La cara oscura.

158 8 1
                                    

El lunes habría sido un día como cualquier otro de no ser por la gente que salía corriendo cuando veía a Al.
Celi y Violet les echaban una mirada fulminante, y Jack y Aren reprendían a todo aquel que osaba  insultar o a reírse de su amigo.
La clase pasó más o menos normal, salvo por alguna mirada de temor o curiosa.

En el recreo, todos estaban sentados en el banco, hablando de lo que habían hecho el fin de semana.
-Pues yo no tenía ni idea de que Jack tenía una rana en la mano, así que cuando se me cayó en la cabeza imaginad el susto que me di.
-Eh, que no fue mi culpa.
-¿Y ahora la rana dónde está?- preguntó Al entre risas.
-En casa de Aren.
-Pensaba que te habías asustado y la habías vuelto a dejar donde estaba.-rió Celi.
-No, la verdad esque la he cogido cariño, parece muy feliz viviendo en mi bañera.
-¿La tienes en la bañera?- Violet tenía los ojos como platos-¿Y qué haces si te quieres bañar?
-Pues la traslado al lavabo hasta que termino.
-¿No se escapa?- Preguntó Willy Windflower.
-Pues aunque parezca raro no.
Alina Buttercup arrugó la nariz.
-A lo mejor es un príncipe y lo tienes que besar.-Dijo inocente Rosita Litlewalton.
-¿En todo caso será una princesa no?- rió Marga Corbirock, la hija de Nepeta y Celastro.
Su hermano mayor, Gerard Corbirock la miró con incredulidad.
-¿Pero cómo va a besar a un sapo?
-Es una rana- le corrigió Lila Lindberry.
Deflor, Pic y yo, los mirábamos divertidas desde una de las ramas del árbol.
Recordé con nostalgia que tenían un gran parecido a la banda del capitán.
Aún se turnaban para cuidar el museo, pero ya no salían de aventuras.
Todos se habían hecho mayores, hasta la pequeña Sophie, que ahora tenía 24 años.
Cada uno había seguido con sus vidas, aunque de vez en cuando se reunían para charlar y recordar los viejos tiempos.
Pero ya no era lo de antes.
La banda se había disuelto por las circunstancias, sin previo aviso.
Pero allí estaban sus hijos, que eran todos amigos, charlando animadamente.
La tranquilidad se rompió, una vez más cuando Carla Pimpernel apareció con sus antipáticas amigas: las mellizas Matletown.
Al las llamaba el trío reptil, formado por las mellizas culebra y su jefa la víbora, a la que seguían como dos perritos falderos.
-¿Besáis ranas y sapos? Qué patéticos.
El trío reptil rió.
-Mejor que besarte a ti, sí.- respondió Al con una sonrisa pérfida.
Todos los allí presentes menos el trío, rieron.
-Más quisieras Burium.
-No, gracias, las víboras no están en mi lista.
La pequeña Rosie sacó la lengua.
-Pues entonces acabarás con un monstruo como tú, y vivirás en una cueva en Frentebosque.
-No se te ocurra seguir por ahí Pimpernel- saltó Celi.
-Uy, mirad, la niña de las flores en la cabeza defendiendo a su patético primito, qué miedo.
-Si te metes con ellos te metes con todos -Aren se levantó y se puso al lado de Celi.
-Ella enrojeció ligeramente.
-Mirad la parejita cómo se defiende.
Celi, roja de rabia se controló de no pegarla un puñetazo allí mismo.
Jack se acercó a Carla.
-No vuelvas a faltar al respeto así a la gente, que sea la última vez que me entere ¿entendido?
-Se lo diré al tío y la tía para que te castiguen una semana.
-No si yo antes le digo a mi hermana que usas su maquillaje y sus tacones cuando ella no está.
La víbora antipática enrojeció.
Todos se rieron de ella.
-Vámonos, no vale la pena perder el tiempo con éstas ratas pobretonas, nos vamos.
Y se alejó con aires de grandeza.
Rosita volvió a sacar su lengua.
-¡Éso es víbora, vete con tu trío reptil a otra parte!-gritó Al.
Todos volvieron a reír.
Más tarde todos regresaron a clase como si nada hubiera pasado.

A la salida, todos iban en grupo atravesando el suelo arenoso y empedrado del recreo, llegando a la gran puerta vallada de la entrada.
Celi se había quedado algo atrás porque se había dejado el libro de historia en el aula.
Al salir del colegio corrió hacia la salida para acompañar a sus amigos.
-¡Chicos esperadme!
Apenas estaba a mitad del camino cuando tropezó con algo en medio de toda la gente.
Todos se giraron a mirarla.
Se había hecho una herida en la rodilla.
Carla Pimpernel le había puesto la zancadilla cuando no miraba, y ahora se reía cruelmente de ella.
Celi roja de vergüenza, aguantaba las lágrimas de rabia.
La "Nueva banda" se dió la vuelta.
En cuanto Al vio la situación a lo lejos, la rabia le recorrió el cuerpo.
Avanzó con rapidez entre toda la gente empujando para pasar.
Y cuando llegó hasta el círculo que rodeaba a las dos chicas empujó a Carla tirándola al suelo.
-¡No la vuelvas a tocar!
Alzó su mano dispuesto a pegarla un puñetazo.
Todos los presentes soltaron una exclamación de susto, pero no por la reacción de Al.
Contemplé con horror como la mano que alzaba se volvía una garra peluda y afilada, y unos aparatosos colmillos salían de su boca.
-¡SOCORRO ME ATACA UN MONSTRUO!
El miró a su alrededor, ante la cara horrorizada de sus compañeros.
Se incorporó sin saber qué ocurría.
-Su mano...-dijo uno de los presentes entre la gente.
Al miró extrañado su mano.
Cuando la contempló se agarró la muñeca asustado.
Se tocó la boca y notó unos afilados colmillos de marfil que asomaban por ella.
Miró a la gente que aún lo observaba perpleja, con cara asustada.
Empezó a hiperventilar.
Miró a su prima que lo observaba con temor y los ojos como platos.
"Soy un monstruo" pensó.
Sin pensarlo, salió corriendo, con la gente gritando y apartándose a su paso.
-¡Al espera! Gritó Celi.
Violet le vio con sorpresa.
-¿Al?
El no respondió, ni se paró.
Siguió corriendo.
No sabía por qué.
Sólo quería desaparecer, que se lo tragase la tierra.
Las palabras de la gente resonaban en su mente y se le clavaban como estacas heladas en el corazón.
Salió de la puerta principal, cuando las lágrimas empezaron a resbalar entre sus coloradas mejillas.
Sin darse cuenta, se había vuelto invisible gracias a sus poderes de mago de la oscuridad.
Se metió en una de las calles poco transitadas del pueblo, y una vez allí, se metió en un hueco que había entre dos casas, donde había barriles, sacos y restos de carretas.
Se escondió tras todo ese cúmulo de objetos y se sentó contra la pared, agotado.
Su respiración era agitada.
Se agarró la muñeca "infectada" con la otra mano, intentando calmarse.
Se pasó una mano por el pelo y comprobó que era más voluminoso de lo normal.
Sentía que una de sus piernas iba a reventar.
Le dolía mucho.
Se remangó el pantalón y vio con horror cómo la marca de las cicatrices que tenía se habían vuelto negras y se extendían por toda su pierna.
Se estaba convirtiendo en algo que no era humano.
Al se asustó y empezó a pegarse puñetazos en la pierna, pensando por qué le pasaba aquello precisamente a él.
Respiró hondo e intentó calmarse y pensar un solución mientras se estrujaba la cabeza.
Kayle, que aún seguía en su bolsillo en forma de ratón salió de él cautelosamente y trepó hasta su rodilla.
-Ey, cálmate, ¿estás bien?
-¡¿Cómo voy a estarlo!?
-Tranquilo, tu ira acelerará la transformación, respira hondo.
Al asintió y respiró despacio unas cuantas veces.
Una vez calmado notó cómo todo volvía a su sitio lentamente.
-Tienes que aprender a controlarte.
-¿Qué me ha pasado?¿Qué ha sido éso?
-Es tu herida, cada vez que te enfadas te vuelves inestable.
No dejes que tu lado oscuro te domine, o acabarás como los espectros de ahí fuera.
Sí lo haces, serás más vulnerable contra ellos, te tentarán para que te unas a su ejército.
No caigas en las garras de la oscuridad como hice yo, o te arrepentirás.
Al se quedó sin palabras.
Las manos aún le temblaban ligeramente.
-Solo quiero desaparecer.
Kayle notó cómo se empezaba a volver invisible de nuevo.
-Cálmate Al, hay solución para todo.

-Pero ahora que me han visto así no quiero salir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


-Pero ahora que me han visto así no quiero salir...
-¿Y qué vas a hacer?
-Tengo que ver a mi tía abuela.
Ella me ayudará.
Al salió del callejón con Kayle sobre el hombro.
Miró hacia un lado y otro para comprobar que nadie de su colegio estaba por allí, y salió corriendo entre las estrechas calles de Fairy Oak.

*Fairy Oak, Un Nuevo Comienzo*©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora