Capítulo 8

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Mikey

Recostado sobre su cama, su mente vagaba por todo lo sucedido. Incluso ahí, después de varias horas, sentía como si Gerard siguiera a su lado, el calor cálido que emanaba su cuerpo aún se podía percibir.

De igual manera, quiso convencerse a sí mismo que había ganado la apuesta, pero al analizar bien aquello, siempre arrojaba el mismo resultado: Hace dos días terminó el límite.

Perdió la apuesta.

¿Qué se supone debía hacer ahora?

Quería creer que Jamia lo olvidaría, que lo dejaría pasar; luego se convencía de que Jamia nunca olvidaría algo así, y toda esperanza se esfumaba. Incluso le sorprendía no saber de ella a estas alturas.

Por otro lado, le parecía increíble la rapidez con la que aquel hombre pelirrojo se metió en su cabeza. Seguía preguntándose en qué momento le importó, en qué momento le gustó, y en qué momento se enamoró...

Si hace unos meses le hubiesen dicho que él, Frank Iero, se enamoraría de un actor porno, y que una apuesta estúpida estaría de por medio, se habría reído hasta que le doliera el estómago.

Unos golpes en la puerta de su recámara lo sacaron de lo más profundo de su mente.

— Una amiga vino a buscarte.

Fue lo único que tuvo que oír para saber de quién se trataba. Bufó y salió, encontrando a Jamia sentada cómodamente en el sofá del recibidor.
Se acercó y levantó una ceja, cruzando los brazos sobre su pecho, esperando a que hablara.

— Ya sabes por qué estoy aquí —el tatuado asintió como respuesta—, ¿cuál es el resultado?

— Perdí. —Gruñó.

Por supuesto que había tenido la opción de mentir, pero fue descartada cuando notó que Jamia investigaría absolutamente todo, y que incluso llegaría a manipular a Matt y Bob con tal de saber todo.
Jamia sonrió arrogante, mirándome con aire de superioridad.

— ¿Trío, cuarteto, orgía? —dijo con voz dulce fingida—, ¿qué deseas, Frankie?

— No me importa, estarás tú y eso es suficiente para saber que será horrible. —Gruñó y sonrió arrogante esta vez.

La chica rodó los ojos, bufando— Hoy, a las once treinta, vendré por ti —exclamó, acercándose más al castaño y señalándolo, amenazante—. Y más te vale pagar.

Frank la alejó, sacándola de su casa y cerrándole la puerta en la cara. Volvió a su habitación y se lanzó a su cama. Gruñó... Esta vez ya la había cagado.

~~~~

Mientras tanto, en el departamento Way, un Gerard recostado en el sofá, platicaba con su hermano y escuchaba música tranquilamente. Hace casi dos años que no se veían, debido a que sus padres lo tenían prohibido. Claro que se mandaban mensajes seguido, pero definitivamente no era lo mismo.

Quizás muchos odiaban tener hermanos, sobretodo menores. Pero el pelirrojo no entendía cómo podían odiarlos, él no se imaginaba odiando a Mikey. No podría hacerlo.
Incluso aseguraba que si tuviese la oportunidad de estar siquiera cinco minutos junto a él, haría todo lo posible para que sucediera.

Gerard, ¿estás escuchándome? —Mikey habló fuerte a través del teléfono, algo molesto.

El pelirrojo parpadeó varias veces, moviendo su cabeza de un lado a otro, en un intento de alejar los pensamientos de sí. Su mente recorría demasiado en cuestión de segundos, lo que le hacía salir de la realidad muy a menudo, hundiéndose en un mar de palabras que lo llevaban demasiado rápido a conceptos, recuerdos, posibilidades, teorías...

— Sí, sí Mikey, te estoy oyendo.

¡Ahí está! —casi gritó—, me estás oyendo, pero no escuchando.

— Es lo mismo. —Gerard bufó, rodando los ojos.

Bueno, aceptaba que a veces su hermano menor le caía mal, pero de eso a odiarlo, existía una enorme diferencia.

No lo es —aseguró—, escuchar es cuando en serio estás poniendo atención, mientras que oír es sólo captar el sonido sin saber realmente qué está pasando. —Explicó. Gerard aseguraba que Mikey sonreía victorioso, lo conocía bien, era su hermano después de todo.

— Bueno, mejor dime otra vez lo que me estabas platicando.

Mikey gruñó, para después seguir hablando.— Bueno, te estaba diciendo que... ¿Recuerdas a Alicia? —se interrumpió a sí mismo para preguntar, y al recibir una respuesta afirmativa por parte del actor, prosiguió—. Bien, pues yo creí durante mucho tiempo que me gustaba, incluso salimos un par de veces y todo; pero hace un  tiempo, conocí a un chico... —una pequeña risa escapó de sus labios—, ...es lindo, tiene bonitos ojos y un piercing en el labio.

— Mikey, ¿sabes lo que pasará si mis padres saben que sus dos hijos son gays?

Ya sé que me sacarían a patadas de la casa, igual que a ti, y aunque eso es lo que quiero, aún no sé a dónde irme si lo hacen, así que todavía debo vivir con ellos. —Suspiró—, por esa razón te estoy platicando a ti mi emoción e ilusión con ese chico. No tengo a nadie más con quien ponerme gay, así que te callas y te aguantas. —Musitó.

— Pero no dije nada —exclamó—, y con el otro asunto, si quieres puedes venir a vivir conmigo, Mikey.  

¡Esperaba que lo dijeras! —gritó, aturdiendo al mayor—, dame la dirección y llegaré a ti quizá dentro de uno o dos días.

Los hermanos Way siguieron hablando durante más tiempo. La idea de vivir juntos era increíble para ambos; desde pequeños habían sido muy unidos, hasta que ocurrió todo lo que ya se sabe y, por obvias razones, durante casi tres años no se vieron.

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Once de la noche. Frank se duchaba lentamente, no quería cumplir con la apuesta, pero estaba seguro que Jamia sería capaz de buscar a Gerard, contarle todo y entonces, si él le creía, tendría que decirle adiós a cualquier oportunidad con ese actor. Además, Frank era orgulloso, no permitiría que alguien dijese que no pagó una estúpida apuesta.

Una vez fuera del baño, se puso lo primero que encontró. No le importaba si no combinaba, si no se veía bien, tampoco se puso perfume ni acomodó su cabello. No le importaba nada, excepto la visión que tuviese Gerard de él.

Sólo tendría sexo con quien no quería. Y entonces pensó que nunca odió tener sexo, hasta ese día... 

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Bueno, pues ya saben lo que sigue, ¿no?

Tal vez este capítulo no aporte demasiado a la historia, pero era necesario escribirlo, además de que siento que podrá servir como aclaración por si en capítulos siguientes no se entiende qué pedo ahre.

Actor |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora