Esmeralda Hill
Varios días habían pasado desde la última vez que había hablado con Joe en el club, no había tenido el coraje de gritarle unas cuantas groserías a la cara cuando lo vi llegar a su entrenamiento el lunes, como si nada hubiese pasado en el fin de semana.
Había oído que estaban planeando una lucha un poco más grande, por lo cual, ahora le iban a exigir el doble en el entrenamiento.
Lo cual me alegraba, pues ya no iba a tener que verlo fuera del gimnasio tan frecuentemente.
¿A quién podía engañar?, había estado tan celosa, que mi humor era el peor que alguien pudiese tener.
Sentía que nadie podía acercarse a mí, o podría explotar de una terrible manera.
—Oye —mi mirada se cruzo con la de Abril.
—¿Qué pasa? —intenté corregir mi tono molesto, pero logrando solamente un terrible fracaso.
—Más bien, ¿qué pasa contigo? —pregunta.
—No pasa nada —me siento en el sofá y ella toma asiento a mi lado.
—Claro que pasa, desde el fin de semana haz estado actuando raro, ¿pasó algo con Abel?
—¿Es enserio, Abril? —pregunto enojada.
—Solo quiero saber en qué puedo apoyarte...
La observo, nerviosa por lo que quiero decirle, pero que a la vez me avergüenza tanto, cruzo mis brazos sobre mi pecho y me levanto para caminar por la estancia.
—No tiene que ver con Abel, de hecho tiene que ver con Joe...
—¿Con Joe? —dice asombrada.
—Sí, con Joe...
—Lo único de lo que me enteré, fue de que te escapaste con él un rato antes de la pelea... ¿Pero qué pasó?, ¿por qué ya no le hablas?
—Bueno, estuvimos en su apartamento y... Le di un beso en el auto y otro en su casa.
—¡Si! —grita emocionada.
—Pero no fueron besos enserio, como sea... En la pelea, fui a verlo a su camerino y ahí fue donde de verdad nos besamos, hasta que entró Joel y nos atrapó. Gracias a Dios, no le dijo nada a mi padre, solo me regañó un rato por ello.
—Eso es bueno, pero aún no me haz dicho que pasó para que no se hablaran.
—Bueno, después de la pelea, fuimos al club que acostumbramos, me lo encontré allá, pero también estaba Abel, el cual no dudo ni un segundo en tomarme de la cintura, separarme de Joe, y sentarme en su regazo.
—Ese maldito, no sabes el asco que me da saber lo que tienes que hacer, solo por culpa de tu padre.
—Joe se molestó, se desapareció un rato, y cuando bajé a buscarlo, estaba con dos chicas...
Se queda callada y me observa.
—Me dijo que planeaba llevárselas a casa; y le pregunté que si así iba a ser lo nuestro siempre, a lo cual me respondió que "no había un nuestro", que lo olvidara, que olvidara lo que había pasado ese día, porque había mandado todo a la mierda al irme a sentar en el regazo de Abel... Después, solo me pidió que no le pidiera que me sacara de nuevo, que no recordara nada, y se fue con las dos chicas.
Se queda callada y asiente.
—¿No vas a decir nada? —pregunto.
—Él está en lo correcto, no puedes esperar a que se quede ahí viendo como Abel te presume como suya, él estaba en su completo derecho de haber hecho lo que hizo. Tú estás con Abel, y aunque no lo aceptes, él es tu novio. Si yo hubiese sido él, hubiese hecho lo mismo.
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Lucharé por ti | (Eres hermosa para mí #2)
RomanceSegunda parte de "Eres hermosa para mi". La vida de Joe da un giro de ciento ochenta grados cuando deja Nueva York y se muda a las Vegas. Nuevos comienzos son los que él busca, dejar atrás el torturoso pasado, y el recuerdo de su primer amor. Pero n...