No estaba segura en absoluto, pero se puso de nuevo el rollito en la boca y cerró los ojos, rezando por no dar un brinco. _______(tn) gritó cuando oyó el chasquido del látigo y sintió una corriente de aire en la cara. El sonido retumbó en sus oídos. Tater abrió la boca y soltó un barrito.
—¿Te he dado? ¡Maldita sea, sé que no te he dado!
—No..., no..., estoy bien. Es sólo... —Respiró hondo y recogió el rollito que había dejado caer, observando que Rubén había sesgado un trocito del extremo. —Es sólo que estoy un poco nerviosa.
—_______(tn), no tienes por qué...
Ella se colocó el blanco de nuevo en la boca y cerró los ojos.
«¡Zas!»
______(tn) gritó otra vez.
—Si sigues gritando comenzaré a ponerme nervioso —dijo Rubén en tono seco.
—¡No gritaré! Pero por Dios, no pierdas los nervios. —Cogió el rollito, era mucho más corto de lo que había sido en un principio. —¿Cuántas veces más?
—Dos.
—¿¿Dos??—chilló.
—Dos.
Esta vez colocó el rollito justo en el borde de los labios.
—Estás haciendo trampa.
El sudor corría entre los pechos de ______(tn) cuando volvió a colocarlo. Respiró hondo.
«¡Zas!»
Otra corriente de aire le agitó un mechón de pelo contra la mejilla. Casi se desmayó, pero de alguna manera logró contener el grito. Sólo una vez más. Una vez más.
«¡Zas!»
La joven abrió lentamente los ojos.
—Ya está, ______(tn), se acabó. Ahora sólo tendrías que saludar al público. Estaba viva y sin marcas.
Atontada, lo miró y habló con un ronco susurro.
—Lo he hecho.
Él sonrió y soltó el látigo.
—Pues claro que sí. Estoy orgulloso de ti.
Con un gran grito de alegría, corrió hacia él y se arrojó a sus brazos. Rubén la atrapó automáticamente. Cuando la estrechó contra su cuerpo, una lenta oleada de calor recorrió el cuerpo de _______(tn). Él debió de sentir lo mismo porque se echó atrás y la dejó en el suelo.
_______(tn) sabía que Rubén no aceptaba que se hubiera negado a hacer el amor con él desde aquella tarde de sudor y sexo que la había perturbado tan profundamente. Su período le había dado una excusa perfecta durante unos días, pero había terminado hacía media semana. Le había pedido un poco de tiempo para aclararse las ideas y, aunque Rubén había estado de acuerdo, no le había gustado nada.
—Sólo un truco más —dijo él— y luego terminamos.
—Quizá deberíamos dejarlo para mañana.
—Es el truco más fácil. Venga, vamos a hacerlo antes de que pierdas el valor. Ponte dónde estabas.
—Rubén...
—Venga. No te dolerá. Te lo prometo.
A regañadientes, _______(tn) regresó al lugar donde había estado antes. Rubén cogió el látigo más largo y lo sostuvo entre los dedos.
—Colócate frente a mí y cierra los ojos.
—No.
—Confía en mí, cariño. Esta vez tienes que tener los ojos cerrados.
_______(tn) hizo lo que le decía, pero entreabrió uno de los ojos para ver lo que él hacía.
—Levanta los brazos por encima de la cabeza.
—¿Los brazos?
—Levántalos por encima de la cabeza. Y cruza las muñecas.
Ella abrió los dos ojos.
—Creo que me olvidé de decirle a Trey algo sobre la nueva dieta de Sinjun.
—Todas las mujeres de apellido Doblas han hecho este truco.
Resignada, _______(tn) levantó los brazos, cruzó las muñecas y cerró los ojos, diciéndose a sí misma que no podía ser peor que sostener un rollito con los labios.
«¡Zas!»
Apenas había percibido el chasquido del látigo cuando sintió que éste le rodeaba y le ataba las muñecas con fuerza. Esta vez el grito le salió del alma. Dejó caer los brazos tan rápidamente que sintió que se le dislocaban los hombros. Se miró con incredulidad las muñecas atadas.
—¡Me has dado! Dijiste que no me tocarías, pero lo has hecho.
—Estate quieta, ______(tn), y deja de gritar de una vez. No te ha dolido.
—¿No me ha dolido?
—No.
Ella miró sus muñecas y se dio cuenta de que él tenía razón.
—¿Cómo lo has hecho?
—Destensé el látigo antes de chasquearlo. —Rubén hizo un movimiento con la muñeca para que el látigo se aflojase, y la liberó. —Es un truco muy viejo, pero el público lo adora. Aunque, después de que te ate las muñecas, debes sonreír para que todos sepan que no te he hecho daño. Acabaré en la cárcel si no lo haces.
_______(tn) se examinó una muñeca y luego la otra. Se dio cuenta con asombro de que estaban intactas.
—¿Y si te olvidas de destensar el látigo antes de apresarme las muñecas?
—No lo haré.
—Podrías lastimarme Rubén . Es imposible que siempre te salga bien.
—Claro que sí. Llevo años haciéndolo y nunca he lastimado a nadie mucho menos a ti. Se lo delicada que eres. —Comenzó a recoger los látigos y ella se maravilló de aquella perfecta arrogancia, pero al mismo tiempo se sintió inquieta.
—Esta mañana las cosas han salido algo mejor—dijo ella, —pero aún me parece imposible que pueda actuar contigo dentro de dos días. Jack me ha dicho que voy a interpretar a una gitanilla indomable, pero no creo que las gitanas indomables griten como lo hago yo.
—Ya pensaremos algo. —Para sorpresa de la joven, Rubén le dio un besito en la punta de la nariz antes de girarse para marcharse, pero se detuvo en seco y se volvió de nuevo hacia ella. La miró un buen rato. Luego inclinó la cabeza y posó sus labios sobre los de _______(tn).
La joven le rodeó el cuello con los brazos cuando él se apretó contra ella. Aunque su mente le decía que el sexo debía ser sagrado, su cuerpo deseaba ardientemente las caricias de Rubén , y _______(tn) supo que nunca tendría suficiente de él. Cuando se separaron, Rubén sostuvo la mirada de ella durante un largo y dulce instante.
—Sabes como un rayo de sol —susurró. Ella sonrió. —Te daré unos días más, cariño, porque sé que todo esto es nuevo para ti, pero nada más.
________(tn) no tuvo que preguntarle a qué se refería.
—A lo mejor necesito más tiempo. Tenemos que conocernos mejor. Respetarnos el uno al otro.
—Cariño, en lo que concierne al sexo, te aseguro que siento mucho respeto por ti.
—Por favor, no hagas como si no supieras de lo que hablo.
—Me gusta el sexo. A ti te gusta el sexo. Nos gusta practicarlo juntos. Eso es todo.
—¡Eso no es todo! El sexo debería ser sagr...
—No lo digas, _______(tn). Si dices esa palabra otra vez, te juro que flirtearé con cada camarera que encuentre de aquí a Cincinnati.
Ella entrecerró los ojos.
–Solo te digo que si te vuelvo a ver con camareras esta vez seré yo la que platique con un hombre. No se te olvide que mi físico esta en perfección. No me seria dificil que me hicieran caso. Así que decide tu.
– Si te acercas a un hombre te juro por Dios que ...
– Qué, qué?– la joven miro a su esposo a los ojos para desafiarlo.
Rubén tenia cara de querer poner sus manos en su cuello y apretarlo hasta que le pidiera que la suelte pero en vez de eso se limito a hacer una cosa.
La besó. Le valió que trabajadores estuvieran viendo la escena así que le agarro del trasero masajandolo. Dios como le encantaba sentir las nalgas de su esposa era como agarrar cojines muy esponjaditos y ni hablar de la sensación de sentir los pechos de su esposa contra su torso. De algo hay que darle crédito de que estaba más buena que Sheba lo estaba.
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One & Only
FanfictionElla una chica delicada & fina, el un chico serio guapo. Ambos con indiferencias, tienen que soportarse ya que ___ puede ir a la carcél debido a que su padre le puso esa condición despues de perder media fortuna de su empresa