Cenizas

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Adam miró por encima del hombro para inspeccionarme y luego volvió a la mujer. Permanecí completamente quieta por un momento, intentando relajar mi pulso, abrí la boca para decir algo, lo que sea, pero no pude y la volví a cerrar con fuerza. Ella se veía tan poderosa, tan bella y controladora. Me imaginaba más bien a una persona asustada por todo lo que estaba pasándole, pero ella era un depredador y lo sabía claramente.

—¿Qué? ¿No piensan decir nada? —preguntó, y sonrió abiertamente.

—Nosotros vinimos a hablar contigo —dijo Adam, con total tranquilidad.

—No queremos ningún problema —añadí rápidamente.

—¿Hablar? —Soltó una risa—. Está bien, hablemos. Soy Ruby.

Extendió su mano derecha con otra sonrisa, Adam se la estrechó primero. Y en una fracción de segundo lo estiró hasta ella con tal fuerza como para dejarme desprotegida. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba a centímetros de mí. Adam se quejó.

—¿Ruby Meester? —le pregunté.

—Humm. Has oído de mí. ¿Qué le trae a Nina Mason hasta aquí? —preguntó sin sacarme los ojos de encima.

—¿Có-mo sabes mi nombre?

—Todos saben tu nombre, querida —me respondió—. Eres bastante famosa en este pueblo por lo que pasó con tu familia ¿Ya saben todos que los mataste?

—No maté a nadie.

—Negar la verdad no hace ninguna diferencia. Pero como tú digas, no es de mi incumbencia. —Se llevó las manos en la altura del pecho mostrando inocencia—. Lo que no entiendo es qué hace un vampiro contigo ¿Eres su objeto perverso hasta que estés completa? —Me agarró del mentón y me inclinó la cabeza, inspeccionando mi cuello—. Interesante. No hay mordidas.

—Por supuesto que no —intervino Adam e hizo que me soltara—. Y ese no es el caso. Necesitamos hablar contigo.

Ella se alejó de mí y se puso a caminar alrededor de Adam.

—No me tengan miedo, todos podemos ser amigos.

—¿Quién te transformó? —le preguntó Adam.

—Bueno, no tan amigos —terció.

—¿Quién lo hizo? —insistió Adam.

—Tengo la Marca ¿Eso responde a tu pregunta?

—Has matado personas —dije.

—Vaya, ya veo que has escuchado las noticias. —Percibí su tono sarcástico y apreté los labios—. La sangre me mantiene con vida.

—Nadie dice que no puedes alimentarte, pero no puedes matar.

Se encogió de hombros.

—No es mi culpa que los humanos sean ridículamente débiles.

—Pero hay cazadores —dije—. Y están preparados.

—Puedo ver que han estado poniéndose al día. —Fingió bostezar y yo le di una mirada fugaz a Adam—. Gracias por la preocupación, ¿algo más?

—Pues... Nosotros vinimos a decirte que tengas más cuidado —dije, la voz me tembló en cuanto me miró—. No dañes a más personas.

—¿Y por qué haría eso?

—Porque te conviene —dijo Adam—. Así como te conviene estar de nuestro lado.

—Así que para eso han llegado hasta aquí —dijo, impaciente—. Siento decepcionarlos, pero no perteneceré a ningún Clan. Prefiero estar sola.

—¿Con cazadores cerca? No lo creo —insistió Adam—. Ellos están listos, saben cómo rastrearnos y tienen armas que pueden matarnos ¿Te gustaría tomar ese riesgo?

La Marca©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora