Joe Joauven
Sentados en el auto, vemos el atardecer, mientras comemos papas fritas y bebemos sodas; ella aún no me ha preguntado nada, lo cual agradezco.
Ignorando los hombres con traje que están a los lados del auto, comienzo a contarle la historia que viví con Victoria, hablo sobre mi padre y ella escucha atenta a cada cosa que digo, algunas veces sonríe con pena, otras tantas aprieta mi hombro gentilmente.
-Solo me cuestiono todos los días, ¿qué pasaría si volviera con ella, si la vuelvo a buscar, las cosas funcionarían igual? -suspiro.
Silencio.
-Aún la extraño, era tan... -me quedo pensando en ella- hermosa, tan sensible, siempre sabía qué decirme, cómo consolarme. Me cuidaba en vez de que yo lo hiciera con ella.
>Desde que la dejé, nada funcionó igual. Yo le pedí que todo terminara, que me olvidara, aunque yo aún no la había olvidado. Ahora probablemente esté feliz con ese tal Adam, estudiando química en lo que sea y viviendo en una fraternidad. Alejada de mi recuerdo, de lo que una vez fuimos, y no la culpo, por un tiempo yo hice lo mismo.
-¿Quieres que vuelva? -pregunta en voz baja.
-No lo sé -frunzo el ceño-, no puedo hacerle eso. Ya le hice mucho daño, sigo siendo una persona inestable, pero en ese tiempo lo era más. Discutíamos a cada rato, la celaba de un modo enfermizo, rompía sus cosas, le gritaba... Es egoísta querer que vuelva a mí, después de todo lo que pasó.
-¿Quieres que sea feliz? -por fin la encaro y veo unos preciosos ojos verdes que no me había detenido a apreciar.
-Claro que quiero que sea feliz... -por eso la dejé.
-Pero ahora tu eres infeliz -musita.
-No... de hecho -me quedo callado al ver su expresión.
-Supongo que deberías verla una última vez, aclarar lo que sientes, ha pasado mucho tiempo, tuviste una relación con esta chica. Tu vida siguió, la de ella también, nadie se detuvo a nada, avanzaron. Es tiempo de que avances completamente y dejes todo eso atrás.
-¿Y qué voy a hacer? -digo en un susurro.
Ella sonríe levemente.
-Aprender a estar solo.
No puedo dejar de verla cada que el coche se detiene en un semáforo, siempre se mantiene callada, tranquila, e increíblemente guapa.
Es casi tan alta como yo, cabello rubio, piel clara, ojos verdes y el cuerpo ligero y ágil de una bailarina, aunque con atributos un poco más prominentes.
Es hermosa.
-¿Qué tanto miras? -me observa de reojo.
-Nada... -enfoco mi vista de nuevo en el camino.
-Hoy me la pasé muy bien -sonríe.
-Yo igual, a excepción de mi ruptura amorosa en la cual duré más de seis meses.
-Lo lamento -dice.
-No lo hagas -devuelvo una sonrisa.
-De acuerdo -me corresponde.
-Espero que este día se repita -murmuro tratando de parecer serio.
-Suerte con ello -contesta.
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Lucharé por ti | (Eres hermosa para mí #2)
RomanceSegunda parte de "Eres hermosa para mi". La vida de Joe da un giro de ciento ochenta grados cuando deja Nueva York y se muda a las Vegas. Nuevos comienzos son los que él busca, dejar atrás el torturoso pasado, y el recuerdo de su primer amor. Pero n...