APRIL
Por una vez en mi vida, quería que las vacaciones terminaran.
No era que no me gustara Acción de Gracias. Nunca había sido de las que renunciaban a la comida gratis, especialmente la buena comida. Es sólo que no lo estábamos celebrando de forma normal, no ahora que el día de Acción de Gracias era con los Lexington.
Pero ahora todos los Lexington, desde su matriarca de 90 años hasta el más pequeño de los niños (los hijos de mis primos secundarios), habitaban la casa. Para una chica cuyas celebraciones antes de esto siempre habían consistido en mí, en mi madre, en mi abuela y en un solo tío y primo, todo era un poco abrumador. La gran cantidad de personas, no me gustaban las multitudes. Y la obvia desaprobación de mamá no ayudaba.
Ellos intentaron, o por lo menos hacían un esfuerzo en conocernos mejor a mi madre y a mí. Pero ni la mejor versión de mi madre ni la mía aparecieron para nuestro mejor provecho en este ambiente familiar formal e informal, con sus propias bromas y tradiciones. Yo era mi ser normal, tranquilo y vagamente frío, y mamá actuaba cada vez más con el cerebro como una pluma, cada vez más nerviosa. Agrega a eso una docena de personas hablando a la vez, los comentarios cortantes de la abuela, y dos hombres perdidos tratando de ponerse del lado de todos a la vez, y la cena era... tensa, por decir algo.
—¡Atención! —gritó Jack con entusiasmo, parado en la cabecera de la mesa con Allan en su mano izquierda. Se veían increíblemente parecidos: grandes y joviales. —¡Es hora del brindis!
Las conversaciones cesaron de inmediato, y todos giraron en sus sillas para mirarlo. Confundida, miré a la prima que estaba a mi lado, una chica de mi edad que había estado charlando conmigo la mayor parte de la cena, y finalmente comencé a prestarle atención.
—¿Qué pasa? —murmuré tan cordialmente como pude mientras todos llenaban sus copas de vino, exceptuando a los niños, por supuesto, que ya habían sido acostados. Ella se volvió hacia mí, sus ojos marrones brillaban de emoción.
—Oh, claro, ¡no lo sabías! —chirrió en respuesta, manteniendo la voz baja. Ella era una de las más agradables; en lugar de hacer una broma por mi ignorancia, continuó. —Es como la mayor tradición de nuestra familia. Nos sentamos alrededor de la mesa y brindamos por lo que estamos agradecidos, —dijo, pero Jack se levantó en ese momento. —¡Oh, mira! ¡Ya empieza!
Afortunadamente para mí, estaba sentada a una buena distancia de Jack. Necesitaba tiempo para pensar. No es que tuviera que pensar algo para decir, siempre había sido una de mis habilidades más fuertes, pero me di cuenta de que después de hablar, la persona tomaba un trago significativo de su copa. Y yo no haría eso.
—Estoy agradecida, —anunció la chica a mi lado con la sonrisa ingenua que corría en la familia Lexington. —De que estemos todos aquí otra vez, este año con caras nuevas que espero estén aquí para quedarse.
Dio un largo trago en medio de amplias sonrisas y se sentó. Mi turno. Alegría. Tomando una respiración profunda, como mi entrenador siempre me decía, "calma los nervios", me puse de pie sosteniendo suavemente mi vaso lleno, tratando de no parecer nerviosa.
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Hit me, Cupid
Teen Fiction| Historia publicada con Novacasa Editorial | En Denver High se dice que si pones tu nombre en el casillero 420, Cupido encontrará a tu pareja ideal. Y ahí es donde entra April Jones. April es alguien invisible para las personas y con pocos amigos...