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Brian se llevó a las chicas en coche, la fábrica de papel estaba a las afueras y por eso mismo tuvo que conducir durante un buen rato. Al llegar, el lugar estaba oscuro, parecía que no había nadie.

-Hemos llegado chicas.- Brian bajó del coche y se dispuso para abrir las puertas para que tanto su novia como sus amigas bajasen.

-¿Seguro que es aquí? Parece que no hay nadie.- Dijo Dinah después de abrazar el fuerte brazo de su novio.

-Tu misma lo has dicho. Parece. Pero ya veréis.

Camila no estaba muy convencida, tenía algo de miedo. Además le había dicho a sus padres que estaría en casa de Ally y no había nada que le diese más miedo que su padre enfadado.

Al llegar a la puerta principal de la fábrica, dos amigos del equipo de rugby de Brian nos esperaban, ellos nos guiarían.

-Chicas estos son Zac y David. Pase lo que pase no os separéis de ellos. Si las cosas se ponen difíciles ellos os sacarán y nos reuniremos en el coche.

-Joder Brian me estás asustando.- Comentó Normani.

-Jajajaja no os preocupéis. Sólo quiero avisaros. Con todo dicho ¡Ya podemos entrar!

Zac y David iban detrás de las chicas, lo que a Camila le producía un gran agobio, se sentía como cuando su padre le obligaba a ir con seguridad a hacer recados, se sentía presa.

Nada más abrir la gran puerta, los gritos de la multitud se pudieron escuchar, estaba lleno. Las altas paredes de la fábrica estaban decoradas por unos grandes carteles y se había construído un pequeño ring, iluminados por dos grandes focos. Parecía de película.

-¡¡¡ESTA NOCHE VA A SER ÉPICA Y VOSOTROS VAIS A SER PARTÍCIPES DE ELLA!!!! Un chico se subió al ring y con un megáfono consiguió alborotar a toda la multitud. Las chicas estaban entusiasmadas.- EN 5 MINUTOS CERRAMOS LAS APUESTAS.

El chico que sostenía el megáfono bajó del ring de boxeo hacía la multitud que lo esperaba abajo y comenzaron a circular montones de billetes, él con toda la normalidad del mundo los guardaba y apuntaba en una libreta las apuestas. Era increíble la organización que había, las chicas observaban todo con mucho detenimiento y finalmente a Dinah se le ocurrió la idea de apostar.

-¿Estás segura?- Le preguntó Ally.

-Solo por probar. Igual hasta gano algo de dinero.- Aplaudió con entusiasmo.

-¡Chicos! Vigilad a las chicas, acompañaré a Dinah a hacer su apuesta.- Brian pasó un brazo por los hombros de su rubia y después la guió para poder apostar. Tras unos minutos en los que las chicas se encargaban de no ser pisadas por la multitud, la pareja volvió sonriendo y con su apuesta en la mano.

-¿Qué apostasteis?- Preguntó impaciente Normani.

- Pues se ve que los que luchan tienen nombres artísticos, supongo que es para no meterse en líos. Tuve que elegir entre Rush y Libélula.

- ¿Libélula? ¿¡¿Qué mierda de nombre es ese para un luchador?!?- Camila soltó una risa irónica que fue cortada rápidamente por el comentario de la más bajita del grupo.

-¡Mila! No hables así... A mi me parece muy bonito, muy... poético.

- Si pero da la casualidad de que esto no es un certamen de poesía sino una pelea ilegal. - Apuntó la latina.

La gente comenzó a gritar y fue entonces, cuando el chico que hacía unos minutos apuntaba las apuestas, subió de nuevo a la zona de combate para presentar a los protagonistas de la noche.

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