Capitulo 13

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Ya es viernes, Josué está en la casa, cuidándome, ayer me ayudo el echo de que el estuviera con migo en la escuela, hoy supongo no ira por que ya es hora y no se ha levantado.

Me dirigí a la escuela, con más desánimos aun, al entrar vi que los maestro me miraban fijamente al brazo...

— Sara—  era José

— Hola— 

— ¿Cómo has estado?— 

— Bien— 

— Que bien— 

— Si— 

Nos quedamos unos minutos en silencio...

— Y si buscas ayuda— 

— Pero tu eres mi ayuda— 

— Pero por lo visto no te puedo salvar— 

— ¿Pero que? no es tu culpa el echo de que yo no lo pueda soportar— 

— Pero no te puedo salvar aunque corra lo más rápido que pueda— 

— Lo que pasa es que yo no se esperar— 

— Pero tu actúas ante tus impulsos, por voluntad, no por querer— 

— Si pero, igual tu me ayudas— 

— ¿Cómo?— 

— Tu conoces todos y cada uno de mis problemas, tu me has ayudado des de que te conozco, tu puede seguir ayudándome, solo necesito hablar un poco más y contarte lo que ciento para que tu puedas estar prevenido ante lo que puede llegar a suceder, yo eh sido la culpable por que me eh cerrado demasiado y no te eh contado sobre mi estado— 

— Pero ¿Como sabre si estas bien o mal?— 

— Yo te lo diré intentare no guardarme las cosas y te contare como me siento— 

— Esta bien, más vale no mentirme por que no quiero que te dañes aun mas de lo que estas — 

— Gracias, y lo are — 

A la hora del almuerzo estaba con José mientras comía pensaba en todo lo que había pasado con Jacob, me sentía mal.

— Sara, ¿Crees que yo tengo oportunidad con ella?—  Me lo dijo señalando a una chica, que por cierto es muy bonita

— No lo se, ¿Y si le hablas?— 

—Tengo que pensarlo muy bien— 

— Está bien— 

Terminando las clases fuimos a la casa (José y yo), Josué estaba aun en la casa, cuando entre ala cocina el estaba de espaldas y lo abrace, Jose y Josué se saludaron de forma fría y sin tanto afecto, fue raro, muy raro pero ya que, los tres subimos a mi habitación y nos sentamos en la cama, no decíamos nada, me sentía rara.

— ¿Tienen hambre?— 

— Si— 

— MMMM no mucha—  

José es uno de los que mas les gusta comer, claramente iba a tener hambre, Josué era de los que comían poco.

— Y si salimos a comer algo— 

— No que ganas— 

— Exacto esta muy lejos— 

Hombres...

— Bueno— 

Los dos se echaron a reír, decidimos ver una película en la compu de José, colocamos la compu en el suelo y José se sentó a mi derecha y Josué a mi izquierda, los dos en plan de no dejarme escapar e ir a hacer algo más.

Vimos la película pero me quede dormida en el hombro de Josué lo cual era normal, ya que eramos muy unidos los dos.

Al despertar estaba en mi cama y vi a José y Josué en la orilla de la misma.

  — ¿Qué hora es?— 

— Las seis de la tarde—  Los dos respondieron en coro, fue tierno.

— Que tarde— 

José se fue a su casa y Josué se quedo con migo, molestamos un rato pero de igual manera no aguantaba mucho por que me sentía cansada, haci que esta vez no fue tanto el relajo que se formo.  

El renacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora