Gerard Way
— ¿Estás diciéndome... —Matt hablaba lentamente, analizando la situación mientras se dirigía a Frank— ...que tuviste un trío con unas tipas sabrosas?
— Sí, así es —el tatuado respondió asintiendo, igual de lento que Matt—, aunque no sé, tampoco estaban tan "sabrosas".
Murmuró encogiéndose de hombros, haciendo énfasis y las comillas con sus dedos en la última palabra.
Matt abrió la boca, en una perfecta "o", mostrando su sorpresa ante lo dicho.— ¿¡Cómo te atreves?! -
—casi gritó— ¡Muchos deseamos un trío así con tipas sabrosas y tú te atreves a decir semejante cosa! —decía desesperado.— ¡Ni siquiera fue un trío, Matt! —gritó Iero—, éramos cuatro. —Murmuró bajito, agachando la mirada.
— ¡Peor aún! —Pelissier reclamó.
— ¡Y no nos invitaste! —se unió Bob al reclamo, quien sólo había estado mirando la escena sin interés.
— ¡Bueno ya! —Frank se levantó del pequeño círculo en el que estaban y se quedó mirando a sus amigos—. Lo siento, a la próxima les hablaré y listo; no es necesario que hagamos esto, porque la gente no para de vernos como si fuéramos estúpidos.
Rápidamente Bryar y Pelissier acompañaron a Frank, levantándose del suelo y mirando a todo su alrededor. Las pocas personas que se encontraban los miraban atentas; algunos agachaban la mirada y otros sin discreción alguna hablaban por lo bajo, comentando quién sabe qué cosas con los demás.
— Bueno, ya —Bob bufó, restándole importancia a eso—, ¿hoy iremos a la escuela?
— Sí, vamos. —siguió Matt—. ¿Vienes Frank? —el mencionado se giró, haciendo una pequeña mueca.
— No... —murmuró casi inaudible—, mejor iré a casa.
— Como quieras.
El rubio y el castaño caminaron en dirección al instituto. Y no mal entiendan, ellos no iban precisamente a estudiar. En realidad los tres habían tomado la costumbre de ir a la hora de salida y ver con quién podrían acostarse.
Ninguno estudiaba ya. Bob no lo hacía porque sus padres no podían continuar pagando la escuela y él aún no tenía lo suficiente para pagarla. A Matt lo habían corrido de varias escuelas por ser un problemático de primera y ya no quiso entrar a una nueva, ¿para qué? Sería lo mismo. Y bueno, Frank no quería estudiar porque su padre era director de cine, tenía todo, para él asistir al instituto era una pérdida de tiempo.
Sin embargo, esta vez el tatuado no quería ir. Ya ni siquiera había alguien para tener sexo, básicamente con todos lo había hecho, y una segunda vez ya no era tentadora.
Por otro lado, la segunda razón por la que prefirió ir a su casa, fue para saber cómo iba todo el asunto del nuevo proyecto de su progenitor.
El camino a ésta fue relativamente corto, cuando menos esperó, ya estaba parado frente al umbral de la puerta. Abrió y encontró a su padre, quien yacía sentado en el sofá hablando con un señor que no conocía.
Cerró la puerta a sus espaldas y con un asentimiento de cabeza saludó a ambos señores, corriendo hacia la cocina donde estaba su madre.
— Es el señor Urie —susurró ella, sin que Frank preguntase algo—, él es el escritor de la película que va a dirigir tu papá.
Se sonrieron y se quedaron en silencio, esperando poder escuchar algo de la conversación, pero eso no pasó.
Tan sólo se escuchaban murmullos, pero no se entendía absolutamente nada.Minutos más tarde, Cheech despidió al señor Urie y lo acompañó hasta la puerta; después de un último apretón de manos, ésta se cerró y madre e hijo salieron corriendo de su escondite en la cocina, bombardeando de preguntas al señor Iero.
— ¿Qué te dijo?
— ¿Cuándo empiezan las grabaciones?
— ¿Quiénes son los actores?
— ¡Cuéntanos todo! —dijeron al unísono, emocionados.
El señor Iero se rió y tomó asiento en el sofá, donde antes había estado. Madre e hijo le siguieron, sentándose a su lado, y entonces comenzó a responder.
— Me dijo que la película se llamará "Un Millón de Hombres", y básicamente se desarrolla en un prostíbulo. Los actores ya están listos, él tenía unas opciones y yo otras, y después de hablarlo, decidimos algunos, y ya los llamamos.
— Entonces al final no necesitaste mi ayuda —el tatuado interrumpió.
— No... —murmuró Cheech—, de todos modos no sabía siquiera dónde estabas Frank, tú desapareces como si nada en cualquier momento. —Le reprochó, continuando—. Pero las grabaciones comienzan mañana temprano.
— ¿Puedo ir? —Frank preguntó inocente.
— ¿A las grabaciones? —Iero padre levantó una ceja, a lo que Frank sólo asintió—, supongo que sí, no creo que alguien reclame algo.
Sonrieron mutuamente, y Frank se retiró a su habitación.
El resto de la tarde estuvo allí, encerrado, hasta que se levantó a bañarse, para después dormir.~~~~
Los bruscos movimientos en su brazo que ejercía su padre, lo hicieron levantarse. Las 7:00 a.m. marcaba su reloj. En otros días hubiese reclamado por levantarlo, pero este día no; este día era importante de alguna manera.
Con ánimos que ni él mismo sabía que podía tener, se encaminó hacia el baño y volvió a ducharse. Se arregló, quizá más de lo normal, pero qué más daba. Si vas a conocer a unos actores, cualquiera quisiera verse bien.
Bajó a desayunar y ahí se encontraba su padre. La media hora pasó volando, por lo que a las 7:34 a.m ya se encontraban dirigiéndose a la bodega en donde se haría todo.
Luego de casi veinticinco minutos de trayecto, llegaron al lugar. Allí ya se encontraba el señor Urie, y quienes parecían ser los camarógrafos, guionistas, e incluso los que montaban la escenografía estaban allí. ¿Y los actores? Quién sabe.
El señor Iero saludó a todos los presentes, por lo que para Frank no existía otra alternativa mas que hacer lo mismo.
Se quedó a lado de su padre en todo momento, observando todo lo que hacían.Cuando ya iban a dar los 8:30, comenzaron a llegar los actores. No era difícil identificarlos porque eran los únicos vestidos de gala, llevaban una maleta no tan grande, y eran hermosos.
La emoción en el tatuado era demasiada, reconocía algunos actores que había visto en películas, y aunque no sabía sus nombres, los reconocía.
Pronto ellos se acercaron hacia donde él estaba, suponía que a saludar a los que estaban allí.
Con un apretón de manos y una sonrisa todos se saludaban, pero Frank dejó de prestar atención a todo cuando su vista se posó en aquel pelirrojo que lo volvía loco. Ese hombre delgado de ojos esmeralda y nariz respingada que parecía tener piel de porcelana estaba allí. Y se estaba acercando.— Gerard Way —Frank escuchó que dijo con la voz más fina que ha conocido, mientras estrechaba la mano con su padre.
Luego se puso delante de él, y le extendió la mano, volviendo a repetir su nombre. Afortunadamente a Frank no se le fue la voz, por lo que con algo de nervios que intentaba no demostrar, habló:
— Frank —tomó su mano y, efectivamente, era como la porcelana.
Gerard le sonrió mostrando sus pequeños dientes. Frank sentía que en cualquier momento se iba a desmayar.
Y se quedó ahí, viéndolo fijamente, mientras el pelirrojo saludaba a los demás, sonriendo...
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Actor |Frerard|
FanfictionGerard Way es un reconocido actor pornográfico. Frank Iero... Bueno, él no es más que un adolescente con cambios hormonales.