó un poco más. -Dejar de lado tu vida normal..., tu trabajo de verdad...
-Mmm. -Ignorando el interrogatorio de ________(tn), Rubén hizo que se fijara en una señal de la carretera. -Avísame si ves más indicaciones como esa, ¿vale?
Ella vio tres flechas rojas de cartón. Cada una de ellas tenía impresas unas letras azules y señalaban hacia la izquierda.

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