25

246 26 7
                                    

Antes de pasar a lo candente tengo que agradecer a mi hermosa SuspirosDeElefantes
Briceño, eres la mejor, no te atrevas a negarlo. Sin ti este capítulo no existiría.

                         💫
Todos los presentes estábamos alrededor de la fogata, algunos cantando, algunos bebiendo, otros bailando, y otros, como León y yo sólo nos dedicábamos a observar plácidamente, con enormes sonrisas adornando nuestras caras, viendo el gracioso espectáculo que protagonizaban aquellos que estaban bajo los efectos del alcohol.

Las horas se pasaron demasiado rápido, a gusto, y poco a poco los primos y amigos de León fueron regresando a la casa con intención de dormir. Sólo quedábamos León y yo y otra chica de nombre Sabrina junto a su novio Christopher. Pero ellos también se retiraron para descansar.

La brisa helada y marina de la recién entrada madrugada junto a las calmas olas del mar a nuestro costado me hacían adormecer de a poco. Estaba a punto de cerrar los ojos cuando León acarició mi mejilla con suma suavidad.

Mis ojos se encontraron con los suyos, y vi en ellos un brillo de auténtica felicidad. No sabía si mi mirada también le transmitía aquello, así que opté por abalanzarme hacia su boca y besarlo, pero la cuestión es que, no sé si se debía que andaba un poco torpe por el sueño o se debía a la única cerveza que había ingerido, pero caímos sobre la arena. Más bien, yo caí y él estaba suspendido sobre mí, con las manos apoyadas a los costados para poder sostener su peso. Sonreí apenas por mi torpeza.

Nuestras miradas volvieron a encontrarse, pero esta vez algo diferente cruzó por la preciosa mirada de León, lo sabía, mi piel caliente y mi acelerada respiración me lo advertían. Y cuando León se aproximó a mí con ferocidad, devorando mis labios en el proceso una explosión de emociones se dispersó a lo largo de mi sistema. Aquel beso sabía distinto, a urgencia, a necesidad; ese beso sabía a deseo.

No comprendo cómo es que él podía seguir sosteniéndose aún cuando me besaba de aquella manera, con tal intensidad, si todo mi cuerpo temblaba cual gelatina. Luego, cambiamos de posición, en un rápido movimiento, mi novio me había puesto sobre él, mientras me sonreía ladino.

Nuestras miradas irradiaban fuego, su malévola sonrisa me incitaba a pedir más, y sus labios rojos e hinchados por nuestro reciente apasionado beso, fueron el detonante para convertirme en otra persona en un solo instante. Lo besé con aún más ahínco, quería saborearlo completamente.

León tenía sus ásperas manos puestas en mi cintura, poco a poco fue bajándolas hasta llegar a mis glúteos, a mis muslos, y así estuvo tanteando terreno. Y como vio que no puse resistencia se arriesgó a apretar mis nalgas con la fuerza necesaria para que yo soltara un gemido.

Para ese momento mis labios hacían un minucioso recorrido por todo su rostro, su cuello... Lo quería aún más cerca.

-Oh, Gianna... ¿Por qué me haces esto? -su voz sonaba totalmente ronca.

Me separé apenas para contemplar su semblante, que estaba ensombrecido, y para mi sorpresa le sonreí maliciosamente antes de preguntar.

- ¿Te gusta? -me relamí los labios con sensualidad. Carajo, no sabía qué rayos estaba pasando conmigo, pero todo mi cuerpo estaba ardiendo en llamas y sólo lo quería a él para apagarlas.

Por ser humana©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora