Extra

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Un sábado por la tarde era todo lo que esperaban. Era magnífico el tiempo que pasaban juntos, incluso el tiempo en que no hacían nada sexual, y sólo se concentraban en la presencia del otro era maravilloso.

Recostados en el sofá, con un tazón de palomitas vacío entre sus piernas y cervezas en la mesa, miraban atentos una película.

"El Club de los Incomprendidos".

— ¡Sabía que la besaría! —Exclamó con emoción el pelirrojo

— ¿Cómo lo sabías?

— Por favor, Frank; se notaba que era lesbiana.

— ¿Supiste que yo era gay?

Gerard sonrió, quedándose en total silencio. Se acercó más a su novio y recargó su cabeza en el pecho de éste.

— No. —Hizo una pausa, suspiró. Frank bajó el volumen del televisor, lo que tuviera que decirle, definitivamente le interesaba más.— En realidad, cuando te vi por primera vez, me dije a mí mismo «Ese chico es hermoso, pero Gerard, de seguro es hetero».

— ¿Y luego? —Insistió el tatuado.

— Luego me acerqué a ti, escuché tu voz, aprecié tus facciones, observé tus tatuajes, y me dije: «A la mierda, lo haré gay de todos modos».

— ¿De verdad? —Frank sonrió complacido.

— Sí. Hasta que entonces vi cómo coqueteabas conmigo, y en ese momento, supe que el jovencito Iero, no era más que un maricón. —Soltó con burla.

— ¿Ah, sí? —Iero fingió indignación—, pero bien que te encanta cómo este maricón te lo hace, ¿no, bebé? —ronroneó.

Gerard no tuvo ni oportunidad de responder, cuando en un ágil movimiento, quedó sentado en el sofá, y Frank ya se encontrada encima suyo.

— ¿Vas a negarme que te encanta?

Acercó sus labios a los ajenos y besó de manera lenta al pelirrojo, quien ya había posado sus manos en las caderas del menor.
Frank pasó sus manos al cabello rojo, enredándolo entre sus dedos.
Detuvo sólo un poco los besos, aún con los labios rozándose.

— ¿Vas a negarme que amas cómo te hago un oral? ¿Cómo te la meto?

Prosiguió besándolo, comenzando un vaivén de caderas.
Mordió el labio inferior de Gerard y lo estiró un poco, moviéndolo de lado a lado. Apretó un poco más, hasta que el pelirrojo le dio una palmada en el trasero, haciendo que soltara un jadeo y por ende, quitara el agarre al labio.

Mordió su propio labio inferior y sus ojos miraron con lujuria y deseo a quien estaba debajo de él. Los labios de Gerard ya estaban rojos, con un pequeño punto de sangre, la cual lamió y sonrió coqueto a Frank.

— ¿Me vas a negar que cada que lo hacemos, ruegas por más? —Frank tomó voz otra vez.

La mezclilla de ambos pantalones estaba siendo un gran estorbo. El vaivén, que provocaba el roce de erecciones, los hacía excitarse demasiado.

Volvieron a besarse, mirándose fijamente con el deseo inyectado en sus pupilas. Una guerra se miradas: esmeraldas contra avellanas.
Una guerra de lenguas se igual manera. 

El mayor tomó el poder de la situación, tomando a Frank con firmeza de las caderas. Lo cargó y se paró, por lo que el tatuado enredó sus piernas en las caderas ajenas. Avanzó sin soltar los labios del menor y entraron a la habitación.

Actor |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora