Capitulo 10

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Cuando desperté tenía los ojos vendados....

  — Sara, ¿estás despierta?— 

— Siiii— 

— Muy bien — 

— ¿Me puedo quitar lo que sea que tenga en los ojos? — 

— Nop , espera un momento— José salio del carro y pues yo... yo no hice nada

— Sara, ven— José había abierto la puerta del carro 

 —   ¿Dónde estamos ?—

  — Espera un momento, solo camina— 

Baje del carro con miedo a caer, di unos cuantos pasos, de fondo se oía un sonido relajante tenue, no sabía que era ...

  — Ya te puedes quitar la venda— 

Me la quité y quede sorprendida, estábamos en el mar, bueno no directamente en el mar si  no que en la playa muy muy cerca del mar, a la par de el.

— José— 

— ¿Qué pasa sara?— 

— Que hermoso lugar— 

La playa estaba algo desolada, ya que eran las diez de la mañana, me quite el suéter, José cerro el carro con llave y fuimos corriendo hasta las olas del océano, nos mojamos hasta mas no poder, estuvimos molestando y jugando con la arena.

José se sentó en la arena a observar como yo corría entre las olas del mar, solo se reía.

Después de un rato, un buen rato, más bien un par de horas nos fuimos a cambiar la ropa y ya que estábamos empapados y llenos de arena.

Después de haber molestado y reído bastante fuimos a almorzar, comí con muchas ansias por que me moría de hambre, comí todo lo que me dieron en el restaurante al que fuimos, fue muy hermosos.

Después de almorzar salimos de nuevo a la playa, ya era tarde.

Me quede observando las olas, eran enormes y chocaban con gran fuerza contra las rocas y la arena, hacían un sonido maravilloso, era un lugar in comparable...

— ¿Que te pareció ?—  Sonriendo-le lo vi a los ojos y lo abrace...

— Fue maravilloso— 

—Necesitaba animarte y decidí traerte hasta aquí— 

— Gracias— 

— No hay de que, eres muy especial para mi y no te puedo ver haci de mal—

Sonreí y viendo al mar suspire.

Después de ver por un largo rato las olas chocar José decidió emprender el viaje de regreso a casa.

Estábamos en el carro con música y yo totalmente cansada, Me dormí por un rato, cuando desperté íbamos aun en la carretera, pusimos la radio y José conducía en silencio.

Mientras íbamos miraba por la ventana.

Sentía una felicidad inigualable, me sentía en paz.

Después de un buen rato en el carro, llegamos a casa, aunque faltaban algunos metro para llegar a mi casa pero igual ya estaba en mi área, el pedazo del país que si conocía.

Era tarde para decir verdad, llegamos hasta mi casa...

  — Gracias por todo— Le dije a José mientras lo abrazaba 

— No hay de que Sara, eres mi mejor amiga y tu tienes que estar feliz, siempre, siempre— 

Sonreí y entre en silencio a mi casa.

Todo estaba en silencio, lentamente entre y subí a mi habitación y me dormí.

El renacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora