Sucesos. Parte 2.

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Para Crocodile nunca ha sido suficiente el solo distraerse, no sabía controlar su ansiedad, ni siquiera lo había intentado, a tan solo unos minutos antes de que Doffy se desocupara, éste sin pensarlo marco el número correspondiente en repetidas ocasiones, espero y espero, creyendo que con solo escucharlo se tranquilizaría, sonrío imaginando su conversación, vaya que las desilusiones eran más comunes que las ilusiones, quien respondió esa llamada no fue otra persona que una mujer desconocida.
•••

— ¿Qué es? — cuestionó el rubio aún preocupado, se preguntaba si tendría la mente abierta para explicaciones, de ser como los demás, su amor sería completamente unilateral — Tu... — si, sintió que el corazón se le detenía por unos momentos, no sabía que diría el pelinegro, o si estaba molesto, a un punto de vista general, el también fallo de forma indirecta un punto de las condiciones puestas y sobre todo... por un asunto del que no podría decir nada — Tu eres mío — ... ... ¿había escuchado bien? No, quizá creyó escucharlo, un deseo suyo que quería escuchar — ¿Me escuchaste? — escucho en la línea al no haber respondido en varios segundos — Eres mío... — su tono seguro de voz había cambiado, era temeroso, dudoso, toda su inseguridad se había pedido, Doffy solo se rio y suspiro — Así que ... ¿Sentiste celos de Robin? Fufu que lindo — camino un par de pasos hasta quedar debajo de un árbol y suspiro escuchando un golpe del otro lado de la línea y un intento inútil de negación — Lo siento, tenia algo que atender en la biblioteca, no tenemos permitido cargar el celular dentro de las instalaciones... mi compañera fue quien respondió al ver la insistencia de la llamada — por primera vez se justificaba, por primera vez en su vida daba una explicación, sonrió sarcástico e irónico, quien diría que Doflamingo le daría explicación a alguien más, en tanto los efectos de tal explicación debilitaron objeciones del pelinegro — Lo siento ... yo no tenía previsto que mi secretario fuera a buscarme esta mañana ... — explicó el, se hizo un silencio un tanto incómodo, pero bastó eso para pensar en sus posibilidades — Entonces... nada pasó — comentó el rubio masajeando un poco su nuca a forma de relajación — Y sobre hoy ... no podré ir contigo ... — no podía decirle el por qué, sería sencillo creer que era por ser familia, pero eso... era superficial, se sentía un poco culpable de ocultarle ciertas cosas.

De nuevo un silencio se hizo, obvio fue que le había afectado y más por los hechos recientes, un suspiro decepcionado se oyó en la línea y dejó una extraña sensación en el pecho del rubio — Entiendo... Enton- * ¡Mañana! — fue interrumpido causándole cierta sorpresa — Mañana... ¿Por qué no vienes a mi casa en vez de ir a un club? — aquello tomó por sorpresa a Crocodile que tenía pensado decirle que salieran en otro momento, pensó, recordó que antes mencionó vivir con su hermano, ir a su casa sería volver a fallar con un punto del contrato... pero le estaba invitando, ¿por qué? — Una persona o dos tal vez... — escucho decir de nuevo, seguía sin comprender, suspiro y entendió cuando a su oficina entraron dos personas mirándolo con preocupación. Ahí estaba su respuesta, ahora si entendía a que se refería Doflamingo. — Está bien, iré. Hablamos después — fueron sus últimas palabras antes de colgar la llamada.

— Me contarás que de bueno ha sucedido, ¿no? — la pelinegra de antes se acercó a él con unos vasos de café en las manos y su típica sonrisa que daba a enter que respondería si o si. Doflamingo solo sonrió y aceptó la invitación comenzando a contar uno a uno los sucesos recientes. Del lado de Crocodile sucedía lo mismo, aunque de una forma menos tranquila que el rubio, sus dos amigos y empleados cuestionaban su vida privada con cierta insistencia y redundancia, pero en esta ocasión ... contarles no sería tan malo. Ambos contaron cómo se conocieron, como las cosas se dieron, el desacuerdo mutuo por el contrato, los sentimientos que no podían expresar y a su vez su sentido posesivo por el contrario, Daz y Bon no podían creerlo, pero viendo el humor que tuvo durante el día después de haber faltado tenían prueba de ello. En cambio Robin se mantuvo callada hasta que tuvo la oportunidad de hablar, siendo que ella a cambio le contó que tenía una situación similar, aunque no había un contrato ridículo de por medio.

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