¡Felicidades! Acabas de romper me el corazón.

1K 31 9
                                    

Narra Astrid

Abrí los ojos y mire a mi alrededor, me encontraba en la habitación de hipo, recordé lo que habíamos hecho anoche.

Bueno básicamente lo que hemos estado haciendo estas 4 semanas.

Desde ese día lo hemos vuelto a hacer ya sea en su casa o en la mía, no había parte de mi cuerpo que el ya no hubiera visto y viceversa.

Mire a mi lado e hipo no estaba, tal vez esta abajo, me levante cogí una camisa de hipo, mi ropa y me fui a la ducha.

Luego de unos quince minutos cantando diferentes tipos de canciones salí, me puse la camisa de hipo que me quedaba como vestido y mis leggins, deje mi pelo suelto, no me maquille.

Baje y vi a hipo de espaldas, no tenia puesto nada en la parte de arriba dejando ver su trabajada espalda, me le quede viendo embobada, luego de entrar en razón me acerque y le abrace por la espalda.

Se sobresaltó miro por encima de sus hombros y me sonrió, se dio la vuelta quedando enfrente mio.

-buenos días- dije besándole su mejilla

-buenos días pequeña- me cogió de la cintura y me beso nos separamos por falta de aire

-¿que cocinas?-pregunte

-comida que se come

-no me digas si no me lo decías ni por enterada estaba-rodo lo ojos

-ve sienta te ya te sirvo-me di la vuelta y me dirigí a la silla- ¿esa es mi camisa?- escuche a mis espaldas

-no, que va-dije sarcástica otra vez el rió

-te queda perfecto

-¿bromeas? Me queda enorme- el se dio la vuelta y empezó a servir la comida

-no es mi culpa que seas una enana.

-me dijiste ¿enana?- me hice la ofendida

-no se por que te sorprendes, eso es lo que eres, enana

-con que así estamos grandulón

Se giro-¿Grandulón? Es enserio enana

-deja me, si tu me dices enana yo te diré grandulón

-pero soy un grandulón sexy- estaba de acuerdo pero no lo admitiría

-claro sigue te lo diciendo hasta tal vez se cumpla- se dio la vuelta y puso en la mesa la comida, huevos revueltos, panqueques y al parecer jugo de naranja

-aceptemos lo, soy sexy desde que estaba en el vientre de mi madre

-creo que deberías comprar un avión para que vayas a buscar tu ego que esta en las nubes- comí un poco, lo mire y vi que se estaba haciendo el ofendido

-muy bien, con que así estamos- se dio la vuelta y salio de la cocina me reí entre dientes y lo seguí, el no se dio cuenta que estaba atrás hasta que yo me encontraba colgada de su espalda como koala.

Por suerte logro mantenerse de pie hubiera sido muy penoso caernos.

-¡enana! Baja te- no le hice caso y me agarre mas fuerte- ¡enana!- advirtió pero me valió un pepinillo

Empezó a correr yo me agarre fuerte para no caerme me empecé a reír al igual que él, me cogió de los muslo para no caerme y siguió corriendo.

Luego de un rato paro y me baje pero seguíamos riendo, nos sentamos en el sofá él paso sus brazos sobre mis hombros y me atrajo mas a su lado.

Narra Hipo

El drogadicto y la tímida de la claseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora