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-¡Vamos Lauren! ¡Golpea en condiciones! ¡1...2...1...2!

Matt era entrenador de Lauren Jauregui desde hace 7 años, los mismos que llevaba la joven fuera de su casa. Matt era como su hermano, era su confidente, amigo y la persona que hizo de ella una bestia en el ring. Competía en peleas ilegales, le daba para vivir y en cuanto ganó algo de dinero y su nombre ya era conocido en ese mundillo, le ofrecieron participar en combates femeninos donde comenzó a ganar fama que le permitió tener mejores horarios y así poder estudiar, aunque donde ganaba dinero era en los combates ilegales, la gente apostaba grandes cantidades de dinero por ver como Lauren hacía su trabajo.

-Matt de verdad. No puedo más.- Decía mientras secaba su sudorosa cara con una toalla. Sus pulmones ardían.

-Dos minutos y seguimos. Quiero que el próximo sábado lo des todo. Nos jugamos un buen pellizco.- Dijo Matt con una gran sonrisa. Él siempre sacaba un porcentaje de beneficio y está vez no era menos.

- El próximo sábado tú y yo nos vamos a poner las botas... Creéme.

- No quiero distracciones.- Matt sujetó la cabeza de Lauren mientras la miraba fijamente a los ojos.- Nada de discusiones con peces gordos y malos rollos. La furia la desatas en el ring, con los guantes puestos.

-Que siiii.- Ellos dos sabían a lo que se referían. Jauregui en los últimos meses se había ausentado algo en el mundo de las peleas debido a su incapacidad de estar callada, lo que la llevó a tener problemas con gente de la que no conviene ser enemigo. Había estado meses ingresada por lesiones, conectada a miles de máquinas y con pesadillas por la noche. Aun así, no se arrepentía de nada, Matt siempre admiraba su valentía.

•••

- ¿Estás de broma? ¡Camila! Con esto no emborrachamos ni a dos personas. ¿De verdad sólo vas a comprar ese par de botellas? ¡¡No se cumplen 22 todos los días!!

-Normani, por esa regla de tres, tampoco se cumplen 25 ni 30 ni 50... Ya sabes que no soy mucho de fiestas.

-Mani tiene razón, esta es la primera vez que tienes la casa para ti sola y es una cifra importante. Además ¿Tú padre no te dio una tarjeta de crédito para emergencias? ¡¡¡¡Pues esta es una emergencia!!!!- Dinah era su otra amiga, la rubia junto Mani y Ally eran un grupo de cuatro chicas que llevaban juntas desde que eran unas niñas.

-Pero no quiero gastarme ese dinero en alcohol... Es peligroso, puede acabar mal.

-Mila tiene razón... Sus padres confían en ella.- Apoyó Ally, la más bajita del grupo y la que más pensaba en las consecuencias...porque las habría.

- La que faltaba... Ally, piensa esto como una misión, algo para ayudar a tu amiga.- Normani sabía cómo convencer.

-¿Misión?

-Ajá. Mira ¿Cuánto lleva Camila sin novio?

-Pues....- Ally se puso pensativa.

-¡¡¡OYE!!!- Era cierto que Camila no había tenido muchos novios, lo contrario a sus amigas. Siempre que había estado con un chico era por recomendación de su padre y al final el joven no compartía ningún tipo de gusto con la joven morena. Siempre le acababan haciendo daño y su padre poniéndose del lado del chico. Siempre.

- Es cierto Mila. Esta es tu oportunidad de conocer a chicos que valgan la pena. Además, ya he enviado los mensajes a todo el campus.- Dinah era insistente y lo había conseguido, o eso creía.

-Uf si que interesante, conocer a tíos borrachos ¡MI SUEÑO!- Dijo Camila exagerando sus movimientos.

-Bueno mujer... igual conoces a un chico igual de arbusto que tú.- El comentario de Dinah provocó las risas del resto, del resto excepto la propia Camila.

Strangers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora