Compartiendo secretos. Parte 1

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Advertencia:
Contenido explícito +18, R18, 3X, como le quieran clasificar (:v)
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A la buena notica -en la noche del mismo día- Robin llamo a Doffy para agradecerle lo que hizo, prometió incluso invitarlo a comer en agradecimiento, no faltó mucho para que Law llamara e hiciera lo mismo. Prometió también cuidar esos días a Rosinante para que no incendiara su casa... pero lo que importaba no eran las llamadas ... sino que las atendía en momentos inusuales que acierta persona llegó a molestar.

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— M-Maldicion ... N-No respondas ... — decía aquel hombre puesto en dos con sus manos inutilizadas mientras era embestido con gran fuerza y rapidez, su voz jadeante y sus incontables gemidos denotaban que pese a estar molesto, su cuerpo tenia claras sus prioridades. Pero... ¿Como fue que llegaron a ese punto? Recordaba claramente como habían llegado a su mansión, conversaban de forma normal, sin preguntar ni comentar, el rubio se instaló en la habitación de Crocodile, estaban planificando su comida, así pasaron a realizar algunas actividades del pelinegro para no provocar accidentes como el último, pero... ¿Y de ahí? ...

Flashback

— ¿Realmente piensas faltar estos días? Fufu — para el rubio fue algo inesperado que Crocodile tomara esa decisión apenas se sentarán a cenar, había estado ayudándolo con algunas cosas pendientes que había dejado el pelinegro, fue algo fácil gracias a su experiencia con la clasificación de documentos que tenía de la biblioteca, incluso el tenía pensado faltar ya que no quería tener que atravesar el muro tantas veces, no siempre iba poder ocultar como es que así como entraba salía sin seguir el régimen de seguridad establecido. Pero era algo que no iba a decirle al otro, pero sus planes cambiaron, llamo a Riku -el director de la biblioteca- y le aviso de su ausencia por varios días, le "recomendó" decir que le había mandado a otra zona para apoyar traslados y cosas similares. Para Riku no era difícil, pero siempre le quedaba una incómoda sensación cuando hacía lo que él rubio quería. Algo similar hizo Crocodile, pero dado el giro diferente de trabajo, el pidió mandar todo a su mansión, terminado lo regresaría revisado, firmado y modificado de ser necesario.

La hora del baño. El pelinegro hacía algunos malos gestos mientras estaba en la bañera, había tratado con todo lo que tenía, indirectamente claro, pero debido a que ese día si había servicio en su casa, Doffy se negó a entrar con él quedándose en la sala, pero si algo no había notado el pelinegro, fue que pudo haberle dicho que no importaba, al final se iban a dormir en la misma habitación y eso ya daba motivos para hablar. Ante la falta de atención por parte del contrario, Doflamingo se mantuvo tomando café mientras leía un libro en la sala, algunas mucamas cotilleaban sobre su presencia y una que otra se acercaba a preguntar si algo necesitaba, ese tipo de atenciones era las que más llegaban a molestar al rubio... le hacían recordar ciertas cosas del pasado. Fue cuando una voz grave le salvó de haber respondido algo sarcástico y comprometedor — El baño está libre — dijo el dueño la mansión, éste fruncía el ceño enojado por ver a la servidumbre en la sala esperando a ver al invitado, asustados por ser despedidos se replegaron en sus áreas dejándolos solos y con un serio ambiente.

— Parece que te gusta la atención — dijo el pelinegro cruzando los brazos. No se atrevía a mirarlo, estaba celoso, molesto por estarlo y enfurruñado por no permanecer taciturno... no confiaba del todo. No escuchó ni una sola palabra, eso le causó ansiedad, pero un beso en su mejilla cambió las cosas — ¿Por qué no me esperas en tu habitación y hablamos con calma? — sin escuchar repuesta subió las escaleras hasta la segunda planta y se dirigió directamente al cuarto de baño para darse una ducha, era inútil para Crocodile oponerse, sentía que estaba atrapado baja alguna clase de hipnosis, siempre que tuviera que ver con aquel rubio su ser se veía en un mar de emociones y sentimientos que nunca antes había sentido. Así, con unos minutos de diferencia, salió Doflamingo con apenas una toalla encima, algo así se repitió antes y para el pelinegro el paisaje no era tan malo... quizá algo deseado de ver y algo que no quería admitir ... al menos públicamente.

Si no te hubiera conocido... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora