El primer encuentro

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Por la mañana del domingo luego del desayuno salimos de la casa

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Por la mañana del domingo luego del desayuno salimos de la casa. Mi tío les había prometido a las niñas que iríamos al parque de diversiones al que tanto los últimos días deseaban ir. Pero antes de empezar cualquier otra actividad, pedí para que nos pasáramos a Music and Book Hall, una tienda de libros de segunda mano y de música. Sophie tenía una obsesión con los Cd's de música pop y rock y tenía una impresionante colección en un mural de nuestra habitación. Veníamos a este lugar desde niñas, hasta que yo comencé a coleccionar mis propias reliquias: libros.

Cuando llegamos a la tienda, pasé por la sección de discos y me distraje un rato. Me puse a mirar a hurtadillas a través de las estanterías. Paseé entre los de vinilo mientras que Nora intentaba que mis primas no se encargasen de dejar la tienda patas para arriba. Me detuve al encontrar un cd de The Eminem Show. Sophie no controlaba lo que hacía o escuchaba, pero no se escondía cuando no estaba de acuerdo conmigo y el rap nunca formaría parte de su colección.

Estuve a punto de dejarlo cuando me detuve totalmente cuando sentí algo.

El crudo frío que percibí por dentro vagamente me resultó familiar. Paseé la mirada en mí alrededor buscando algo... hasta que cerca del techo encontré el aire acondicionado de la tienda.

Me sobresalté un poco cuando Nora apareció a mi lado, fingiendo mirar entre los estantes.

—El chico de la caja no deja de mirarte—me dijo en voz baja—. ¿Lo conoces?

Levanté la vista al instante. Me encontré con una cara bonita de rasgos delicados, el cabello pelirrojo, impecablemente vestido con una simple remera gris y bermudas de color crema, a los lejos me regaló un pequeño saludo militar.

—No sé de lo que me estás hablando—le dije—. Nunca lo he visto aquí antes.

Y no mentía. El antiguo encargado de la tienda era un hombre llamado Marshall, era bastante gruñón, pero me dejaba quedarme en la sección biblioteca todo el tiempo que quisiese.

El inesperado frio volvió a congelarme los huesos, y me quedé quieta un momento.

—¿Qué ocurre?—me preguntó Nora.

—Nada—respondí, pero realmente estaba pensando en aquella extraña sensación de frío... y en lo familiar que lo sentía con respecto al sueño de anoche.

En la noche anterior me quedé un poco desconcertada acerca de lo que soñé, pensé tanto en eso como para poder unir las partes desordenadas que recordaba. Necesitaba un poco de tiempo para aclarar los detalles. El asunto era: los detalles habían desaparecido.

Nada era muy claro. Recordaba estar sola un momento, luego hablando con alguien, o más bien discutiendo; parecía a simple vista algo sin importancia, pero, por alguna razón me sentía ligeramente preocupada y el interés incrementaba cada vez más cuando no podía recordar. Mis pensamientos se habían vuelto una maraña desde la noche anterior, me sentía cansada y casi no lograba concentrarme en algo más.

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