Vi Lexington.
Lloro cuando las puertas del elevador se cierran, le había vuelto a mentir, lo había engañado de la manera más cruel; pero era lo mejor para los dos, era lo mejor que le podía hacer, yo no estaba preparada para nada de lo que estaba pasando y él no lo iba a entender, eso era lo que estaba pasando...
Yo no podía.
Justo cuando llego al lobbie, Alan me observa decepcionado.
—Tenemos un avión que tomar —murmuro y avanzo con mi maleta.
—Claro que lo tenemos.Está sentado frente a mí y no puedo culpar la mirada que me lanza, lo que estoy por decirle, lo romperá por completo y no estoy completamente de si es lo que yo quiero.
—¿Qué me vas a decir? —murmura.
Le doy vueltas al anillo que decora mi dedo y muerdo mi labio.
—Lamento haber discutido así contigo, no lo merecías... No mereces nada de ello y lo lamento...
Se levanta de su sillón y se hinca frente a mí.
—No pidas disculpas, ya lo he olvidado —y eso provoca que quiera romper en llanto, sin embargo, solo una lágrima se desliza por mi mejilla.
Un mundo de imágenes se acumulan en mi cabeza, estoy tan avergonzada, tan arrepentida, que no llegan las palabras a mi cerebro para comenzar.
—Yo... En las Vegas... Me encontré con Joe y...
Se levanta y sé que está tomando su cabello con ese gesto frustrado que sé que acostumbra.
—Una cosa llevó a la otra y...
—Te acostaste con él —dice.
No respondo, me quedo completamente callada, no hay nada que pueda decir para que me perdone.
—Entiendo si no quieres que sigamos con esto... Pero después de todo lo que pasó...
—Me mentiste Victoria, me dijiste que solamente necesitabas pensar las cosas y... ¡Ah!, no puedo pensar en una sola palabra después de lo que me has dicho.
—Adam...
—Solo... —suspira con fuerza—. Aún lo amas, ¿verdad? —me mira a los ojos con un tremendo dolor.
Permanezco callada por unos minutos y me decido a responder.
—Estoy aquí contigo —me levanto e intento acercarme a él solo un poco—, he vuelto después de lo que pasó allá. ¿No crees que si sintiera lo mismo que antes me hubiera quedado allá?, cometí un grave error y también entiendo si no me vas a perdonar, no merezco tu perdón, lo que hice fue bajo y...
Empiezo a quitarme el anillo y es cuando varias lágrimas se deslizan por mis mejillas, él toma mis manos para que me detenga.
—Cometiste un error, pude haber sido yo... Entiendo que hayas querido cerrar ese ciclo en tu vida, pero... No planeo dejarte ir, estoy enamorado de ti, tienes el anillo de mi madre, compré un departamento en Manhattan, nos espera un futuro espléndido. Estoy muy... Enojado, maldita sea, estoy furioso... Quiero matarlo, quiero...
Bajo el rostro y más llanto emana de mis ojos, porque no lo merezco, no merezco todo lo que este hombre siente por mí, no merezco estas palabras.
—Pero mi amor por ti es más fuerte... Y como te amo, voy a volver a confiar en ti y no tiraré esto por la borda, no permitiré que esto te separe de mi.
Sus brazos me rodean y escondo mi rostro en su pecho, buscando ese aroma tan tranquilizante.
—Te amo, Adam —beso su pecho y el mi frente.
—Te amo, Vi —permanecemos abrazados y sonrío por la momentánea tranquilidad.Alan está sentado a mi lado y pone una distancia lo suficientemente prudente entre nuestros cuerpos; no me ha dirigido palabra desde la mañana y no lo culpo, no lo juzgo en lo absoluto.
La estancia blanca me hace sentir enjaulada y todo menos tranquila, mi cabeza me da miles de vueltas, y le agradezco al cielo que no tenga nauseas esta mañana.
—Victoria Lexington —anuncia una enfermera.
Me levanto de mi silla y Alan lo hace después de mi.
Cuando entro al consultorio, la mirada de la doctora es alegre y amable.
—Hola... ¿En qué puedo ayudarlos? —pregunta.
—Hola... Ah... Eh... —balbuceo.
Volteo a ver a Alan y su mirada es tan fría que vuelvo mi vista a la doctora.
—He... He tenido muchas náuseas y me hice dos pruebas... Ambas salieron positivas... Yo...
—Ella quiere saber cuánto tiempo tiene de embarazo —dice Alan.
—¿Usted es la pareja de la señorita? —le pregunta.
—Somos amigos —respondo.
—Bien... Pues vamos a ver en un ultrasonido, ¿vienes preparada?
—Bebió cuatro litros de agua, está preparada.
Camino hacia la camilla y la doctora pone un especie de gel en mi vientre y con una maquina empieza a expandirlo por todo mi abdomen.
—Bien... Veamos... Estabas en lo cierto, estás embarazada —froto mi rostro frustrada y ruego al cielo para que el tiempo ahora sea mi mejor amigo.
—¿Puede calcular cuánto tiempo tengo? —pregunto.
Congela la imagen y con ayuda de un aparato pone algunas líneas en la pantalla negra que revela mi matriz.
—Si estoy en lo correcto... Tienes...
Mierda, mierda, mierda...
—Dos semanas...
Una risa carente de humor se escucha en el consultorio y volteo a ver a Alan con el llanto contenido.
—¿Hay algún problema? —nos pregunta la doctora.
—No... —respondo.
—Claro que lo hay, Victoria... —dice mi mejor amigo—. Vas a abortar al hijo de Joe... ¿Y todo para qué?, ¿para vivir un matrimonio de mierda con Adam?, ¿vas a acabar con la vida del hijo de uno de mis amigos, por tu egoísmo...? Y yo... No voy a estar aquí para que lo hagas ante mis ojos.
—Alan...
—¡No! —grita—, estás por cometer un terrible error, y yo... No puedo estar aquí cuando lo hagas. No puedo.
—Alan...
Sus ojos furiosos, me demuestran las lágrimas que se niega a dejar caer y eso me provoca un terrible sollozo.
—Tengo que irme... —sale veloz del consultorio y me quedo observando el techo.
—¿Estás segura de lo que vas a hacer? —me pregunta la doctora.
El dolor en mi interior es tan fuerte, que apenas y puedo mover la cabeza para asentir.
—Estoy segura...Alan no lo entendía, yo misma no lo entendía, pero... No podía hacerle esto a mis padres, no podía hacerle esto a Adam, Joe era un capítulo antiguo de mi vida y yo no estaba dispuesta a abandonar todo por un hijo suyo... No iba a abandonar la carrera que tanto me había costado alcanzar, mi prometido... No iba a dejar de lado todos los sacrificios de mi familia, no iba a echar todo a perder.
Acomodo mi bata y me recuesto en mi camilla, lo único que me calmaba, era que esto yo era capaz de pagarlo, era capaz de arreglarlo por mi propia cuenta.
—Venimos por usted —anuncian unas enfermeras y asiento con la cabeza.
—¿No ha venido mi amigo? —pregunto por última vez.
—No, lo lamento —me responden.Cuando entro al quirófano, me detengo a ver algunos de los instrumentos que utilizarán en mi cuerpo y suspiro con tristeza.
—Victoria, voy a necesitar que cuentes del 10 al 1, ¿puedes hacer eso por mí? —me pregunta la doctora y yo asiento.
—10...9...8..7...
—Lo estás haciendo bien...
Los pies empiezan a cosquillearme y suspiro una vez más, cuando ponen un aparato en mi boca con forma de burbuja.
—4...3...
Y ya está, me quedo completamente dormida.Justo cuando despierto, la luz es tan cegadora que tengo que parpadear gran número de veces para acostumbrarme a la iluminación de la habitación.
—Vi... —alguien toma mi mano y sonrío al escuchar esa voz.
—Alan...
—¿Qué hiciste? —besa mi mano y llora contra ella, levanto mi otra mano y acaricio su mejilla.
—Todo va a estar bien... Lo prometo —esta vez yo beso su mano y vuelvo a quedarme dormida en cosa de minutos.B.
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Lucharé por ti | (Eres hermosa para mí #2)
Storie d'amoreSegunda parte de "Eres hermosa para mi". La vida de Joe da un giro de ciento ochenta grados cuando deja Nueva York y se muda a las Vegas. Nuevos comienzos son los que él busca, dejar atrás el torturoso pasado, y el recuerdo de su primer amor. Pero n...