Piano

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Luego de pasar un buen rato probando la nueva mano de Key y ver que todo iba a la perfección, Minho finalmente lo tomó de la muñeca y fue encaminándolo a su habitación, Jinkinstein fue detrás de ellos intentado ver qué es lo que haría ahora el vampiro.

Minho abrió la puerta con cuidado y para sorpresa de todos, el enorme pedazo de madera que habían cargado los ogros, se encontraba en la habitación de Key.

—¿Qué rayos es eso? —tanto el Doctor como Kratos y Key entraron rápido al cuarto acercándose al artefacto y comenzaron a analizar con la vista.

—Pss... —Minho escuchó un sonidito y bajó la mirada a la bolsa de su chaqueta, Bacon le estaba susurrando para no ser descubierto— No digas nada de mí.

—Minho, te hice una pregunta —el vampiro levantó el rostro y sonrió tranquilo— Se llama piano y sirve para hacer música.

—Interesante... ¿Dejarías que lo inspeccionara más a fondo?

—En realidad... Es un regalo para Key —al escuchar su nombre el muñeco dio un ligero salto sorprendido, miró a su padre y frunció el ceño para luego negar varias veces. Esa cosa era maravillosa, no sabía qué hacía pero era suya y no iba a dejar que su padre le pusiera ojos o diera vida, le gustaba así como era. Inanimado.

El Doctor no tuvo más remedio que bufar y salió de la habitación llevándose a su asistente consigo.

—Para la próxima vez yo quiero uno para mí y también algo de esas comidas que preparas, fuiste muy desconsiderado al no invitarme a su pequeña fiesta, que por cierto, hicieron en mi castillo... Es solo una sugerencia, pero no me hagas mucho caso.

El vampiro comenzó a reír y asintió, con algo más de esfuerzo pronto se ganaría la aprobación del Doctor. Cuando ya estaban solos los dos, Minho se acercó al piano y se sentó en el banco dando unas palmaditas en el asiento indicándole a Key que tomara lugar junto a él.

—Me ha costado muchísimo trabajo aprender y quise darme por vencido en más de una ocasión pero... —antes de seguir, Minho pasó sus dedos por las teclas del instrumento acariciándolo lentamente y levantó la vista a Key— cuando estaba a punto de rendirme, me acordaba de ti. De la razón principal de todo esto y es que tengo tantos deseos de poder mostrarte muchas cosas hermosas y que seas feliz.

Key tenía muchos deseos de poder decirle a Minho lo agradecido que se encontraba con él, de poder mostrarle que con todas las cosas que le había hecho era más que suficiente para hacerlo sentir mejor, no importaba si era un libro o un piano, todo lo que viniera de él le gustaba. El muñeco puso su nueva mano encima de la de él y asintió.

Entonces Minho se acomodó bien en el asiento y puso ambas manos encima de las teclas del piano y comenzó a presionarlas para empezar con la canción, al principio utilizó solo una mano pero conforme avanzaba fue empleando la segunda. La melodía era suave y se iban escuchando notas agudas conforme avanzaba, el vampiro estaba completamente concentrado, no despegó ni un segundo la vista de las teclas y procuró mover sus dedos con la misma delicadeza que había utilizado para tocar la palma de Key, memorizó cada desplazamiento y la fuerza con que debía de presionar. El sonido inundaba por completo la habitación y también el corazón enfermo de Key. Como si un gran manto lo abrazara y compartiera su calor, era una armadura que podía protegerlo de cualquier daga, el antídoto al veneno más poderoso, bastante parecido a las caricias que Minho le dio cuando le sostuvo el rostro.

Todo en ese momento era tan único que jurarían que duró toda una eternidad.

Key veía atento las manos de Minho y pudo apreciar el hermoso sentimiento que le estaba recorriendo todo el cuerpo y comenzaba desde su pecho, por un momento se giró para ver el rostro del vampiro y quiso abrazarlo pero sería un completo mal interrumpir la dulce melodía que escuchaba, simplemente recargó la cabeza en su hombro y cerró los ojos escuchando atento.

Envenéname el Corazón - MinKeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora