Especial🌠

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Los primos León Cal y Mayor y Brisia Tiesser mantenían una intensa y nada cómoda charla sobre los sentimientos del primero. La rubia sabía bien que había actuado mal para con la novia del chico que tenía enfrente, no iba a negarlo. Pero León conocía de sobra sus razones, ella sólo lo estaba protegiendo.

Brisia tomó a León por los hombros, intentado una vez más hacerlo desistir, por su bien.

—Mira León, yo sé muy bien que siempre haz tenido ese gusto por llevarle la contraria a tía Cassandra, pero esta vez lo estás llevando demasiado lejos. —los ojos verdes de ella puestas en los azules de él, con sumo detenimiento.

León no resistió mucho y le dio la espalda a la chica, sólo un par de segundos para volverse con lágrimas incipientes y una sensación de desolación en el pecho.

— ¿Tú también? —le recriminó a su prima, a lo que ella respondió con el entrecejo fruncido.

Por las mejillas del chico se deslizaron gruesas lágrimas de pura decepción, ¿de qué manera había sido criado por aquella familia? ¿Cómo se había comportado hasta antes de conocer el amor? Se sentía derrotado, sumamente triste.

- ¿Tú también crees que esto es un juego para mí? -colocó sus manos en sus caderas, negando con vehemencia. - ¿Qué clase de mierda he sido hasta ahora para que crean que esto no es en serio? -sus ojos enrojecidos, su tono denotando coraje.

Brisa lo miró con pena, sabía la enorme posibilidad de que los sentimientos de su primo para con Gianna fueran realmente genuinos, pero no calculaba la magnitud de estos, y como se arrepentía. Había sido tan injusta y ruda con la única persona que había logrado ablandar el corazón del pequeño León.

-No... No tenía idea, perdón. -empezó. -Es que hasta ahora, tú no habías formalizado nada, ¿sabes? Digo, con excepción de Den...

-Sí -la cortó, y la condujo a que se sentaran sobre el escritorio del despacho. -Pero lo que siento por ella es real, demasiado fuerte que siento como si el corazón fuese a salirme del pecho. Estoy enamorado. -confesó.

Su semblante era ahora más tranquilo, la decisión predominaba en sus facciones.

La rubia sonrió con ensimismamiento, totalmente orgullosa de su primo. Se puso en pie y le dio un beso en la mejilla a su primo, con la intención de irse a casa; su charla había terminado. Pero antes de salir, le dijo:

-Tendrás que estar preparado para la batalla campal que se avecina -alzó ambas cejas. -Tía Cassandra no se dará por vencida tan fácilmente.

-Ni yo. Estoy completamente consciente de esto, y sé que será difícil, pero también sé que ella lo vale -aseguró.

-No tienes remedio, León -puso los ojos en blanco, saliendo de la habitación.

-Cuídate primita -y se quedó en su posición, un tanto preocupado por lo que haría, pero con total convicción en cada uno de sus ademanes.

Por ser humana©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora