Capitulo 67

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Sheba estaba bajo las sombras del toldo, ocultando su sufrimiento, mientras observaba reírse a Rubén y ______(tn) frente a su caravana.
Él quitó una paja del pelo a su esposa y luego le rozó la cara; un gesto tan íntimo que fue como si le hubiera acariciado el pecho. La amargura se extendió por su cuerpo como una vil corrupta, despojándola de todo lo demás.
Habían pasado cuatro días desde que Heather había confesado la verdad y Sheba no podía soportar lo feliz que parecía la pareja. Sentía como si fuera a su costa, y Rubén no merecía ser feliz.
—Olvídalo, Sheba.
Se giró y vio a Brady caminando hacia ella. Él llevaba pavoneándose como un gallito por el recinto del circo desde la noche que habían pasado juntos. Sheba casi esperaba que se pusiera las manos bajo las axilas y cacarease.
Era típico de Brady Pepper creer que porque se hubiera metido en su cama una vez tenía derecho de entrometerse en su vida.
—Déjame en paz.
—No es eso lo que quieres que haga.
Sheba odió la mirada de lástima que él le lanzó.
—No sabes nada.
—Déjalo, Sheba. Rubén forma parte de tu pasado. Será mejor que lo olvides.
—Suponía que dirías algo así. Eres todo un experto en olvidar, ¿no es cierto?
—Si estás hablando de Heather...
—Ya sabes que sí.
Digirió la mirada hacia el camión de los elefantes donde Heather empujaba una carretilla cargada de estiércol. Ahora era ella quien se encargaba de esa tarea, la misma que había realizado ______(tn). Sheba lo consideraba un castigo apropiado, pero Brady no estaba satisfecho.
Lo había arreglado todo para enviar a Heather con su cuñada Terry en cuanto ésta regresara de visitar a su madre en Wichita.
—Heather es cosa mía. En lugar de preocuparte por ella, por qué no piensas en lo bien que lo pasamos juntos la otra noche.
—¿Bien? Pero ¡si casi nos matamos el uno al otro!
—Sí. ¿No estuvo genial?
Brady sonrió ampliamente ante el recuerdo y Sheba sintió un escalofrío traidor en su interior. Había estado bien: la excitación, la emoción de alcanzar el clímax junto a alguien con tan mal genio y tan exigente como ella. Se moría por acostarse con él otra vez, así que se puso una mano en la cadera y adelantó el labio inferior.
—Preferiría que me abrieran en canal.
—Pues nena, yo siempre tengo el taladro listo para el trabajo.
Ella casi sonrió. Entonces vio que Rubén se inclinaba para besar a _______(tn) en la punta de la nariz. Cómo lo odiaba. Cómo los odiaba a los dos. A ella nunca la había mirado así.
—Mantente alejado de mí, Brady. —Lo empujó al pasar por su lado y se alejó con paso airado.
Tres días después, _______(tn) se dirigía a la casa de fieras con una bolsa de golosinas que había comprado cuando había pasado con Rubén por la tienda de comestibles. Tater iba detrás y los dos se detuvieron para admirar la voltereta que Peter Tolea, de tres años, estaba haciendo frente a su madre, Elena.
La rumana, esposa del acróbata, sólo hablaba un poco de inglés, así que _______(tn) y ella se saludaron en italiano, un idioma que ambas dominaban a la perfección. Tras hablar con Elena unos minutos, _______(tn) siguió caminando hacia la casa de fieras, donde pasó unos pocos minutos con Sinjun.
«Díselo.»
«Lo haré.»
«Díselo ya.»
«Pronto.»
Le dio la espalda escapando de la reprimenda que creía haber visto en los ojos de Sinjun. Durante los últimos días Rubén había sido tan feliz como un niño y ella no había sido capaz de aguarle la fiesta. Sabía que a él le costaría acostumbrarse a la idea de un bebé, así que era importante elegir el momento adecuado para darle la noticia.
Cogió las ciruelas que había comprado para Glenna y entró en la carpa. Pero la jaula de la gorila había desaparecido.
Salió con rapidez. Tater abandonó el heno y trotó felizmente tras ella mientras se acercaba al camión que transportaba a las fieras. Troy estaba echando una siesta dentro de la cabina y ella se inclinó sobre la ventanilla abierta para sacudirle el brazo.
—¿Dónde está Glenna?
Troy se despertó sobresaltado y su desgastado Stetson chocó contra el espejo retrovisor cuando se enderezó.
—¿Eh?
—¡Glenna! No está en su jaula.
Él bostezó.
—Vinieron esta mañana por ella.
—¿Quien?
—Un tío. Sheba estaba con él. Cargó la jaula de Glenna en una camioneta y se piró.
Aturdida, _______(tn) soltó al muchacho y dio un paso atrás. ¿Qué había tramado Sheba? _______(tn) encontró a Rubén revisando la lona del circo por si había desgarrones.
—¡Rubén ! ¡Se han llevado a Glenna!
—¿Qué?
Le explicó lo que había averiguado, y Rubén la miró con gravedad.
—Vamos a hablar con Sheba.
La dueña del circo estaba sentada tras el escritorio del vagón rojo ocupándose del papeleo. Tenía el pelo recogido y estaba vestida con un mono color caqui con el cuello adornado con un bordado de estilo mexicano. ______(tn) se puso delante de Rubén para enfrentarse a ella.
—¿Qué has hecho con Glenna?
Sheba levantó la vista.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Porque soy yo quien se encarga de la casa de fieras. Es uno de mis animales y está bajo mi cuidado.
—¿Perdón? ¿Uno de tus animales? Me temo que no.
—Ya basta, Sheba—la interrumpió Rubén . —¿Dónde está la gorila?
—La he vendido.
—¿La has vendido? —la increpó él.
—Por si no lo sabías, el circo de los Hermanos Quest está de rebajas. Como todos los que trabajan de la casa de fieras, he decidido venderla.
—¿No crees que deberías habérmelo dicho?
—Pues la verdad es que ni se me pasó por la cabeza. —Se levantó del escritorio y llevó un fajo de documentos al archivador. _______(tn) dio un paso adelante cuando Sheba abrió uno de los cajones.
—¿A quién se la has vendido? ¿Dónde está?
—No sé por qué estás tan disgustada. ¿No era a ti a quien le gustaba decir a todo el mundo lo inhumana que era nuestra exhibición de fieras?
—Eso no quiere decir que quisiera que vendieras a Glenna. Quiero saber adónde se la han llevado.
—A un nuevo hogar. —Sheba cerró el cajón.
—¿Adónde?
—¿Estás interrogándome?
– ¿Que? ¿eres ciega o que?
–¿Quieres pelear?
– Adelante.
____(tn) y Sheba estaban preparándose para arreglar cuentas a golpes. ____(tn) estuvo a cinco centímetros de agarrar el cabello de Sheba dispuesta a tirarla al suelo.
Rubén apoyó la mano en el hombro de ______(tn).
—¿Por qué no vuelves con los animales y dejas que yo me encargue de esto?
—Quiero saber dónde está. Rubén , tengo que decirle un montón de cosas sobre las costumbres de Glenna al nuevo propietario. Odia los ruidos fuertes y le dan miedo las personas que llevan sombreros grandes. —Se le puso un nudo en la garganta al pensar que no vería otra vez a la dulce gorila. Quería que Glenna tuviera un nuevo hogar, pero le habría gustado poder despedirse de ella. Recordó la manera en que a la gorila le gustaba asearla y se preguntó si alguno de sus nuevos cuidado res le dejaría hacerlo. Sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. —Le encantan las ciruelas. Tengo que decirles lo de las ciruelas.
Rubén le dio una palmadita en el brazo.
—Escribe una lista y me aseguraré de que la lean. Venga, ahora tengo que hablar con Sheba.
_______(tn) quiso protestar, pero se dio cuenta de que Rubén tendría más posibilidades de conseguir que Sheba colaborara si estaban solos. Se dirigió a la puerta, pero se detuvo en el umbral y volvió la mirada hacia la dueña del circo.
—Ni se te ocurra hacerlo de nuevo, ¿me has oído? La próxima vez que vendas un animal, quiero saberlo antes. Y también quiero hablar con el nuevo propietario.
Sheba arqueó las cejas.
—No puedo creer que te atrevas a darme órdenes.
—Pues créetelo. Y será mejor que me hagas caso. —Se dio la vuelta y los dejó solos.
Durante un rato, ni Sheba ni Rubén abrieron la boca. Rubén dudaba que el discurso de ______(tn) hubiera intimidado a Sheba, pero se sintió orgulloso de que su esposa se hubiera defendido sola. Observó a su antigua amante y sólo sintió asco.
—¿Qué te pasa, Sheba? Siempre has sido una mujer dura, pero nunca fuiste cruel.
—No sé de qué te quejas. A ti tampoco te gusta la exposición de fieras.
—No te hagas la tonta. Querías hacer daño a ______(tn) y lo has conseguido. La utilizas a ella para hacerme daño a mí y no pienso consentirlo.
—No seas creído, no eres tan importante.
—Te conozco, Sheba. Sé cómo piensas. Todo iba bien mientras la gente pensaba que ______(tn) era una ladrona, pero ahora que saben la verdad, no puedes soportarlo.
—Hago lo que me da la gana, Rubém. Siempre lo he hecho y siempre lo haré.
—¿Dónde está la gorila?
—No es asunto tuyo. —Sheba salió de la caravana tras fulminarle con la mirada.
Rubén se negó a ir tras ella, no pensaba darle la satisfacción de tener que pedirle nada. Se acercó al teléfono. Tardó un día en localizar al distribuidor al que Sheba había vendido la gorila.
El distribuidor le pidió el doble de lo que le había pagado a Sheba por el animal, pero Rubén no regateó. Buscó un hogar confortable para Glenna y, el miércoles de la semana siguiente, pudo decirle a ______(tn) que su gorila se acababa de convertir en la nueva residente del zoo Brookfield de Chicago.
Lo que no le dijo fue que había sido su dinero el que lo había hecho posible. ________(tn) rompió a llorar y le dijo que era el marido más maravilloso del mundo.
Brady y Heather se detuvieron en el mostrador de la TWA en el aeropuerto de Indianápolis. La chica embarcaría en un avión de esa compañía rumbo a Wichita. No se habían dirigido la palabra desde que habían salido del recinto esa mañana, y a Brady le corroía la culpa, algo que no le gustaba nada. Sheba lo había insultado de todas las maneras que sabia y, el día anterior, _______(tn) lo había acorralado contra uno de los tenderetes para ponerlo de vuelta y media.
Lo habían hecho sentir un canalla. Pero ninguna de ellas sabía lo que era tener una hija ni quererla tanto que haría cualquier cosa por ella. Miró enfadado a su hija.
—Haz caso a tu tía Terry, ¿me oyes? Te llamaré todas las semanas. Si necesitas dinero me lo dices, y no se te ocurra empezar a salir con chicos todavía.
Ella miró hacia delante, con la mochila agarrada firmemente entre las manos. Se la veía tan bonita, delgada y resentida, que a él le dolió el corazón. Quería proteger a su hija, protegerla y hacerla feliz. Daría su vida por ella.
—Te enviaré un billete de avión para que vengas a Florida a pasar las vacaciones de Navidad con nosotros —dijo bruscamente. —Quizá podríamos ir a Disneylandia. ¿Te gustaría?
Heather se volvió hacia él con la barbilla temblorosa.
—No quiero volver a verte en mi vida.
Brady sintió un dolor desgarrador en las entrañas.
—No lo dices en serio.
—Ojalá no fueras mi padre.
—Heather...
—No te quiero. Nunca te he querido. —Sin derramar ni una sola lágrima y con la cara inexpresiva, Heather lo miró directamente a los ojos. —Quería a mamá, pero a ti no.
—No digas eso, cariño.
—Deberías sentirte feliz. Ya no tienes que sentirte culpable por no quererme.
—¿Quién te ha dicho que no te quiero? Maldita sea, ¿te lo han dicho los chicos?
—Eres tú quien me lo ha dicho.
—Jamás he hecho tal cosa. ¿De qué diablos hablas?
—Me lo has demostrado de mil maneras. —Se puso la mochila al hombro. —Lamento lo que sucedió con el dinero, pero ya te lo dije. Ahora me voy al avión. No te molestes en llamarme. Siempre estaré demasiado ocupada para ponerme al teléfono.
Se dio media vuelta y se alejó de él. Le enseñó el billete a la azafata y desapareció por la puerta de embarque.
¿Qué había hecho? ¿Qué había querido decir su hija con que le había demostrado de mil maneras que no la quería? lo había jodido todo. Él sólo quería lo mejor para ella. Aquel era un mundo duro y tenía que ser exigente con ella o acabaría convirtiéndose en una vaga. Pero todo había salido mal.
En ese momento se dio cuenta de que no podía dejar que se fuera. Sheba y ______(tn) habían tenido razón desde el principio. Empujó a la azafata al pasar por su lado y se coló por la puerta de embarque dando voces.
—¡Heather Pepper, vuelve aquí ahora mismo!
La alarmada azafata se interpuso en su camino.
—Señor, ¿puedo ayudarle en algo?
Los pasajeros que se interponían entre Heather y se giraron para ver qué pasaba, pero ella siguió caminando.
—¡Vuelve aquí inmediatamente! ¿Me has oído?
—Señor, voy a tener que llamar a seguridad. Si tiene algún problema...
—Venga, llámelos. Esa chica es mi hija y quiero que vuelva.
Heather casi había llegado a la puerta del avión cuando Brady la alcanzó.
—No pienso tolerar que ninguna hija mía me hable así. ¡Ni hablar! —La apartó a un lado con intención de decirle lo que se merecía. —Si crees que adoptando esa actitud conseguirás volver con tu tía Terry, estás muy equivocada. Mueve el culo, nos volvemos al circo, jovencita, y espero que te guste limpiar porque es lo que vas a hacer de camino a Florida.
Ella se lo quedó mirando con los ojos tan abiertos que parecían caramelos azules de menta.
—¿Me quedo?
—Por supuesto que te quedas. Y no quiero volverte a oír hablar así. —Se le quebró la voz. —Soy tu padre, y si se te ocurre no quererme de la misma manera que yo te quiero, te arrepentirás.
A continuación, Brady la abrazó y ella le devolvió el abrazo mientras los pasajeros que intentaban subir al avión los empujaban con sus bolsas y carritos, pero a ninguno de los dos pareció importarle. Brady siguió abrazando con fuerza a esa hija que amaba con locura y de la que no pensaba separarse nunca.

La llevó a un pequeño restaurante para charlar con su hija, por fin estaban entablando conversación padre e hija. Heather esta feliz en hablar con su padre, incluso del chico con el que había conocido. Brady tuvo que ir al baño por un momento y ella se encontraba sentada sola el restaurante estaba casi vacío solo estaban dos ancianos y las chicas que atendían.
De pronto un sujeto entro con un arma apuntándoles a las chicas que estaban en la caja. Heather se asusto no supo que hacer vio a los viejitos que se ocultaron debajo de la mesa. Ella quiso imitar esa acción pero fue muy tarde. El tipo la miro mientras las chicas ponían el dinero en la maleta. Después de que vaciaran todo el dinero de la maleta, se acerco a Heather mirándole con lujuria de arriba abajo y de abajo arriba. Nunca se había sentido tan incomoda.
El sujeto la jalo bruscamente del brazo amenazándola con la pistola de que caminara con el.
Justo en el momento que el ladrón  iba a darle una bofetada por no querer caminar. Cerro los ojos, no quería verlo.
Pero no sintió nada, volvió abrir los ojos y vio a su padre encima del ladrón moliendo la cara a puños.
–Con...mi... hija... no... cabron– Dijo acompañado de golpes cada palabra.
– Papá para porfavor– Heather comenzó a llorar. Brady lo noto en su voz, dejo al tipo inconsciente en el suelo y se fueron de allí.
Heather no paraba de llorar y eso lo ponía más nervioso a Brady ¿le habara hecho algo? ¿Le hizo algo más de lo que alcance a ver? Esas preguntas se formaban en la mente de Brady.
– Heather, mi amor. Necesito que me digas si ese infeliz te hizo algo más por favor– la agarro poniendo sus manos en los cachetes de su hija para que lo viera.
Heather empezó a llorar más fuerte y Brady se estaba resistiendo en ir a matar a ese hijo de perra por a ver lastimado a su hija. Con todo y el enojo que sentía se controlo y espero a que su hija hablara.
– No... No me toco papá
Brady siento un peso menos de sus hombros.
– ¿Y porque lloras princesa?
– Nunca imagine que te atrevieras a golpear a personas por mí
– Como no voy a golpear a un cabron que esta intentando pasarse de listo con mi hija en mis narices. Tu y tus hermanos son todo para mi y te doy más la preferencia a ti por ser mujer cariño, tus hermanos pueden contra hombres sin ningún problema. Pero una mujer no puede contra un desgraciado y menos una muchacha como tu. No sabes la rabia que me dio al verte tan frágil e indefensa y ver como ese hijo de mierda te comiera con la mirada... Por ti soy capaz de matar escucha me bien Heather– la tomo por los hombros– si ese tipo te hubiera llevado seria capaz de buscarte por mar y tierra para recuperarte, me oíste? . Por ti hago hasta lo imposible mi amor– dicho eso abrasó a su hija cargándola y allí supo que su hija era más que su mundo. Si le hubiera pasado algo a su hija jamas se lo hubiera perdonado, ni aunque la encontrara si la hubieran secuestrado. Un error como esos jamás se perdonan.

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