Cita. Parte 1

511 52 5
                                    







Desde esa noche, Doflamingo había estado inesperadamente sonriente; habían pasado tres días, pero no había mandado ningún mensaje, increíblemente antes de eso canceló su número actual y solícito uno nuevo. Antes que sus hijos adoptivos, antes que su hermano y el resto de su familia y amigos, el primero que supo de ese nuevo número fue el destinatario de un particular mensaje.

Zona tres. Coffee Laffita, sábado 9am, 2pm, 5pm. ¿Podrías elegir la hora?.

Simple oración que mandó en un muy sencillo mensaje, apenas salía de la compañía de teléfono móvil cuando mando el mensaje, suspiro aliviado, y con cierta incertidumbre porque no fuera a responder, guardó la nota donde venia el número, poniéndole el nombre que antes le había dado, miro embonado la pantalla, llevándose una gran sorpresa.

2pm, espero no tengas planes para después.

No esperaba tener una respuesta tan rápida, ni cinco minutos habían pasado. Sonrío y respondió, de igual forma, al instante.

Da por hecho que solo tendré esa cita en mi agenda. 

Vaya que fue rápido, no estaba seguro si era la misma persona, pero qué más daba; guardó su teléfono y tomó un transporte público para ir a su trabajo, y si, seguía pensando en la pronta respuesta, le hacía imaginar que sería "lindo" creer que ese pelinegro esperaba con ansia su mensaje. Y no se equivocaba, Crocodile había estado irritado, estaba seguro que el hombre le mandaría dicho mensaje dos días antes y cada que recibía algún mensaje esperaba que fuera ese rubio; fue cuando recibió la respuesta instantánea que notó su error, había respondido demasiado rápido y más aún, estando en medio de una junta directiva. Peor era, ya que posiblemente la felicidad que sentía se expresó parcialmente en su rostro.

¿Tenías otros planes?

Doflamingo apenas tomaba el transporte y buscaba un lugar donde sentarse, de su casa a la biblioteca central de la zona dos, había un gran tramo que recorrer. Una vez sentado toma de nuevo se teléfono, ya tenía un nuevo mensaje del único contacto que tenía registrado; se piensa que responder, debía hacerse el interesante o ser honesto, medita durante algunos minutos y termina por responder.

No, normalmente no hago planes, menos si es mi día libre.

Envía y pierde cuidado de estar atento, le gustaba mirar por la ventana y observar a las personas por la vía. El pelinegro mantenía -en lo que podía- atención en su junta, se acercaba el mes donde tenían que contratar nuevo personal para llenar los huecos que antes quedaron, nuevas caras que ofrecer y nuevos servicios que vender. Pero el vibrar de su teléfono se llevaba en segundos su atención. Pero al leer el mensaje dudo, ¿Realmente no tenía planes? Pero cuando intentaba verle defecto, el simple hecho de saber que eligió su día libre para quedar con él le quitaba motivos para molestarse, estaba actuando como una damisela... lo sabía.

Parece que planeaste que decir, pero me conformaré con ello. Tu... ¿Estás ocupado ahora?.

En está ocasión, tuvo que guardar el móvil, debía revisar los documentos y solicitudes de ingreso, no dejaría que cualquiera entrará, en ello se llevaría bastante tiempo y esperaba que cuando tuviera tiempo de responder, el rubio no creyera que lo había hecho adrede. En tanto Doflamingo tardó en leer el mensaje, no estaba tan acostumbrado a leer mensajes y mucho menos a revisar el aparato; su amigo fiel -después de la vista por la ventana- eran libros que pedía prestados de la biblioteca. Su camino fue corto, hipotéticamente hablando, antes de notarlo ya había llegado a su destino, fue entonces que revisó su móvil y termino riendo con el único mensaje que tenía.

Si no te hubiera conocido... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora