Compartiendo secretos. Parte 2

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Revelar un pasado que nadie más sabe es una tarea difícil, una prueba a la confianza entre personas y una prueba eterna de lealtad y fidelidad. No cualquiera puede pasar dichas pruebas, el temor, el orgullo, la ignorancia... son solo algunos de los impedimentos para lograr una confianza plena... Crocodile estuvo ante la decisión de ponerse a prueba o no, tuvo un fuerte aliado de su lado que le impulsó a confesar una verdad que sus amigos, los únicos dos que tenía, sabían. El temor tan grande le hizo sentirse débil, y por ansiedad, terminó por contarle al rubio su vida.

•••

— Nací como un mestizo — agregó a su historia, suspiro con tal de obtener el valor y la fiereza de seguir hablando — Mi padre era un noble de la Zona 1 y mi madre una simple criada nacida de la Zona 3... — continuó subiendo débiles las rodillas, de no haber sido por el rubio habría caído ante ello, le auxilió a sentarse y, arrodillándose frente a él, le dio a entender que se quedaría para escucharlo. No sé podría expresar la gratitud que tenía el pelinegro por tal acción, ¿qué tipo de persona adulta se quedaría a escuchar los problemas de alguien más?, tal fue su alivio que sintió ganas de llorar. Le tomó unos segundos recuperar el aliento, una vez que centró sus ojos en los azules del rubio, prosiguió con su historia — Mi madre quería algo bueno para mi, así que para evitar ir a la Zona 4, inmediatamente que se entero de su embarazo renuncio a su trabajo en una mansión, la mansión Newgate... se casó con un hombre de la Zona 2 y logró su objetivo; solo por un tiempo hubo paz... el hombre que aún vive... se enteró de la verdad, no le bastó con expulsarnos a la Z4, mató a mis padres y nada le impedía hacerlo conmigo, excepto dos chicos que le lanzaron barro y huyeron conmigo ... — de alguna forma el pelinegro se sentía liberado, algo temeroso por lo que fuera a decir su invitado, pero sentía que algo en su pecho se había ido dejándole un cómodo hueco de alivio.

Era evidente que detalles había omitido, realmente había nacido de una violacion hacia su madre, pese a que su padrastro sabía la verdad le crió bien, pero empezó a tener problemas y todos sabían porqué, al final su padre terminó prostituyendo tanto su madre como a él, hicieron deudas y fue obvio que Newgate utilizo aquello para expulsarlos de las zonas habitacionales y deshacerse de sus errores. Tuvo mucha suerte de haber encontrado a esos dos que ahora formaban parte de su pequeño imperio, sin ellos pudo haberse quedado con la venta de su propio cuerpo para sobrevivir — Conseguí trabajos, hice un pequeño negocio y cuando adquirí grandes ingresos, el gobierno de la Z1 me acogió como noble, para todos soy un noble pues la evidencia de que soy habitante de la Z4 ya no existen... — para el rubio quien escuchaba atento, no podía imaginar lo que había experimentado por su cuenta, quiso por su cuenta, asimilar que era por eso que se aferraba tanto a él, pero aún no podía decirle que también se estaba aferrando, sujetando esa posible felicidad que conseguiría con él... pero Doflamingo guardaba más secretos de los que le gustaría admitir, tenia por seguro que si el pelinegro se enteraba, esa felicidad y dicha, desaparecerían como si nunca hubieran existido.

— Doflamingo... tu... — sus manos fueron tomadas y observadas como algo único, se escuchó un suspiro temeroso y por último una mirada triste, aquello realmente logró silenciar por completo al rubio — ¿Tu... no me dejarás atrás... cierto? — en algún momento había puesto esperanzas ciegas en esa relación de inicios ambiguos, no sabía por qué se sentía así de débil cuando estaba junto al más alto, pero ya aceptaba que sin estarlo, estaría peor — Dof- — estaba por cuestionar su silencio, pero terminó siendo silenciado por los labios ajenos, suaves y cálidos, seguido de un abrazo que abarcó todas sus preocupaciones... le había sorprendido un poco, pero no le desagradó para nada aquel inesperado contacto y, aunque aún había muchas cosas que no le había dicho, tenía la teoría de que con el tiempo podría revelar hasta la última parte de su alma al rubio, también esperaba que la confianza creciera y aquel hombre revelara sus secretos.

Si no te hubiera conocido... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora