Capitulo 51

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—Mis padres murieron en un accidente ferroviario en Austria cuando yo tenía dos años. Se hizo cargo de mí el pariente más cercano, el hermano de mi madre. Era un sádico hijo de puta al que le daba placer pegarme.
—Oh, Rubén...
—No quiero ganarme tu simpatía. Sólo quiero que comprendas cómo soy. —Él se sentó en un banco y parte de su rabia desapareció. Se inclinó hacia delante y se frotó el puente de la nariz con el pulgar y el índice. —Siéntate, _______(tn).
Ahora que ya no tenía remedio, ______(tn) se preguntó si no debería haber dejado las cosas tal y como estaban, pero había llegado demasiado lejos como para retroceder ahora, y se sentó a su lado. Él se quedó mirando hacia delante; parecía cansado y vacío.
—Habrás leído historias sobre niños maltratados, niños a los que mantienen encerrados durante años. —Ella asintió con la cabeza. —Los psicólogos dicen que incluso después de haber sido liberados de esa tortura, estos niños no se desarrollan de la misma manera que los demás. No tienen las mismas actitudes sociales. Y si no los rescatan a tiempo, ni siquiera aprenden a hablar. Supongo que eso es lo que me pasa con el amor. No llegué a experimentarlo en la infancia y ahora no puedo sentirlo.
—¿A qué te refieres?
—No soy uno de esos cínicos que cree que el amor no existe, porque lo he visto en otras personas. Pero yo no puedo sentirlo. Ni por una mujer ni por nadie. Nunca he amado.
—Oh, Rubén.
—No es que no lo haya intentado. He conocido algunas mujeres maravillosas a lo largo de mi vida pero, al final, sólo he conseguido herirlas. Por eso te he contado las píldoras. Por eso no quiero tener hijos.
—¿Crees que nunca podrás mantener una relación duradera? ¿Te refieres a eso?
—Sé que no puedo. Pero es más profundo que todo eso.
—No entiendo. ¿Qué es lo que te pasa?
—¿No has oído nada de lo que he dicho?
—Sí, pero...
—No puedo sentir las mismas emociones que los demás hombres. Por nadie. Ni siquiera por un niño. Cualquier niño merece que su padre lo ame, pero yo no podría.
—No te creo.
—¡Créelo! Me conozco a mí mismo y sé que no podría hacerlo. Mucha gente se toma a la ligera tener hijos, pero yo no. Los niños necesitan amor y, si no lo tienen, algo se muere en su interior. No podría vivir conmigo mismo sabiendo que un niño sufre por mi culpa.
—Todo el mundo es capaz de amar, y más cuando se trata de su propio hijo. Te ves a ti mismo como una especie de... de monstruo.
—Más bien como una mutación. No tuve una educación normal y es por eso que soy distinto. No puedo tolerar la idea de tener un hijo y que crezca sabiendo que no le amo. No pienso hacerle a nadie lo que me hicieron a mí.
Era una noche calurosa, pero _______(tn) se estremeció al darse cuenta del terrible legado que aquel violento pasado le había dejado a Rubén . Ese legado también la afectaba a ella y se abrazó a sí misma. Nunca se había imaginado teniendo un hijo con Rubén , pero quizá la idea ya había germinado en su subconsciente porque sentía como si acabara de sufrir una profunda pérdida. ______(tn) observó el perfil de su marido recortado contra el tiovivo que giraba a lo lejos.
La imagen la llenó de pena. Los caballos de madera, de brillantes colores, parecían representar la inocencia, mientras que Rubén , con aquellos ojos sombríos y el corazón vacío, era como un condenado a muerte. Durante todo el tiempo _____(tn) había pensado que era ella la que más amor necesitaba, pero él tenía heridas mucho más profundas. Guardaron silencio mientras volvían caminando a la caravana; no había nada más que decir.
Tater se había escapado otra vez y la estaba esperando. Trotó hacia ella saludándola con un barrito.
—Lo ataré de nuevo —dijo Rubén .
—No te preocupes, ya lo hago yo. Necesito estar sola un rato.
Él asintió con la cabeza y le pasó el pulgar por la mejilla mientras le dirigía una mirada tan desolada que ______(tn) no pudo soportarlo, así que se volvió y acarició la trompa de Tater.
—Vamos, cariño.
Lo llevó con los demás elefantitos y lo ató con la correa; luego cogió una vieja manta de lana y la puso en el suelo a su lado. Se sentó y se rodeó las rodillas con los brazos, Tater se acercó a ella. Por un momento pensó que la pisaría y se puso tensa, pero el animal se limitó a colocar sus patas delanteras a ambos lados y a rodearla con la trompa.
______(tn) se encontró sumergida en una cálida cueva. Presionó la mejilla contra el áspero cuerpo del animal, protegida entre las patas de Tater mientras oía el fuerte latido de su dulce y travieso corazón. Sabía que debería moverse, pero a pesar de estar bajo una tonelada de elefante, nunca se había sentido más segura.
Allí sentada, pensó en Rubén y deseó que fuera lo suficientemente pequeño para estar donde ella estaba, justo debajo del corazón de Tater.

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