IX

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Joe Joauven


De vez en cuando la observo pasar a mi lado, y no puedo evitar sonreírle de medio lado, lo cual me parece le encanta, pues puedo notar su fuerte sonrojo en las bonitas mejillas que tiene.

—Pasa, vamos a comer de una vez, que Esmeralda y yo, tenemos unas cosas que hacer el día de hoy —me dice Tyler.

—¿Ah sí? —pregunta Esmeralda.

—Sí, hoy Abel tiene una pelea, estoy seguro de que te lo comentó...

—Creo que debí olvidarlo —murmura.

Una chica se acerca a la mesa, y nos sonríe levemente.

—Miren, ella es Tania.

0Tanto Esmeralda como yo, le sonreímos.

—Estará con nosotros un largo tiempo, es parte del servicio, cualquier cosa que necesiten, se lo pueden pedir a ella.

—Así es, señor.

No puedo evitar volver a verla, es muy bonita, tiene un corto, pero brillante cabello negro, ojos marrones, piel un poco tostada, rasgos finos y un cuerpo, claramente cuidado.

Escucho como alguien se aclara la garganta y los ojos de Esmeralda me retan.

—¿Ya tienes el vestido? —le pregunta Tyler a Esmeralda.

—Tengo un montón de vestidos —responde.

—Muy bien —se concentra en su plato.

Vuelvo a observar a Tania de soslayo y la sorprendo con la vista fija en mí.


Me observa varias veces y sigue caminando con las manos en la cintura, está muy enojada, tan enojada, que de alguna extraña manera, me fascina.

—¿Y por qué la observabas a así? —se me acerca.

—Bueno, tengo que aceptar que es guapa —me encojo de hombros.

—Genial.

—¿Qué pasa, Esme?

—Esa mujer no me da buena espina, para nada...

—Si es así, me mantendré alejado, no quiero problemas contigo.

—Eso fue sencillo —murmura.

—Lo fue —me levanto y me acerco un poco hasta ella.

—Creo que ya tengo que ir a arreglarme, ya debieron haber llegado las maquillistas.

Muerdo mi labio inferior, y reprimo el impulso que tengo por besarla.

—Bien —me separo, y la veo caminar despacio con dirección al interior de la casa.

Volteo a ver hacia la piscina y escucho que alguien corre; cuando me volteo, Esmeralda choca contra mí, y me da un leve beso en los labios.

—¿Quieres ir a la fiesta más al rato? —pregunta.

—No, muchas gracias, pero quiero evitarme la molestia de tener que verte con Abel.

—Piénsalo, me gustaría que me acompañaras, prometo evitar a Abel a toda costa.

—Lo pensaré —susurro.

—Bien.


Me quedo sentado detrás del volante y observo el club que me dijo Esmeralda.

Lucharé por ti    |  (Eres hermosa para mí #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora